Magno Garcimarrero
Una oración por la Xalapa vieja, que hoy maquillada, pierde la dimensión de sus virtudes.
Otras serás envuelta en novedades, otra serás en tu escenografía. Xalapa de serpientes y escaleras, mañana mirarás tus calles serpentinas transformadas en líneas, líneas ortogonales flanqueadas con perfil de utilería.
¿Qué canto nauseabundo de poetastro infecundo, cantando a Perogrullo dijo? “Para subir al cielo se necesita una escalera grande y otra chiquita”, Anónimo poeta peatonal; la escalera es inútil, anticuada, es un error de la estructura plana que requiere la rueda, culmen de la inventiva sobrehumana.
¿Escaleras a mi? ¿Calles de tobogán y piedra de ojo en el año dos mil? ¡Por san Cristobalón señor de los choferes! ¿En qué piensan los pobres sin haberes para comprar un auto? ¿Qué mente de inframundo se revela en el que pisa el mundo a media suela y se rasca el bolsillo desahuciado? ¿Qué se puede esperar de miserables que no tienen un auto cuando menos? ¿Acaso hay en el cielo algún patrón de los de pata al suelo? Xalapa de serpientes, dime como te sientes sin ojeras y sin carretela.
Xalapa de escaleras, en tus sueños seniles ¿soñaste alguna vez en avenidas de múltiples carriles? Ayer la serenata te arrullaba, hoy el motor te aúlla desvelada, mañana, mañanera, te hará feliz la plácida sordera, y aquella trasnochada serenata que alguna vez pobló tu caserío, emigrará como ave desterrada por el ruido motriz en desafío.
Un pájaro canto sobre el cedrón que un proyecto volviera camellón.
Dos búhos bebés, pupila dilatada, se fueron a buscar otra enramada, porque la vialidad ha destruido el tronco viejo donde habían nacido.
El tlacuache mendigo y trotamundo perdió su madriguera de subsuelo, a pesar del discurso de don Carlos Lascurain, con fondo musical de violoncello.
Xalapa de serpientes y escaleras, mañana no serás lo que ayer eras.
Xalapa de escaleras y serpientes, dime como te sientes.
“De fuera ha de llegar el que te eche de tu casa feliz”. Bíblica frase que no tiene mentís.
Serpientes y escaleras: una oración por la Xalapa vieja que derramó su arena en manantiales, arena de relojes temporales descontadores de horas y minutos; Xalapa de rincones diminutos, Xalapa de callejas ancestrales. Ya no se andará más bajo tus techos de aleros filantrópicos, sin trechos; Xalapa de zaúco y hojarasca, ya llegó la borrasca de la modernidad. Verás pasar al hombre lapidario rompiendo el tiempo del pausado horario, para cumplir el ritmo mercenario de su enajenación; no habrá poder humano que lo venza o que de buen talante lo convenza de que el tiempo no es oro sino añoro de su cruel e infinita insensatez.
Xalapa de zaguanes y conventos, los que fueron mesones de otros tiempos, hoy estacionamientos son… son, son, son añoranza del chipichipi que hoy parece de cuento. Xalapa de canción y de leyenda, de noche en plenilunio, de bugambilia, floripondio y nube, de pascua decembrina y de jazmín en junio; quién pudiera atajar el infortunio que en la escalera de tu calle sube.
M.G.