Claudia Rodríguez
Aunque en los últimos días pareciera que el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), es la única fuerza política activa en el país, la verdad es que hay más, y sobre todo los priistas que aún tienen tareas de alto nivel de Gobierno.
Se ha dicho que los integrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), ha manifestado trabajar de manera cordial con el próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Pero el mayor negrito en el arroz para todos los gobernadores que desde ahora no convalidaron el proyecto de MORENA y su coalición electoral a la Presidencia; ven con reticencia la figura de los delegados estatales propuestos por el aún presidente electo.
Sobre todo se resisten los gobernadores del Partido Revolucionario Institucional (PR); quienes señalan que el pacto federal no reconoce ninguna autoridad intermedia, por lo que los delegados provenientes del Poder Ejecutivo Federal en cada entidad de la Federación, no deberían sustituir a las autoridades que sean electos por la vía democrática, y mucho menos sus facultades y atribuciones.
Los priistas insisten en dialogar de manera directa con la figura del poder Supremo del Ejecutivo Federal y no con cualquier otra persona que lo represente.
Lo que a los priistas en verdad les interesa, es el recurso económico del que ahora no tendrán disposición discrecional. Sobre todo para los programas de corte asistencialista con los que hasta ahora más que otorgar beneficios reales, lo que se opera son programas de compra del voto a la fuerza política que entrega el recuso, con el factor agregado del sentimiento de necesidad real que se siembra entre los empadronados.
Los morenistas por su lado, señalan que no habrá poderes metaconstitucionales en la figura del delegado estatal, y que ellos trabajarán de forma conjunta con los gobernadores, uno a uno, para determinar los programas de orden prioritario en cada entidad.
Los delegados regionales y estatales, son figuras que los priistas han usado por mucho tiempo, y que en tiempos de elección se convierten en reales operadores electorales, en donde su eficiencia se mide en los votos que obtiene su fuerza política, coalición o alianza electoral por la que trabajjan; aún a costa de comprar el voto o coaccionar por este.
Pero ahora los mandatarios priistas, amenazan de parálisis en cada uno de las entidades de la República que gobiernan, si se materializa la figura de delegado estatal.
Esa en realidad no es oposición de altura ni constructiva, sino simple y sencillamente la muestra de la resistencia a perder el negocio que los priistas por décadas, han hecho de la política.
Esto aún no termina y ya queremos muchos ver y seguir de cerca, a la delegada estatal en el Estado de México, Delfina Gómez coadyuvando con Alfredo del Mazo.
Ni siquiera la resistencia priista se ve fuerte. Su líder está acabado.
Acta Pública… Andrés Manuel López Obrador, defiende que nombrar delegados estatales es facultad del Ejecutivo y no requiere cambiar la ley.
Para advertir… Los priistas gritan y ahora sí: ni los verán, ni escucharán.
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