Ningún pueblo merece vivir engañado todo el tiempo. Quienes así lo pretenden son simple escoria, basura social. El impacto desastroso en la estructura económica mexicana de los últimos meses ha sido provocado por las deficiencias y corrupciones de un equipo de llamados políticos negociadores que pusieron en jaque a la Nación. Por fortuna, pronto dejarán los cargos.
Son un grupito de facinerosos que ha destrozado nuevamente las bases de toda posible convivencia en paz y en libertad. Inflación y bajo nivel de adquisición y de vida son producto de las castas pripanistas que ya no merecen estar en ningún poder, al frente de cualquier responsabilidad. Son dañinos y contaminantes en grado sumo. Ya se van.
El encarecimiento brutal de productos alimenticios que la claque priísta de los negociadores locales importa, con moche$ incluidos para sus sectores dorados en la burocracia, es directamente responsabilidad de quienes no han tomado las medidas de promoción oportuna al sector agropecuario, por favorecer los subsidios a la industria ensambladora extranjera.
Y el daño no se localiza sólo en los productos básicos. La rapiña de los negociadores se expande al encarecimiento en cadena de todos los artículos manufacturados. Y peor, aún esperan tener la luz verde para continuar encareciendo las importaciones de combustible, gas y diesel. Son insaciables. Pero ya se van. Con la cola entre las patas.
Por igualas de millones de dólares, favorecieron a armadoras asiáticas
La devaluación del peso, el alza en los intereses monetarios, la inflación desatada por los aranceles impuestos por el demente Trump a los productores y exportadores de aceros y aluminios, son el resultado lógico de no haber previsto todas esas medidas unilaterales, por confiar en los arreglos del TLCAN con el yerno del loco anaranjado.
Pero, además, son el pretexto ideal para que los negociadores locales se ceben sobre nuestras apremiantes necesidades de subsistir. No hay un sólo renglón de la economía que no afecten en esa espiral enloquecida de embrutecimiento colectivo.
Son el resultado de habernos hecho confiar a ciegas en la palabra, tanto del desquiciado de Washington como en la habilidad negociadora de un grupito de neófitos ingenuos jefaturados por Luis Videgaray e Idelfonso Guajardo, que remataron precios de productos indispensables para favorecer a los ensambladores de autos estadunidenses…
… ¡y el colmo!, automotores asiáticos que, por igualas de millones de dólares mensuales a los burócratas y asesores eternos de la Secretaría de Economía, Serra Puche, Herminio Blanco e Ildefonso Guajardo arrendaron su honor y hasta los retratos de la abuela. El azúcar mexicano, la sal de Guerrero Negro y muchos otros productos de consumo popular fueron sacrificados por favorecer a las firmas extranjeras.
Pagamos todos por la molicie y la ambición los gobiernitos del PRIAN
La infamia de los aprendices de tecnócratas pripanistas se refleja hoy en un aumento desorbitado en los productos básicos, pues las empresas sin regulación oficial posible, arremeten directamente sobre los precios de artículos de consumo en todos los órdenes que finalmente compensan las pérdidas empresariales provocadas por ellos mismos.
No podemos vivir engañados. El daño ha sido hecho nuevamente. El precio del dólar está en las nubes, el encarecimiento y la inflación es de todos los días, el alza de intereses se dispara por encima de cualquier posibilidad productiva en el campo y la industria. Las posibilidades de más empleos y la conservación de los mismos se esfumaron con ellos. Pagamos todos por la molicie y la ambición desatada de nuestros gobiernitos del PRIAN.
Eso va a cambiar. Definitivamente.
Cacharpos y mandaderos de NY, resultado: sumisión hacia intereses ajenos
Pero los voceros oficiosos de los responsables y de sus padrinos aparecen de nuevo. Dicen que el próximo gobierno requiere de expertos hacendarios, igual que ellos para legitimarse ante los financieros de Nueva York. Que los únicos que pueden hacerlo son los que ya fracasaron en los mismos puestos de ese sector, en los regímenes salinistas, zedillistas, foxistas y calderonistas. ¡A otro perro con ese hueso!
Los puestos directivos de cualquier gobierno que se respete, ha anunciado ya López Obrador, serán confiados a nacionalistas mexicanos que piensen primero en las ventajas para el país, antes de confiar en cualquier pelafustán extranjero. En manos de quienes tengan la suficiente vergüenza para pensar primero en el desarrollo nacional y después en sus bolsillos. Pero no, para ciertos empresarios y sus socios en los gobiernitos del PRIAN, los nacionalistas mexicanos son incapaces. Ya demostrarán que no es así.
Ya vimos hasta el absurdo que el hecho de haber sido cacharpos y mandaderos en bufetes y en las casas de cambio y corredurías neoyorquinas, como Aspe Armella, Carstens, Gil Díaz, Meade, Videgaray, Lozoya, Ortiz Martínez y Levy, entre muchos otros, sólo garantiza una cadena de sumisión hacia intereses ajenos. Todos ellos han sido cortados con la misma tijera. Los mexicanos no merecemos eso.
Los negociadores locales de nuestra miseria beben del aliento de Trump
En el fondo, el desastre inflacionario y el encarecimiento de la vida nacional son por financiar las aventuras desquiciadas de Trump, por sostener con las monedas nacionales el precio del dólar, por caer en un jueguito sin sentido patriótico de ser los más agachados de su zona de influencia.
Así como suena.
Los actuales negociadores locales de nuestra miseria han bebido los alientos de los mismos extranjeros que siempre le han tenido asco a la idea de fortalecer las actividades agropecuarias, de lograr la autosuficiencia, de encadenar los procesos productivos primarios para con sus excedentes financiar un mecanismo industrial autónomo, tal como lo propone el candidato triunfador López Obrador.
Aquellos son los enemigos de la independencia, del autoabastecimiento nacional, de la defensa de la soberanía sobre los recursos naturales y del cuidado escrupuloso de la economía popular. Están confeccionados para la sumisión, para espantarlos con el petate del muerto de una pretendida fuerza del Imperio que cada día que pasa nada más manda sobre nosotros, los agachados de siempre.
Procónsules, testaferros y palafreneros de un modo de vida en quiebra
Son los enemigos natos del mercado interno, de la solidez monetaria, del cuidado de nuestras reservas, de la fuerza de los sectores productivos para florecer sin la complacencia y los moche$ que exigen cada vez con mayor codicia los mandarines de turno. Son parte de la misma base de la miseria nacional de más de cien millones de mexicanos.
Una casta de privilegiados que forman el grupito latinoamericano que se rinde sin miramientos a la explotación de las firmas extranjeras y a sus prestanombres mexicanos que se erigen en Consejos de Notables de hombres de negocios y que todavía exigen el respeto incondicional a sus estropicios.
Son la base del Imperio. Procónsules, testaferros y palafreneros de un modo de vida occidental en quiebra. Capataces de sus designios, capos de la droga, cómplices de asesinos seriales y colectivos que han ensangrentado la patria.
Serán enjuiciados por la conciencia colectiva que nació el 1o. de julio
Meros mandaderos de todos los designios. Capaces de llegar a donde sea con tal de no perder el privilegio de robar con impunidad, de asesinar con prebendas y con coros marciales de obedientes y parias uniformados con los colores nacionales, en mala hora.
Son los causantes del empobrecimiento nacional, de la página más horrorosa de la violencia histórica contra la población. Qué bueno que no tardan en ser enjuiciados por la conciencia colectiva que derivó del resultado electoral del primero de julio.
Hay que ser duro con ellos. ¡Hasta donde tope!
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Los teléfonos de la oficina de Carlos Urzúa, quien ha sido nombrado por Andrés Manuel López Obrador como secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a partir del primero de diciembre, tuvieron ayer desde temprano una actividad inusitada: atendió a analistas y especialistas de Wall Street a través de una conference call o conferencia telefónica. Urzúa reiteró que respetarán la autonomía del Banco de México (Banxico), que no se elevará la deuda y ni los impuestos. Refrendó el compromiso de austeridad que prometió el abanderado de la coalición Juntos Haremos Historia durante su campaña y que ratificó en sendos mensajes el domingo. Para ello dijo que se espera obtener ahorros equivalentes al 2% del producto interno bruto (PIB), se recortará el sueldo de los altos funcionarios y ya no habrá prestaciones de privilegio. También atendió, entre otros, a analistas de HSBC y del BBVA-Bancomer en otra conferencia telefónica. + + + Más adelante, en entrevista con los medios, Carlos Urzúa dijo que “hay que estudiar la situación de Pemex, incluyendo costos laborales excesivos, corrupción y calidad de inversiones.”. + + + Escribe un trabajador despedido de la empresa paraestatal Exportadora de Sal (ESSA) entregada por Idelfonso Guajardo a Mitsubishi en charola de plata –por los moche$, claro– ahora prácticamente en quiebra: ” Amigo buenos días. Me siento horrible, amigo. Por falta de un buen trabajo no pude curar a mi papá y murió por falta de buena atención médica. Mi madre aún enferma sin que la pueda atender. Mi hijo sin poder atenderlo de sus piecitos planos. Yo con problemas de tobillo y espalda, todos sin atención médica de calidad. Hoy amanecí ya sin familia por no haber tenido para atender sicológicamente por un tiempo de seis meses a un año de medicamento caro y la terapia. Ya se fue. Que mas querrá hacer conmigo este puto gobierno de mierda, amigo. Por eso te pregunto, amigo, como apoyamos a Andrés Manuel para que haga el cambio. O que nos maten a todos, pero si llevarnos por delante los que tanto daño han hecho a todos los trabajadores. Los de a pie. Los que no hemos hecho nada para merecer una vida así. Dime tu amigo.” Esas son las tragedias individuales que hay que remediar. + + + Breve y contundente, desde Torreón don Miguel Ramírez envía el reporte del clima político: “¡Por fin!, después de tantas décadas de tormentas y nubarrones, el cielo en México empieza a clarear.”
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