Redacción MX Político.- La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Compañía Nacional de Ópera, presentarán en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes una nueva producción de Orfeo y Eurídice, de Christoph Willibald Gluck. Después de 18 años de su última presentación en este recinto, vuelve uno de los títulos operísticos más relevantes del catálogo universal y la obra más significativa de su época.
Las funciones se llevarán a cabo los domingos 12 y 19 de marzo a las 17:00 horas, y martes 14 y jueves 16 de marzo a las 20:00 horas.
La importancia de Orfeo y Eurídice, con música de Gluck y libreto del poeta y diplomático Raniero di Calzabigi, consiste no solo en la valía musical y poética de la obra, sino, de manera capital, la revolución que, a partir de ésta, proponen sus autores para replantear lo que hasta entonces se conocía como ópera, a menos de un siglo de su invención como género artístico.
Esta reforma queda plasmada para la posteridad en la dedicatoria de Alceste, la siguiente ópera creada por ambos artistas, dedicada al gran duque de Toscana y al futuro emperador, Leopoldo II. Este prólogo a la obra deviene manifiesto y en él se inscribe el propósito de la música para servir al drama, alejado de otros propósitos e intereses que estaban afectando la expresión artística de la ópera y condenándola a su extinción. Un cometido que resume Gluck en “la bella simplicidad”.
Orfeo y Eurídice fue estrenada en el Burgtheater de Viena en 1762, en idioma italiano, con un éxito que la siguió por toda Europa. Gluck realizó en 1774 una versión modificada para su presentación en París, en idioma francés; la versión que será presentada en esta ocasión será la original en idioma italiano.
La ópera cuenta la historia del aedo Orfeo, famoso por el prodigio de su palabra de poeta y el sonido de la lira con la que acompañaba su voz, quien recién ha contraído nupcias con Eurídice. Ésta recibe la mordedura de una serpiente venenosa que le quita la vida. Apesadumbrado, Orfeo lamenta su suerte y la de su amada, cuando el dios Amor le concede la oportunidad inusitada de descender al mundo de los muertos para rescatar a su esposa. Para lograr entrar al inframundo y sortear todas las amenazas que lo resguardan, Orfeo deberá hacer uso de su canto y de su lira. La única condición es que no podrá dirigir su vista a su amada ni explicarle cosa alguna, hasta regresar a la vida.
El elenco de solistas está integrado por el contratenor uruguayo Leandro Marziotte, en el papel de Orfeo; Anabel de la Mora, soprano que encarna a Eurídice y, la también soprano, Mariana Ruvalcaba en el papel de Amor. Con ellos toman parte el Coro del Teatro de Bellas Artes, cuya preparación para este título ha estado a cargo del maestro Rodrigo Elorduy, la Orquesta del Teatro de Bellas Artes y el maestro Iván López Reynoso, a cargo de la dirección concertadora.
Para dar vida a esta obra se ha conjuntado un equipo creativo de primer orden, con Antonio Castro a la cabeza en la dirección escénica, Adrián Martínez Frausto como diseñador de escenografía, Víctor Zapatero en el diseño de iluminación, Ingrid SAC en la creación de vestuario, Cinthia Muñoz como responsable de maquillaje y peluquería, y Ruby Tagle en la coreografía y movimiento.
Participa también un cuerpo de actores-bailarines integrado por Fera Parra, Mariana Estrada, Virginia Amarillo, Yareni Bates, Ari Luque, Bernardo Kasis, Cristian Flores y Christopher Fragoso.
Para Antonio Castro, director escénico de esta producción, ha sido fundamental apegarse a los propósitos de los autores y poner en el centro de las intenciones “la fluidez del drama” y atender la forma en la que éste “resuena en la música”. Considera que la temática de “amor y muerte” que sostienen esta obra son temas cardinales en el ser humano, que hacen de esta una historia profundamente conmovedora. Igualmente, destaca la importancia de “establecer un diálogo entre la obra y el espectador de hoy”, razón por la cual la ha desprovisto de todos los detalles cortesanos, aún presente, no obstante los esfuerzos de Gluk, y la ha trasladado a una época contemporánea, manteniendo la esencia de la misma.
Leandro Marziotte, por su parte, considera importante el “debutar en un teatro emblemático en el mundo de la ópera, como es el Palacio de Bellas Artes”. En la creación del personaje de Orfeo hace alusión al equilibrio que debe estar presente entre la emocionalidad y la técnica, especialmente en personajes y obras como la que ahora encarnará, no obstante que la ha representado anteriormente en su carrera.
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