-Victor Roccas.
Pues si querido lector cuando algunos mancebos, infantes, niños o adolescentes son incapaces de hilar una defensa firme con argumentos sólidos a una responsabilidad propia o compartida que por alguna razón falló comienzan a aprender como armarse con el filo del subterfugio discursivo en defensa de la triste realidad que reza “Desde que se inventaron las excusas se acabaron los pendejos” refrán coloquial que se escucha aún con singular puntualidad cuando algún “chamaco tarugo” intenta con denuedo zafarse de una responsabilidad sin éxito.
En la infancia y adolescencia el aludido siempre excusaba ignorancia, otras veces implicaba inexperiencia, en otras tantas cuestiones de tiempo o menesteres ajenos, algunas veces acusaba tener otra información (datos) muchas más señalaba, miraba hacia atrás, siempre hacia atrás, lo cual invariablemente generaba un coscorrón por pendejo.
Y es aquí, en este punto querido lector donde “Los niños crecen, maduran, se hacen responsables y se convierten en hombres”, si estimado lector, pero también en excepcionales casos es donde “Los pendejos crecen, se hacen astutos y se convierten en líderes” pero no esos “lidercillos” estadistas, no, tampoco ese tipo de “liderete” histórico, humano, de luces y sombras, que al paso del tiempo sigue causando amor y odio, no, no apreciable lector ¡Estos cabrones son líderes que saben mimetizarse como pendejos y que convencen a los pendejos de que no lo son! ¡Carajo ostentan un talento extraordinariamente desarrollado! ¡¡Son, como dicen en España, “la ostia”!! ¡¡Literalmente unos come chingones!!
Así ya en la plenitud de la edad adulta esos mismos “cabrones” llegan a nuestras vidas, haciendo de otros sujetos depositarios del estigma del pendejo que sabrá porque destino funesto merecemos y pagamos quienes les tenemos que aguantar e incluso obedecer, desde el hermano vago y “mamón” que ganó un premio de lotería y ahora da elaborados consejos financieros, o la hermanita “huevona y nalgapronta”, con 3 hijos de diversos colores, y que vive en amasiato con un “Licenciado trastupijes” que les mantiene y ahora es directora del DIF municipal, o el padre de familia que casó con la “urraca” riquilla del pueblo para luego presumir con su prole y parentela la ética del trabajo duro, o aquel ojete jefe/patrón avaricioso, transa y arrogante que no acepta responsabilidades y lo único que delega son culpas y amenazas, hasta el más evolucionado de estos seres, el mayor logro posible, los mitificados politiquillos, los Tlatoanis modernos, los emperadores de nuestra gloriosa democracia charra.
Para estos sujetos la finalidad es asegurarse una imagen de posición confiable imponiendo (pues repito me refiero a los jefes, gerentes, dueños, politiquillos, presidentes, etc) justificaciones retóricamente copeteadas de crema de si mismos, incongruentes, distractivas, condenantes, fatalistas, etc, y si todo lo demás falla usando su talento nato para hacerse pendejos y negar, negar, siempre negar, pues para ellos el cometer un error sin justificación o explicación posible o imposible es despojarse del abrigo del poder edificado más en la simulación que en la efectividad (regla primera para cautivar a otros aún más pendejos pues hacerse pendejo no es lo mismo que serlo), sus reductos se fortifican con un aura de fama que se procura bajo el cobijo de la estúpida opinión pública que les enaltece como costumbre social obligada y acuñada en la frase “Crea fama y échate a dormir” y que termina creando seres insufribles e incuestionables monstruos del ego y culto a si mismos, egotistas puros (del griego ego=yo; del español t, ta,tes=agente; ista=ocupación, profesión).
Ejemplos hay a “pasto” sírvase solo recordar al contingente de presidentes emanados del PRI que dominaron la grilla por 80 años, esos si que eran reyes caprichosos, arrogantes, insufribles, con un ego tan grande que se desbordaba y compartía con todo un séquito de arrastrados “simbiontes”.
Cualquier monarca europeo hubiera rabiado de envidia al atestiguar el culto al hombre, al presidente, que al poder de cada gobernante del PRI se dispensaba cada sexenio, sin embargo y por obvias razones, pues ese tipo de poder requiere de una capacidad infinita especial, hacerse pendejo y hacer pendejos a los demás es un talento que no es cosa frecuente encontrar ya desarrollado totalmente.
Mención aparte merecen las tres penúltimas presidencias (PAN, PAN y PRI); La primera presidida por un autentico y genuino pendejo, un pendejo de raza pura. La segunda presidida por uno que no era pendejo pero dado que siempre estaba hasta la madre de borracho invariablemente se encontraba hecho un pendejo. La tercera presidida por un personaje digno de estudio anatómico, fisiológico, neurológico, psicológico y antropológico pues representa el alfa y omega del pendejo, rebasando cualquier escala conocida.
Afortunadamente aquí en México (en otros países también pero quiero ceñirme a lo nuestro) quienes se hacen pendejos y desean desarrollar esa capacidad hasta límites insospechados tienen asegurada una trayectoria fulgurante en puestos de dominio y poder, sobre todo en la politiquería, porque no solo es que México esté repleto de pendejos sino que además a estos genuinos pendejos les fascina les reconozcan, y a quien los imita, haciéndose pendejo, elevarle al liderazgo incluso a la adoración.
Así querido lector cuando vea usted al ultimó gobernante, o próximo por sufrir, cuestionado por un señalamiento directo y la respuesta sea de total incongruencia, inconexa, con otros datos (aún evadiendo los propios datos de su gobierno) salpicando culpas a diestra y siniestra, rebuscando en el vertedero del pasado culpabilidades, no se inquiete, está usted ante una genialidad, un impresionante talento nato, un ser genéticamente predispuesto para desarrollarse ante el entorno de la esperanza, es usted apreciado lector testigo de la culminación, la grandeza, la gloría de un ser de leyenda… al hacerse pendejo.
V. Roccas.