La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Padre que educa torcido…es enemigo de la transparencia
Desde luego, ningún padre es responsable (legal), de lo que hagan sus hijos mayores de edad, sin embargo, la conducta de los vástagos, puede ser reveladora de lo que aprendieron en casa, infancia es destino, dicen.
Por ello, haciendo un ejercicio de imaginación, podemos inferir, a través de las etiología y características físicas de los hijos, como fue su padre (hablamos de una sociedad patriarcal) y la forma en que él se comportó.
En este contexto, si los retoños tienen sobrepeso, la lógica indica que no fueron entrenados en los buenos hábitos alimenticios, por lo cual, resulta inútil que el progenitor de consejos sobre comida saludable al vecindario, lo que se refuerza, cuando él mismo, ha sufrido infartos por exceso de colesterol y triglicéridos.
Si los críos, llegan a edad adulta y sin tener un trabajo que sea del conocimiento público, viven como magnates, la conclusión del respetable es que obtienen dinero de actividades, por decir lo menos, no reconocidas en un catálogo laboral, lo cual da pie a la sospecha, a lo que se suma que, al papá, tampoco se le ha conocido oficio alguno.
Otra tipología, es la propensión a desdeñar el principio de realidad. Así pues, si son sorprendidos en flagrancia, recurren al viejo consejo típico de las sociedades machistas: miren hijos, si algún día su mujer les recrimina una infidelidad, siempre nieguen todo y señalen que es un invento de la mafia del poder del barrio, o sea, los vecinos.
Se pueden enlistar más ejemplos, pero con los esbozados, podemos concluir que los hijos son una fuente básica para hacer una suerte de psico-arqueología familiar. Cosas de la vida.
Posdata freudiana: Los ejemplos citados, son producto del insomnio, cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.