Como el burro que inconscientemente le da vuelta a la noria, el sistema político mexicano no sabe en qué operar, cómo entretenerse con el juguetito. Como que las principales neuronas y afanes de los mandarines mexiquenses están en otro lado. Buscando cómo enriquecerse, no cómo ayudar al desarrollo democrático del país.
La costumbre de legislar en materia política cada tres años, en México, rompe todos los récords posibles. Desde hace casi treinta años, todos los partidos derrotados asumen la postura de encabezar iniciativas de reformas políticas para tratar de “maquillar al muerto”. Es todo un galimatías continental.
Y es que a cualquier taco le llaman cena. De cualquier gancho se cuelgan. Un nuevo párrafo, una adición, puntuaciones gramaticales y todo pequeño añadido son tomados como un triunfo en la bancada ponente, con el argumento de que les responden a sus electores o toman la vanguardia de las ideas y las banderas de la democracia para abrir el sistema.
Todas estas jerigonzas políticas, sin paralelo en otros sistemas políticos, prosperan en mayor medida, si la composición del gobierno en el poder está tocada por la confianza y la credibilidad, si surgió de comicios con serias impugnaciones electorales o, simplemente, si no tiene la capacidad operativa para hacer valer criterio de gobernabilidad alguno, frente a quienes lo deturpan.
Si se dan esas condiciones, lo más seguro es que cualquier propuesta de los opositores, aunque carezca de la fuerza o la entidad moral de quien la abandere, será bautizada por los locutores y comentaristas oficiales como un gran avance, y como algo que viene a revolucionar el estado de cosas. Sólo para eso están.
Y será adoptada, desde luego, como una “reforma política” que hacía falta en el panorama deliberativo, aunque todos sepan que, en el fondo, sólo sea la muletilla que sirva a cualquier dirigencia partidaria para prolongar y justificar su mandato y el cobro de los jugosos subsidios que reciben gracias a que son “entidades de interés público”.
Los Pluris y la Autodefensa
Al interior de la “Cámara de diputadas y diputados” –los chiquitos mexiquenses dixit— ya todos se arrebatan la vocería del contenido de esa nueva argamasa, de ese indigerible mazacote que tendremos que deglutir en el próximo período de sesiones. Hay en él temas que no tienen desperdicio para causar la risotada general, así como algunos que no merecen balbucearse por la falta de autoridad moral de sus promotores.
La propuesta de eliminar a los diputados de representación proporcional, los llamados “pluris”, que por lo general se conceden a ninis que se pasan la vida formando las burbujas de las directivas camerales y orientando sus afanes , será defendida precisamente por éstos, en un afán de desconocer su origen e identidad.
Ninguno de los arrebatados defensores de esta modificación ha sido electo diputado por votación en ánforas electorales. Todos han sido producto de dedazos de su partido y de la benignidad de la alta burocracia hacia sus personitas. Empezando por el llamado líder de la bancada de la menor mayoría, el inefable César Camacho Quiroz, que ha sido derrotado hasta en su distrito de nacimiento. ¡Por algo será!
Y la (in)comunicación política
Quieren recuperar tiempos oficiales para la propaganda política sin reparar en que los caprichos de la señora Marta, esposa del alto vacío que fingía como Presidente, el lenguaraz Vicente Fox, expidió el “decretazo” del 2002 que concedió a Televisa esas prerrogativas gubernamentales de antaño, sólo a cambio expreso de rendir culto al ridículo mandatario.
¿Son las diputadas y diputados quienes quieren enfrentarse a Televisa o son portavoces del berrinche de Peña Nieto para cobrarse los agravios de la conspiración intrafamiliar que tienen tiempo urdiendo en ese monopolio favorecido para acelerar su salida, contando con el apoyo de la parte más frágil del interior de Los Pinos?
Y vueltas y vueltas y…
Jugando al aprendiz de brujo, algunos próceres panistas adelantan que pelearán por conseguir las modificaciones constitucionales para lograr sea llevada al papel la segunda vuelta electoral, donde lo único que estará en juego será la capacidad camaleónica de los partidos para cambiar de chaqueta a la primera oportunidad, sin algún remilgo a las ideologías.
Todos están de acuerdo en que se reglamente el uso de los spots políticos, que sólo se utilicen en tiempos de campaña y por los candidatos ya investidos. El propósito tiene un destinatario definido. Pues efectivamente, todos los dirigentes partidistas los usan, menos aquéllos que estén impedidos estructuralmente por las falanges y tendones de algún poderoso dedo índice.
¿Contra el lavado de dinero?
Además, los indómitos congresistas pretenden extender la cobertura de la citada reforma política, a los espinosos temas de la transparencia y la rendición de cuentas, verdaderos monstruos que no han podido concretarse desde hace tres años. No es que quieran o puedan lograrlo, superando los famosos decálogos presidenciales del año pasado. En el fondo sólo son posturas políticas pour épater la burgeoise.
¿Cómo van a hacerle los “padres de la patria” para impedir que el dinero privado –de caciques, empresarios, trasegadores de toda laya y posición de tiro– llegue a las arcas de los partidos y a los bolsillos de los ungidos, si todos llegaron por las mismas razones, utilizando la misma metodología de acceso a sus santos recintos?
Nada que nos importe
Después de haber aprobado por unanimidad en San Lázaro la desindexación del salario mínimo de todo obstáculo que refrene su crecimiento hasta alcanzar que cubra los mínimos laborales de supervivencia. Después de que los congresos estatales han dado su visto bueno a la medida, ahora las diputadas y los diputados tratan de salir del embrollo.
Haciéndole al aprendiz de brujo, se trenzan en declaraciones y discusiones bizantinas para saber qué van a hacer para adecuar una medida a todas luces de justicia social elemental. ¡Ya le están buscando uñas a las culebras para disminuir el propósito que motivó se legislara para beneficio de los mexicanos y del mercado interno!
Lo que importa a la sociedad, eso ni siquiera lo tocan.
Que el Senado emule a la CDMX
Acaba de descubrir el Senado que México ocupa el segundo lugar mundial, sólo atrás de Tailandia, en el tema de trata y tráfico internacional de personas, mayoritariamente de sexo femenino. Ya les urge que se legisle al respecto, aunque tratan de evitar por todos los medios el reconocimiento a la Ciudad de México en esta materia, donde se han registrado éxitos sin precedente.
Desde el 14 de marzo del 2014 está en vigor la Ley en el D.F. Por lo que se sabe, no sólo ha sido eficaz en el combate a esa infamia, sino cuenta con los fondos para apoyar y resarcir a las víctimas y se apega estrictamente a protocolos internacionales de actuación, a través de una Comisión Interinstitucional que apoya diversos ataques a derechos humanos y frena ataques de discriminación, violencia y maltrato familiar.
¿Para qué tantos brincos, estando el suelo tan parejo? No hace falta que el Senado continúe inflando su multimillonaria fila de asesores. Basta que se nutra y copie las medidas legislativas y programáticas que el Gobierno de la Ciudad de México adoptó, antes de que la llamada “Cámara Alta” de la Federación siquiera se diera cuenta del vacío.
La corrupción, intocada
No hace falta tanta sagacidad política, ni tener dos dedos de frente, ni abusar de perspicaz, para que los padres conscriptos se dieran cuenta que el verdadero fondo de las reformas que mascullan, no es otro que la lucha decidida contra la corrupción que nos arrasa.
Mientras no se sepa que ninguna ley es aplicable si no se apoya en la honradez, la cabalidad y el valor para aplicarla, estamos en el fondo del abismo. Si todos dejaran de pelear por sus exclusivos privilegios y los nefastos “moches”, éste sería desde hace mucho otro país.
Pero, ¿sólo con estos bueyes hay que arar?
¿De veras no hay de otros?
Índice Flamígero: En Quintana Roo existe una familia muy poderosa de apellido Joaquín que se ha caracterizado por su inclinación a la traición. Un poco de historia: Pedro Joaquín, ex gobernador del Estado, ex diputado federal, ex senador, ex “líder” del PRI y ahora secretario de Energía del peñato, quien es el jefe del clan –heredado de su padre, Nassim Joaquín–, desde tiempo atrás ha impulsado a sus parientes para traicionar al partido que les ha dado cobijo para hacer negocios al amparo del poder, además de puestos de elección popular; y cuando no satisfacen su ambición proceden a la ingratitud. Por ejemplo, cuando en octubre de 2004 su hermana Ady Cecilia Joaquín, al no alcanzar la nominación del PRI, se fue al PAN, partido que la llevo a la derrota en sus aspiraciones. Ahora su hermano Carlos Joaquín vocifera que si no le dan la candidatura al gobierno del Estado a él ya se lo ofrecieron tanto el PAN como el PRD y como la traición es la divisa de ésta familia seguramente así va a ser, solo falta esperar unos días. Todo lo anterior aconsejados por el jefe del clan, Pedro Joaquín Coldwell. + + +´ Son 37 las iniciativas de ley anticorrupción que están detenidas, congeladas, olvidadas o como quiera usted llamar al hecho de que las fracciones partidistas atoran su proceso legislativo; urge pero ya urge activarlas exige el diputado federal, de mayoría por la CDMX, Rafael Hernández Soriano. ¡Por eso estamos como estamos!
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–muchas leyes y mas leyes en el DF del tinlarin mancera, pero el trafico de drogas y criminiladad al tope, pero tapada la cloaca.