Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
Increíblemente, ninguna cabeza ha rodado en el gobierno de Veracruz tras la sucesión de hechos de violencia evidenciados y exponenciados, además, por la monumental incapacidad de quienes tienen en sus manos la responsabilidad de la conducción de la entidad.
La desaparición de Viridiana Moreno en Ciudad Cardel y la noticia del supuesto hallazgo de sus restos –que la familia no ha aceptado hasta tener certeza absoluta de que corresponden con su ADN- luego de que el mismísimo gobernador declarase que estaba “resguardada” –declaración textual de la que existe el video, aunque pretendan ahora acusar a los medios de “tergiversar”- se suma a la inacabable lista de desatinos, pifias y torpezas de un gobierno que no tiene idea ni interés por atender lo que es verdaderamente importante, que se la pasa distraído en la grilla –interna y externa- y que por esa razón tiene a Veracruz sumido en una de las peores crisis de seguridad y de gobernabilidad de su historia. Sin exagerar un ápice.
¿O de qué gobernabilidad pueden presumir cuando hay desapariciones, asesinatos, secuestros, ejecuciones sumarias, feminicidios y violencia todos los días de norte a sur de la entidad?
Ya no hay excusa que valga o cliché al que puedan recurrir para deslindarse. Veracruz se ha convertido en territorio franco para la delincuencia, cuando no es la misma autoridad parte de los grupos de criminales. A plena luz del día pueden secuestrar a una mujer que va en busca de un empleo y la autoridad especular –o abiertamente mentir, o todo junto- sobre su paradero y su integridad, con tal de evadir sus omisiones, de intentar esconder su incompetencia y de “escurrir el bulto” para evitar el costo político inherente a su desastrosa manera de gobernar.
El gobierno está podrido desde la cabeza. Es inadmisible que en medio de una emergencia nacional de violencia contra las mujeres, siendo Veracruz una de las entidades con las peores cifras y con un caso de desaparición encima en el que los familiares reclamaban airada y legítimamente respuestas de la autoridad, Cuitláhuac García Jiménez haya campechanamente dejado botado su trabajo –que es 24/7 los 365 días del año, no hay días inhábiles para los gobernantes- para irse a hacer campaña no por el candidato de Morena a gobernador de Tamaulipas, sino aún peor, por otra funcionaria igual de inescrupulosa y negligente como Claudia Sheinbaum, quien desviando recursos públicos va en una loca carrera por una candidatura presidencial a costa de lo mismo: la seguridad y el bienestar de sus gobernados.
El caso de Viridiana Moreno representa un punto de quiebre no solo para Cuitláhuac García, sino para la fiscal Verónica Hernández Giadáns, quien nunca debió ocupar ese cargo, al que llegó y no hay que olvidarlo, de manera ilegal, mediante una acción pandilleril perpetrada por la bancada de Morena en el Congreso local. Lo que de origen es fraudulento no puede ofrecer resultados que no sean en ese mismo sentido.
Hoy la procuración de justicia está hecha trizas. Se inventan cargos y delitos para someter a los adversarios políticos y a la población, que está expuesta a que en cualquier momento un gorila con placa detenga y meta a la cárcel a alguien acusado de ilícitos que no cometió. Mientras los verdaderos delincuentes, los estafadores, los secuestradores, los tratantes de personas, los feminicidas, son los amos de las calles, ante la abulia de un gobierno ausente, indolente, incapaz, mentiroso y vil.
Veracruz no aguanta más este brutal vacío de autoridad. Ya quedó claro que no pueden. Que se larguen de una buena vez.
Lastre
Otro que ya debería estar haciendo sus maletas es el ¿dirigente? nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, cuyas enormes cola y lengua lo han convertido en el principal lastre de una alianza opositora que se encamina al abismo, para beneplácito de los destructores del país.
Si Moreno Cárdenas cree que a los periodistas hay que “matarlos de hambre”, finalmente él caerá como se silencia a los perros: a periodicazos en el hocico.
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