FRANCISCO RODRÍGUEZ
Las líneas de flotación, los amarres del sistemita modelo Tepetitán, hacen agua. Las purgas en Conagua, en la Comisión Reguladora de Energía, en la Semarnat, en la Suprema Corta, en el Trife y hasta en la casa de Morena, el partido oficial, no tienen otro objetivo que destruir la escasa credibilidad de las instituciones establecidas.
Urge la sensatez y el buen juicio. La mascarada de la lucha contra la corrupción, las moralinas administrativas, las jugarretas de la honradez no pueden presidir los objetivos de todo el Estado. Urge regresar a la cordura, al equilibrio mental, al buen juicio. No se vale destruir para confundir, menos para distraer.
La conducción del aparato y de los poderes de la Unión no resisten ese embate de desquiciados. Todo tiene un límite. Jugar al encantado, a la matatena y al enemigo fingido, aunque sean recursos políticos de huelgas estudiantiles, cuando se trata del Estado provocan el aquelarre, la desilusión, la desconfianza y el naufragio total.
Por ese camino se va a la incredulidad, a la profundización de la crisis y a la nada absoluta. Si seguimos así, pronto nos vamos a estar agarrando a pedradas, a falta de árbitros, de cordura y de inteligencia sana. No es posible que no sepan que este sistema tiene que funcionar prendido de alfileres. No da para más.
Y no, no es cierto que todas las tretas se valgan cuando no hay sentido del Estado, de la seguridad nacional, ni de la posibilidad de crecimiento. Ya es hora de ponerse las pilas, el país se derrumba, y el gobierno sigue creyendo que es sólo un juguete entre sus manos, que todo es un capricho inmundo.
El proyecto de Aguilar, más arreglado que una pelea de Kahwagi
Ese proyecto del héroe civil, el fantoche ministro Luis María Aguilar, forma parte del mismo juego de birlibirloque en el que zozobra toda posibilidad de salvación. Quieren hacerle creer al pueblo que el proyecto de declarar inconstitucional la babosada del juicio a los expresidentes será bateada por la Corta, en ejercicio de su independencia, en loor a la autonomía. Es una falsedad prefabricada.
La “oreja” de La Jornada, el diario oficial de la Corta Transformación dice más que todo el periódico: “Dice Aguilar que no se debe juzgar a los expresidentes, ¿y si lo contradicen 2.5 millones de firmas?” Con ello, el aparatito dizque político se mete el dedo en la boca. Hace como que hace, y nosotros tragándose la píldora.
Vergonzoso papel de Luis María Aguilar en el caso Ayotzinapa
¿Por qué nadie se da cuenta de que es un peloteo arreglado? No es posible que el abogado de los financieros y de las ratas nopaleras salga hoy con el cuento de la honorabilidad, si esto no fuera previamente platicado. Sólo es un asunto de recordar las últimas decisiones del togado al servicio de la inmundicia, ex presidente de la Suprema Corta.
Todos sabemos que cuando el togado de marras, desde el máximo sitial de la Judicatura, fue el que despidió a cientos de trabajadores del Poder Judicial Federal a mano alzada, sin mediar procedimiento administrativo ni laboral, para dejar espacio a hijas, tíos, sobrinos, cuñados, enfermeras y cocineras de los once ministros de la Corta, con sueldos de sultanes, mientras la población se estresaba de hambre.
Todos sabemos, y recordamos hoy que recién se cumplió otro año de la matanza de Ayotzinapa, que el togado, en funciones de presidente del birrete y el martillo desechó olímpicamente la decisión del Tribunal Colegiado de Tamaulipas para erigir una Comisión de la Verdad que juzgara con objetividad esa masacre de Estado. Aguilar puso el grito en el cielo y clamó por la aplicación conservadora de las leyes a su modo y a su estampa.
Millones de pesos en el automóvil de un colaborador de Aguilar
Todos sabemos que en su tiempo embargó inconstitucionalmente el presupuesto para ponerse en favor de los sueldos faraónicos de la alta burocracia. Todos sabemos que protegió los negocios del procesado Juan Collado, hoy perro del mal.
Todos sabemos de la corrupción del equipo del ministro a cuyo colaborador administrativo le encontraron millones de pesos en la cajuela de su vehículo.
Todos sabemos que la bizarra actitud del ministrito ponente de hoy, puede ser el precio personal que paga para salvar el cogote de la guillotina. Sólo es prestarse al juego de la distracción, de la elusión de la justicia, porque quiere conservar sus prebendas y favores ilícitos. El ministrito juega a quedarse paralizado hasta que llegue otro que lo desencante. Así es el juego, piensa.
Mascarada, engaño consciente, manipulado, premeditado
No tardamos en enterrarlos que, desde Palacio Nacional, se decidió optar por perder ganando. Ya que era inviable la consulta, era mejor que el poder maniatado de la Corta lo decidiera, para tener a quién echarle la culpa, y para seguir presumiendo de la dichosa austeridad valiente.
La mascarada, el engaño perpetrado, consciente, manipulado, premeditado… el de nunca acabar entre los que hablan de brinquito. Prestarse a todos los juegos de poder es y ha sido su consigna de siempre. Por lo pronto, los teóricos y los diputados de piojito aplauden la valiente decisión de Aguilar. Hay que ver qué le ordenaron sus patrones, no tarda en saberse.
Como presidente de la Corta, cómplice de las fullerías electorales
En este raqueteo todo tiene un precio y un premio. Los quince minutos de gloria de Luis María Aguilar, caerán por su propio peso, toda vez que es miembro de la pandilla que permitió los atracos en las zonas arqueológicas, los crímenes no investigados del trasiego, el robo a los productos mexicanos con marcas de origen –al que no fue ajena la ex ministra de la Corta que hoy luce de florero en la Secretaría de Gobernación.
Pontífice de las fullerías electorales, la vulnerabilidad económica, el sindicalismo vertical, charro y venal, el trafique de las sentencias, la persecución de la prensa crítica, la invención de delitos a los opositores, la mentira y el engaño cotidiano. La negación oscura del México fuerte que soñamos.
Desde el máximo sitial de la Corta, a donde llegó apoyado por Humberto Castillejos y sus contlapaches neoliberales, Calderón y Peña Nieto, concretó los asaltos más grandes a la Nación desde su posición inmarcesible de príncipe de la justicia, desde la farsa de la tiranía invisible de la toga prestada.
Se prestó a la simulación y jugó con los sentimientos populares
¿Qué autoridad moral tiene Aguilar para creerle? ¿La que le da el arreglo pactado con los consejeros jurídicos de la Corta Transformación? Porque la que se deriva de sus acciones sólo lleva a pensar que se ha vuelto a prestar a la simulación, a la macabra decisión de seguir jugando con los sentimientos de esta Nación.
Estamos de acuerdo en que la coartada que eligió para sumarse esta vez al criterio objetivo constitucional es loable. Pero no lo es en su triste figura, y en sus antecedentes de impostor de la ley.
La coartada es loable porque esa petición de juzgamiento a cargo de la turbamulta es demencial y violadora de los derechos al debido proceso y a los derechos humanos reconocidos en todo el mundo civilizado.
Pero viniendo de él es un contrasentido y una ofensa a la inteligencia y al sentido común. Eligieron mal al candidato, otra vez.
Pendientes de la decisión del Trife sobre la dirigencia de Morena
Ahora sólo falta que el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación, dependiente de la misma caverna de la Suprema Corta, vote en favor de las comandantas Sheinbaum y Luján para congelar las encuestas de Morena y para que se eternice en el cargo el bizarro Ramírez Cuellar.
Sería el toma y daca de la ponencia valiente, de la impostura y la falsedad.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Y en ese juego distractor, durante la conferencia “mañanera” del viernes anterior, el presidente, Andrés Manuel López Obrador aseguró que la propuesta para llevar a los expresidentes a juicio no busca que violen los derechos humanos, en contradicción a lo expuesto en su proyecto por Luis María Aguilar, quien consideró que dicha acción conlleva a una restricción de los derechos humanos. Dicho esto; el presidente espera que sea la Suprema Corta que resuelva si se está de acuerdo con el proyecto. “Yo sostengo que llevar a cabo una consulta no significa violar ninguna garantía, al contrario, es darle al pueblo su libertad para ejercer la soberanía, aplicar el artículo 39, y no es violatorio de derechos humanos, porque se tiene que llevar a cabo en el caso de que los ciudadanos decidan que se inicien o continúen los procesos en contra de los expresidentes; no hay juicio sumario, no hay una vía extrajudicial”, dijo. + + + AMLO, por cierto, ha dicho que en el remoto e improbable caso de que la consulta se realizara, él votaría en contra de que se juzgara a sus cinco antecesores. Un contrasentido. Un juego. Una distracción más.
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