Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George
La población mexicana se encuentra demasiado polarizada y enfrentada por la existencia de una enorme mayoría de habitantes que no tienen acceso al alimento y una minoría que gana en un sólo día lo que cualquiera de aquéllos no gana en un solo año, si acaso le va bien. Es un abismo de desigualdad e inequidad que está transformando el entorno.
Es un asunto grave de seguridad nacional. Si el capital y la acumulación de los privilegiados continúa reproduciéndose sobre la base de la exclusión y la muerte estará arrojando en idéntica proporción una masa inerme y latente de indefensos sociales cuya dimensión y conformación nadie puede alcanzar a describir. Alguien tiene que poner un freno.
La era de la miseria rampante está aquí. Provocada por la injusta distribución del ingreso. Confirmada por la irreductible realidad que sólo produce un millón trescientos mil acomodados, frente a una gigantesca masa de desheredados que no han encontrado su lugar en el mundo.
Con un rencor y resabios sociales acumulado en etapas de clara represión, acallado por los establecimientos burocráticos que sólo han servido de plataforma de lanzamiento hacia un mundo desconocido. La conformación del “enemigo” de ellos es hoy muy difícil de desentrañar, toda vez que en el pasado, los privilegiados sólo lucharon contra las masas trabajadoras. Hoy es diferente. El adversario miserable ha mutado.
El poder perturbador que puede ejercer sobre la sociedad la presión de enormes talentos desplazados del mercado del empleo por mecanismos y grupos de políticos sin capacidad de respuesta social es demasiado superior y eficaz al de las etapas anteriores. Aunque los gobernantes quieran atribuirlo a “los que se resisten a aplaudir la llegada del capital extranjero “.
Los nuevos adversarios están egresando cada vez más de la población que antes formó parte de las clases medias – hasta su casi y segura extinción – con una capacidad de información nunca antes vista por “los de enfrente”. Una masa de desarraigados con acceso a medios de comunicación muy sofisticados, mayor conocimiento del entorno y de las prácticas abusivas que se emplearon para marginarlos.
El abismo de la desigualdad ha provocado un nuevo lenguaje, una ideología de los desposeídos ilustrados que vertebran un discurso adecuado para enfrentarse al mundo que los confino. Forman una nueva clase, son parte de sectores sociales que forman frente contra la corrupción y el proceso de degradación social.
El desplazamiento y el abuso político forman las dos tenazas de la pinza que atizan con inusitado brío la explosión social de quienes en esa condición han tomado el camino de la violencia como una respuesta a la desesperanza, al abandono, a la solución final de quienes tienen el poder político y económico que los ha destruido.
Y sí. El gran abismo de la desigualdad está produciendo especies, clases o sectores sociales que aún no encuentran su discurso apropiado, que no han acabado de vertebrar una ideología
Hay mecanismos y conductas apropiadas que el pueblo puede darse, cuando la mayoría toma conciencia de su gran indefension.
Pero el problema está ahí, y hay quienes fingen que no lo ven, cuando son los primeros que deberían ponerse las pilas. Otra vez la culebra que se muerde la cola.