Ayer fue uno de esos días que regrese a mi casa con una gran rabia acompañada de impotencia. Eran después de las ocho de la noche cuando recibí terrible noticia de parte de mi amiga Lourdes Álvarez: asesinaron a Pablo Francisco Marentes Martínez, un gran amigo con el que compartí despacho en la colonia Anzurez gracias a la generosidad de otro gran amigo, Francisco Rodríguez.
Rabia que no pude contener hasta pasada la media noche, no lo puedo creer, ¿por qué? ¿por qué? a un joven que no se hacía mal a nadie que dedicó una gran parte de su juventud a la comunicación la que desarrolló con un gran profesionalismo y que ahora estaba dedicado a lo que fue siempre su pasión, la música.
Pablo Francisco, hijo de nuestro maestro en la Academia Mexicana de Comunicadores y Periodistas A.C, (AMCYP) don Pablo Marentes, fue asesinado cuando caminaba tranquilamente en una de las calles de la colonia San Miguel Chapultepec por un cobarde que le disparó con su pistola huyó después de cometer el crimen.
Descansa en paz amigo y a don Pablo Marentes, a tu hermano Emiliano, a tu madre y a tu hija que Dios les de luz y fortaleza en estos momentos tan tristes por los que están pasando.
Pablo Francisco será velado, a partir de esta mañana, en la funeraria García López del Pedregal. Descansa en paz.
Y sólo me resta exigir a las autoridades de la Ciudad de México, que este crimen no quede impune y que el criminal, sea detenido, y que reciba el castigo que se merece.
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Esta será una semana de Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuya obra, si se queda en el lugar donde se construye, seguramemte tendrá un retraso importante, además de un mayor costo, pero de este y otros asuntos les cuento en otra ocasión.
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