La Fiscalía General de la República y su misión constitucional de investigar a la narco-política se han hecho eco del cambio y de la política que pregona la Cuarta Transformación de la Nación. Antes los delincuentes, además del riesgo de terminar en la cárcel, afrontaban la situación “horrible” de ser investigados por honorables guardianes de la ley. La sociedad y el Poder Ejecutivo Federal se pronunciaban en contra de ellos. Se les declaraba delincuentes, narcotraficantes, infractores de la ley. Perdían su libertad y sus gananciales. En el México de hoy, nada de ello acontece, gracias a la errónea política de Andrés Manuel López Obrador. Burla a la Nación.
La política de “abrazos y besos a la delincuencia”, hoy les concede protección y derechos. Unas veces hasta son propuestos por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) para ocupar sitiales de elección popular (más impunidad por el fuero que pretenden). En ocasiones hasta hacen campaña electoral. El pueblo les aplaude por su cara de honestidad. Pobre México.
Pero esas impunidades y políticas de complacencias y protecciones deben de concluir bien pronto, la abogacía independiente de la República tiene la obligación de exigirlo a los próximos gobernantes. El pueblo ya no soporta más delincuencia, más extorsiones, más cobros de piso, más homicidios, más robos, más desapariciones forzadas, más protección, más corrupciones, más vilezas, más maldades, más chingaderas. Nuestra Patria ya no las soporta.
La alternativa para evitar ello, es aplicar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y/o el Código Penal Federal, así como la renuncia o destitución de un corrupto e ignorante Fiscal General de la República.
Existe una característica común en esos delincuentes, todos ellos cometen delitos, al igual que los cometen aquellos que por omisión en el cumplimiento de su deber los protegen y no solo ello, también cobran por esa ayuda y obtienen grandes ganancias; que todos sabemos dónde van a parar. Dinero negro para obtener el sufragio.
México ya está harto de ello. Es más, es tanto su enojo que ya no guarda silencio. El pueblo no renuncia a la denuncia y algo más, ni perdona, ni besa a la delincuencia. La virilidad no la somete a caprichos de la gobernanza.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.