Norma Meraz
Menudo problema enfrenta ahora el Partido Revolucionario Institucional: su dirigente nacional no se quiere ir, aunque sus afiliados se lo exigen.
Luego de aventar al PRI por la borda en las recientes elecciones estatales, con excepción de Durango donde los norteños se fajaron los pantalones, el presidente del
CEN, Alejandro Moreno Cárdenas, “ Alito”, desterrado y aborrecido por los militantes tricolores, se aferra al puesto y dice: no me voy, no me voy y no me voy.
Nadie lo quiere como cabeza del partido pues desde que llegó al cargo se ha empeñado en cavar la tumba de ese Instituto Político que, durante siete décadas, millones de mexicanos participaron y siguen militando aún con orgullo de pertenencia, a pesar de cargar a sus espaldas con la pesada loza de la corrupción , en especial la del periodo presidencial de Enrique Peña Nieto.
Este joven Peña Nieto -muñeco de aparador, que ganó la elección para Presidente de la República en el 2012, gracias al voto mayoritario de las mujeres; con escaso talento para gobernar, se rodeó de personajes hambrientos de poder y dinero, llegó a pagar cifras millonarias de dólares a Televisa, para que buscaran la mejor “ artístilla”, que casara con el viudo chulo y escenificar durante seis años, una telenovela que se titulara “La Familia Perfecta”.
Como nunca, un Presidente priísta de México había hecho alarde de gastar tanto dinero de las arcas nacionales es pos de la construcción de una imagen personal como estadista de primer mundo.
Hizo del golf, su pasatiempo favorito aun cuando jamás jugó ni a las canicas en los campos pedregosos y magueyeros de Atlacomulco, tierra de sus ancestros.
Su aspiración a figurar entre las élites que pasan seis horas en el campo, ataviados meticulosamente para meter la pelotita en cada uno de los 18 hoyos distribuidos en el pasto verde “manicurado”, lo llevó a pedir prestada a su tío Arturo Montiel su casa ubicada en Ixtapan de la Sal –casa valuada en 6 millones de dólares–, para aterrizar cada fin de semana en helicóptero y tomar las clases necesarias para aprender a disfrutar de esos placeres que la vida de ofrecían.
En poco tiempo, Enrique Peña, se hizo de una residencia palaciega en esos terrenos del Campo de Golf en Ixtapan de la Sal.
Este “personaje” se fue con los bolsillos repletos de divisas a vivir a la Madre Patria, donde adquirió una residencia acorde a sus nuevas aspiraciones que son de rico inversionista en España y así , obtener una visa dorada –que ya le otorgó el gobierno ibérico– que le permite dispendiar lo que nunca tuvo, además de poder dormir con la “conciencia tranquila”, habiendo firmado un “Pacto de Impunidad“ mediante el cual, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no lo tocará ni con el pétalo de una flor.
Peña Nieto y sus colaboradores más cercanos gozan de cabal salud: Luis Enrique Miranda y Luis Videgaray, por mencionar solo dos, además de su tío Arturo Montiel Rojas al que también cubre este manto de impunidad, pues cuando gobernó y después , recibió ostentosos obsequios en España, por parte de la empresa OHL, como una envidiable residencia en el exquisito fraccionamiento de Soto Grande, en Málaga, y departamentos en La Gran Vía, en Madrid, a cambio de jugosos contratos carreteros en el Edomex.
Mientras tanto el que suda helado es el actual gobernador Alfredito del Mazo Maza, a quien Morena “le tomo la plaza“ con cientos de acarreados que vitoreaban a los tres precandidatos presidenciales de López Obrador: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Augusto Adán López mismos que tomaron el micrófono y pronunciaron sendos discursos y arengas que sonaban como música para los oídos de su padrino López Obrador.
El Edomex ha sido una entidad gobernada tradicionalmente por el PRI, con una clase política muy compacta.
Aunque hay quien todavía llama “Grupo Atlacomulco a un cierto número de exgobernadores no todos oriundos de esa tierra, pues ese lugar fue más bien “un cruce de caminos” en el que coincidieron personajes que conformaron en realidad, una cofradía dedicada a gobernar a hacer dinero.
Ni Don Isidro Fabela nació en Atlacomulco, ni Carlos Hank González, ni Alfredo del Mazo González, ni Cesar Camacho, ni Emilio Chuayffet, ni Alfredo Baranda, ni Mario Ramón Beteta, ni Jorge Jiménez Cantú, ni Ignacio Pichardo Pagaza, ni Eruviel Ávila, ni Alfredito del Mazo Maza.
Sin embargo, el espíritu de los fundadores se pasea por ahí, y los subsecuentes se cobijan con el manto de aquellos que idearon mantenerse unidos “por el bien de su Estado”.
En la arena en la que hoy se desgreñan los priistas existe sin duda una idea que los unifica: sacar del PRI –de por sí hecho trizas — al tal “ Alito”, pero este se aferra al faldón tricolor pues quiere quedarse hasta llegado elemento lanzarse a la candidatura presidencial en el 2023 y grita: ¡no me voy, no me voy y no me voy!
Finalmente, si la investigación a la que se encuentra sujeto el ex gobernador de Campeche, hoy diputado federal y presidente del tricolor toma curso y este no se separa de la curul y del CEN del PRI voluntariamente, el gobierno del Presidente López Obrador no sólo aniquilará al dirigente priísta sino que devastaría al Instituto político ¡y de paso a la Coalición PRI, PAN, PRD!
¡Un desastre político de grandes consecuencias!
¡Digamos la Verdad!