MORELIA, MICHOACÁN, 23 de octubre (AlmomentoMX).-El 17 de agosto de 1943 Pablo Neruda pisó Morelia por cuarta y última vez. El poeta contó a estudiantes cómo las tierras michoacanas le recordaban los paisajes de su infancia. “Tal vez la belleza de esta tierra, su derramada sombra verde, halla en lo más profundo de mi ser un paisaje parecido, el territorio austral de Chile con lagos y con cielos, con lluvia y con flores salvajes, con volcanes y con silencio”.
De acuerdo con el diario español El País, más allá de la reminiscencia bucólica, el escritor, en ese entonces de 39 años, aprovechó la tribuna de la Universidad michoacana de San Nicolás de Hidalgo para convocar a la unión americana para la lucha antifascista.
Neruda, que dedicó varios poemas a México en su Canto general, ha vuelto a Morelia de la mano de un puñado de cineastas. Gael García Bernal y Luis Gnecco entraron ayer a la universidad donde el chileno recibió su primer doctorado honoris causa hace 73 años. Los actores visitaron Morelia para inaugurar la edición 14 del Festival Internacional de cine con la cinta Neruda, del chileno Pablo Larraín.
La película, que ha sido elegida por Chile para que lo represente en la lucha por el Oscar, ha cosechado excelentes críticas desde que se estrenó en Cannes en mayo. Pero su exhibición en su país de origen cuenta una historia distinta. El retrato del Nobel de Literatura de 1971 ha sido calificado por algunos de “fastidioso” y “poco creíble”. Gnecco, que interpretó al poeta, ha saboreado esa amargura. “En Chile tenemos un problema con la ficción”, dice. “Somos así, no nos gusta lo que hacemos”.
“Neruda era un tipo difícil. Es querido, pero muy polémico. Era un gran burgués”, confiesa Gnecco. Antes de encarnar al chileno más universal su idea del poeta estaba llena de “prejuicios y mucha ignorancia”. La película cuenta la cacería que el Gobierno chileno orquestó para detener al senador Neruda poco después de que el partido comunista pasara a la clandestinidad. Gael García interpreta al policía que encabeza el esfuerzo por capturar a una de las figuras más destacadas de la izquierda latinoamericana.
El Neruda de Larraín es un hombre lleno de contradicciones y sin temor al exceso. “Fue fantástico su periplo para llegar de Temuco [su ciudad natal, al sur] a Santiago. Le gustaba la bohemia, se fue a la Indochina a fumar opio y beber güisqui”, cuenta Gnecco. Gael García cree que la película es un “ejercicio de reconciliación que genera un problema y una discusión”. El mexicano, que ha trabajado anteriormente con Larraín en No (2012), cree que el realizador chileno ha hecho un esfuerzo conciliador en su retrato del escritor.
Gael García bañó de poesía la función de gala de Neruda con unas emotivas palabras que recordaron su infancia en Huetamo, Michoacán, donde su abuelo tenía una pequeña farmacia. Momentos antes, los políticos locales leyeron acartonados discursos protocolarios llenos de lugares comunes. El actor leyó un texto del Nobel que homenajeaba a Lázaro Cárdenas, el expresidente michoacano que abrió las puertas del país a los exiliados por la Guerra Civil española. “Mi oscuro pueblo cantó una canción mexicana para darle la gloria, México, perdónanos haber usado tu canción para una derrota y enséñanos una nueva y segura canción de victoria”, leyó el actor.
Neruda se estrenará en México a finales de enero, en una fecha que hace pensar que los distribuidores confían en que la película de Larraín tiene oportunidades en la lucha por el Oscar
AM.MX/fm
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