Claudia Rodríguez
Luego del tsunami de la votación federal para Andrés López Obrador y el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), destronando al priismo nacional a partir del primero de diciembre, del Ejecutivo federal y de la mayoría en el Legislativo; Sofía Castro, hija de Angélica Rivera, agradeció vía Twitter al esposo de su madre con una imagen de ella y el receptor del mensaje junto con la frase: “Gracias por tanto Presidente @Epn, gracias por tu amor y tu entrega a México, por poner a nuestro país muy en alto”.
Contrario al amor y agradecimiento que la actriz Sofía le profesa al señor presidente de México: quienes también ya le hicieron patente lo que piensan de este estrepitoso desastre electoral mediante una carta pública, fueron los integrantes la corriente priista conocida como Democracia Interna, que lidera el ex gobernador Ulises Ruiz de Oaxaca.
Este grupo ya increpa lo que otros tantos priista no se atreven, ni lo harán.
Democracia Interna culpa a Peña de la debacle del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero sobre todo, de las imposiciones unilaterales o cupulares al interior del instituto político que le han hecho a la vez, tanto daño.
Puntuales señalan que el presidente Peña Nieto y sus funcionarios de primer nivel en el Gobierno, sobre todo quienes han estado encargados del combate a la inseguridad, a la pobreza y quienes cometieron actos de corrupción o quienes se debieron dedicar a erradicarla, son responsables en gran medida del resultado electoral; además de exigir que así se asuma para que no pretendan influir en la reconstrucción del PRI, ya que no tienen cabida en la reconstrucción.
Es por ese mismo diagnóstico, que muchos mexicanos les endosamos a este grupo gobernante, la ausencia de mando y conducción en muchos ámbitos de la sociedad. Abandonaron a México y sus funciones administrativas y de gobierno, sobre todo la finalidad de proporcionar la paz, la seguridad y el orden social.
Ahora tienen una última tarea y es la entrega de todas las instancias de la Administración Pública central, en primerísima instancia; porque se les acabó la fiesta a los priistas del primerísimo círculo, y apenas les empieza la cruda que seguro será larga, muuuy prolongada.
Será todo un suceso ver al hasta ahora grupo hegemónico del Revolucionario Institucional, como minoría política, lo que nunca había ocurrido desde el México de 1929.
Ahora sólo les queda a estos funcionarios públicos y legisladores que se sentían intocables pero rebasados abrumadoramente en las urnas por millones y millones de mexicanos, irse despacito, sin hacer mayor aspaviento aunque a algunos les pesará sus actos de corrupción e impunidad.
Aquí se agradece al mandatario federal de acuerdo a los asientos que dio en la feria, y muchos, ni siquiera alcanzaron entrada.
Acta Divina… “Llegó la hora de volver a ser un verdadero partido político, de militantes y simpatizantes, en el que sean ellos, y sólo ellos, quienes decidan en adelante, mediante elección directa, dirigencias y candidaturas en todos los niveles, un Partido que se comprometa con la sociedad abanderando sus demandas más sentidas y proponiendo respuestas viables a esas demandas, un PRI que promueva la democracia y que ponga ejemplo a la ciudadanía ejerciéndola plenamente a su interior, vigilante y crítico siempre del actuar de los gobernantes, de los servidores públicos y de los legisladores, tanto los surgidos del propio partido como los emanados de otras fuerzas”, manifiesta Democracia Interna del PRI.
Para advertir… Fueron los comandados por Ulises Ruiz, que en marzo de este año solicitaron a José Antonio Meade, el candidato priista, no insistir en que se ubicaba en el segundo lugar de las preferencias de los electores, pero apenas en junio, volvieron a respaldar al candidato de Peña.
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