Como se han venido desarrollando los acontecimientos y ante el aluvión de críticas y dicterios injustificados y alevosos para el próximo régimen, lleva a pensar que quizá lo que querían era repetirnos la dosis. El caso español de los últimos meses es realmente ejemplificativo de lo que hubiera pasado en México de haber triunfado la derecha anexionista.
España fue dividida por el dictador gallego en dos bandos cuya reconciliación aún es francamente imposible. Por un lado, monárquicos y absolutistas y, por otro, republicanos y librepensadores. Entre los primeros, anchas franjas de franquistas y borbonistas de toda laya. Entre los segundos, una gran variedad de izquierdas y de frentes autonomistas.
La separación se mide por mitades. Es el resultado de una larga noche de opresión y sangre, que no ha podido ser juzgada adecuadamente, gracias a que en medio se encuentran los grandes intereses transnacionales del viejo régimen y de las nuevas industrias con tecnologías de punta que florecieron destacadamente por el apoyo de capital fresco extranjero… y el del lavado de dinero proveniente del tráfico de enervantes.
El lavado de dinero cambió el rostro de la política
Allá sí llegaron a saber para que servían los recursos procedentes del narcotráfico, mientras aquí la industria del trasiego dominó nuestro país a base de hacerse cargo de actividades indispensables que no cumplía el Estado: dar empleos básicos, manejar el comercio, lavar los grandes flujos en la industria, el campo y los servicios.
Todo el dinero circulante, o casi todo, excepto los excedentes presupuestales que no se embolsaron los próceres locales del toluquismo, procedió durante dieciocho largos años de pripanismo de las actividades delincuenciales, no sólo con la complacencia de los fruncionarios de esa estofa , sino también en medio de su inacción, pues nunca supieron ni cómo se llamaban.
Ante una sociedad dividida, pusieron las nuevas reglas.
En España, la gente esperaba al fin de la dictadura que llegara Juan de Borbón, el catalán que descendía directamente del último rey, Alfonso XIII. Era un hombre popular, bien recibido en todas las regiones y sectores. Por envidia, Franco le hizo declinar vergonzosamente delante de él, en favor de Juan Carlos, su hijo, a quien el dictador había formado a su modo.
Juan Carlos, investido a la muerte del Caudillo gallego, se entregó a los intereses de los dueños de los partidos Popular y Obrero Español. Fueron célebres los negocios que se hicieron en materia de infraestructura de relumbrón, obras faraónicas inservibles hasta la fecha y trastupijes financieros de todo tipo.
El caldo de cultivo estaba listo para que los grandes tiburones neoyorquinos, amos y señores del trasiego y de las actividades productivas mexicanas, a través de El Chapo Guzmán, enseñaran las fauces e hicieran una operación que ha marcado el presente y el futuro de la península ibérica. Ante una sociedad dividida, pusieron las nuevas reglas.
El blanqueo de capitales, tras el éxito económico catalán
Hace una docena de años, el célebre pandillero sinaloense fue el ejecutor de la comedia. En la paradisíaca Playa del Carmen, Quintana Roo, se estableció el compromiso: Jordi Pujol, exalcalde histórico de Barcelona, recibiría del de Badiraguato 44 mil millones de euros para ser lavados en la puerta de Europa.
Jordi Pujol, un fenicio natural, hizo lo propio. Se convirtió de la noche a la mañana en el mecenas de las inversiones catalanas en tecnologías de punta, insertando a Cataluña en los primeros rankings del mercado internacional y del comercio de productos de alta tecnología, en todos los ramos. Se convirtió en el factótum.
Una simple operación de lavado de dinero en grandes cantidades, en sumas estratosféricas cambió el rostro de la política y de la geografía española. Se acabaron los dolores de cabeza con los contrabandistas gallegos de la coca colombiana, hábiles marineros y pescadores que regaron el producto sudamericano por el Continente.
Las historias de Sito Miñanco, relatadas magistralmente por Carretero, llegaron a su fin. España ya no estaba para la regiduría de narquillos gallegos que habían puesto a La Coruña de cabeza. La justicia española fue implacable con los caporales de poca monta que quisieron intervenir en ese mercado.
El caso Jordi Pujol – Chapo Guzmán, ejemplificativo
España estaba llamada a cosas más grandes. La intervención de El Chapo Guzmán y de Jordi Pujol fue realmente trascendental para el futuro y para la composición política de la llamada madre patria. Cuando la Audiencia Nacional y el Tribunal Constitucional español quisieron echarle el guante a Pujol, éste ya los había rebasado.
Estaba protegido por intereses superiores a los del rey y el Parlamento ibérico. Tenía además el apoyo del capital internacional que lo inmunizó a todo tipo de justicia local. Pujol era el rey de la autonomía catalana, de la Generalitat y del Parliament. Ha manejado a su antojo un asunto secesionista que fue escalado por los inoperantes gallegos y madrileños al servicio de la dinastía borbona.
Sus ayudantes Mass y Pudgemont tenían la mesa puesta para declarar la separación territorial y política, un conflicto que apenas empieza, si se observan las manifestaciones de repudio a la monarquía que se suscitan al aviso de la visita de la monarquía a su patria chica. Han podido contaminar a otras autonomías. Parece que el Rey sólo puede pararse en Castilla, Galicia y Asturias. Hasta ahí.
La guerra no es buena para los negocios de nadie
Usted y un servidor hemos platicado sobre la última entrevista que sostuvieron en el restaurante “La Mamma Superiora”, un comedero italiano clásico de la capital catalana, el perseguido Pujol y Mariano Rajoy, enviado por Felipe VI a esa negociación. El diario español El Mundo lo relató con lujo de detalles.
“Usted y yo somos iguales, hombres de negocios, por lo que debemos resolver este asunto de forma razonable. Tengo debilidad por los catalanes y los malcrío. Hablan cuando deberían escuchar. Quieren su propio territorio, dijo el ‘molt honorable’ Pujol a Rajoy… el dinero no es problema, tengo interés en saber cuál es el precio de España… tengo unos ahorrillos…
… España hizo mi fortuna. Creo en ella. Pero en estos momentos una guerra no sería buena para los negocios de nadie… mis amigos se crean enemigos y yo los convierto en mis enemigos, y les temen… en fin, espero su llamada, que su gente llame a mi gente y se cierren los detalles de la compra”, le habría dicho a Rajoy antes de despedirse ambos con un abrazo y un beso en las mejillas.
Todavía no se sabe cuál fue el precio monetario, de impunidad o de influencia que finalmente acordaron. Lo que es un hecho público y notorio, es que la justicia española se detuvo, el problema catalán no fue resuelto, y al Rey le cuesta pisar esa tierra, sin recibir el repudio necesario. El ejemplo de este sucedido es muy atinado para saber lo que nos esperaba en México.
La mesa servida para que cualquier narquillo se hiciera del poder
Si el poder del narcotráfico, que se ha posesionado de casi todas las actividades económicas y financieras de este país es de suyo avasallante, imagínese usted lo que estaríamos viviendo en este momento de no haber arrasado la opción de Morena el primero de julio pasado.
De haber triunfado en las elecciones del primero de julio cualquier candidato del entreguismo galopante, llámese Ricardo Anaya o José Antonio Meade, íbamos hacia allá a velocidad turbo. Posiblemente de ese imposible se derivan los ataques y las neurosis de los textoservidores y loritos televisivos y radiofónicos que se asombran de la respuesta electoral del voto masivo, parejo, en favor de todos los candidatos de Morena.
La mesa estaba servida para que cualquier narquillo de medio pelo se hiciera del poder real, a través de un mandatario blandengue, con todas las repercusiones que esto hubiera tenido en la geografía y en la composición política de un pueblo de por sí tan saqueado como el nuestro. Los trailers o cortos ya los habíamos visto, en sepia, blanco y negro y hasta en technicolor, en todas las pantallas de la patria. O sea, no hubiera sido la primera vez.
¿Usted, estimado lector, lo hubiera querido?
Índice Flamígero: La bancarrota del país es real. Son pamplinas las cuentas de la lechera que presumen los hacendarios del peñato. La bancarrota es de la sociedad, exprimida por altos impuestos y tarifas arbitrarias –ahí está el caso del reciente aumento a los peajes carreteros–, con salarios semejantes al del peón acasillado de finales del XIX y principios del XX, en la carencia de servicios de salud elementales, en el hambre de muchos más millones de los que dicen las maquilladas cifras oficiales… Nos queda la esperanza de que todo ello pueda ser resuelto ahora que se vaya hasta el último de los pripanistas. + + + Este martes 18 de septiembre a las seis de la tarde, dése una vuelta por Francisco Y. Madero No. 1 en San Ángel, CDMX, sitio en donde se ubican las instalaciones del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). En ese lugar, el historiador don Rodolfo Villarreal Ríos ofrecerá una charla sobre un tema que usted, sin duda, conoce, “Las Conferencias de Bucareli.” ¿Pero qué tal si lo que nos han narrado no se apega a lo acontecido hace 95 años?, pregunta el conferencista.
www.indicepolitico.com // indicepolitico@gmail.com // @IndicePolitico // @pacorodriguez