La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En la búsqueda del ‘sueño americano, muchos sólo consiguen el sueño eterno
La muerte de al menos 40 hombres, por un incendio en un albergue del Instituto Nacional de Migración, debió provocar, en un principio, la renuncia del titular Francisco Garduño, pero no, la respuesta del presidente López Obrador, fue atribuir el siniestro a los migrantes que prendieron fuego a sus colchonetas, en protesta por las condiciones en que ‘viven’.
Ni por asomo, el tabasqueño planteó revisar las políticas públicas en torno al fenómeno, verificar si el presupuesto es suficiente, sí en los albergues se respetan los derechos humanos de los retenidos, la estrategia fue evadir.
Estamos claros que, el comisionado Garduño, no fue el que inició la conflagración, sin embargo, es el responsable de todo lo que ocurra en su dependencia y la muerte de esas personas es algo muy grave, no es alguien que se resbaló en el cuarto de baño.
Es obvio, que el problema debe abordarse desde una perspectiva multinacional, no obstante, el actual gobierno federal (al igual que los anteriores), sólo patea el bote sin ofrecer soluciones que, si bien no serán de fondo, al menos den un trato decoroso a todos los migrantes, mismos que, en su inmensa mayoría, sólo buscan un modo honesto de vivir.
Adicional a lo anterior, hay que destacar que buena parte de los activistas que protestaban contra las injusticias hacía el sector aludido, ahora están alineados con el régimen y guardan un ominoso silencio.
Trágicas condiciones para estos desterrados: no tienen opción en su país, no son bienvenidos a dónde quiere llegar y encima, durante el trayecto, son mancillados y muchos, lo único que encuentran, es la muerte.