Luis Farías Mackey
Su necesitada necedad de monopolizar el espectro comunicacional ofende a millones de mexicanos siniestrados a lo largo y ancho del hogar nación. Primero, con unos gobernadores que sólo salen a filmarse, pero no resuelven porque no tienen cómo ni con qué, ni pudieran de tenerlo.
Luego con visitas de la presidente que, explotando el drama existencial, busca prolongar sus giras triunfalistas sin necesidad de acarreados -para ello le sobran hoy desesperados- sin llevarles más nada más que fotógrafos y ujieres de Palacio. Y no podía faltar Clarita performando ayuda mecanizada desde el Zócalo de sus peores derrotas.
Todos ostentando el papel de sujetos y ocupando el centro de la imagen y la cobertura comunicacional sobre crisis individuales, comunitarias, económicas y ambientalistas en impúdico medro político y simular que gobiernan y resuelven, cuando ni a escuchar están dispuestos.
Carecen de la catadura y posibilidades. Se gastaron ayer el futuro que, hoy presente, no pueden, ni saben, ni quieren enfrentar.
Origen es destino y el suyo es La Chingada.