Ricardo Del Muro / Austral
Después de un largo litigio legal, el gobierno de Yucatán pagó 220 millones de pesos para recuperar, hace 13 años, la zona arqueológica de Chichen Itzá, que se mantiene como el sitio turístico cultural más visitado del país, con un promedio diario de casi 7 mil turistas.
Durante el año pasado, llegaron 2 millones 332 mil 445 turistas, con un promedio de 710 personas por hora, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), una cifra ligeramente inferior a 2022, cuando esta zona arqueológica maya fue visitada por 2 millones 600 mil personas, que significaron cerca de 700 millones de pesos por pago de ingreso.
Sin embargo, el día que llegan más visitantes a Chichen Itzá es el 21 de marzo; este año, en el equinoccio de primavera, se congregaron más de 20 mil personas alrededor del Castillo, la pirámide de Kukulcán, para presenciar descenso de la sombra de la serpiente.
Desde Mérida, un tour en una camioneta Van a Chichen Itzá cuesta mil pesos por persona, que incluye visitar el pueblo mágico de Izamal, el cenote Xcajum, donde se puede nadar y se sirve una comida buffet, además de la ciudad de Valladolid. El ingreso a la zona arqueológica para los turistas extranjeros tiene un precio de 614 pesos y de 272 pesos para los mexicanos, pero los yucatecos sólo pagan 90 pesos y la entrada es gratuita los domingos para los ciudadanos mexicanos.
Aunque la distancia entre Mérida y Chichen Itzá es de 119 kilómetros, que pueden recorrerse en una hora y media viajando en automóvil, el tour dura un día, tiempo suficiente para que el guía, en este caso Javier a cargo de nuestro grupo, pueda narrar la historia de esta zona arqueológica, originalmente localizada en una plantación henequenera, que en 1895 compró el arqueólogo Edward H. Thompson, quien en aquellos años fungía como cónsul de Estados Unidos en Mérida.
Thompson, apoyado por inversionistas de Boston y con el respaldo de la Universidad de Harvard, consiguió una máquina para dragar el Cenote Sagrado de Chichen Itzá durante casi diez años, logrando extraer gran cantidad de joyas y piezas arqueológicas elaboradas en jade y ónix, además de esqueletos humanos y de animales, que en su mayor parte fueron vendidas al Museo Peabody de Cambridge (Massachusetts) en Estados Unidos.
Sólo el inicio de la Revolución Mexicana detuvo el dragado y fue hasta 1926 que el gobierno mexicano se interesó en el sitio y lo expropió, además de alegar que las extracciones y ventas realizadas por Thompson habían sido ilegales.
La demanda del gobierno se extendió hasta 1945, año en que se determinó que el estadounidense era inocente de traficar ilegalmente piezas arqueológicas y comenzó la batalla legal para recuperar las joyas mayas.
La historia del robo perpetrado por Thompson, fue reconstruida por el historiador Pedro Castro Martínez en su libro El fabuloso saqueo del cenote sagrado de Chichen Itzá (UAM, Iztapalapa, 2016). Se estima que fueron más de 30 mil piezas arqueológicas mayas, las que fueron vendidas al Museo Peabody. La lista completa fue publicada en 1926, en The City of Sacred Well, texto escrito por T.A. Willard.
En 1976, el Museo Peabody regresó a México 246 de los objetos que Thompson había extraído del Cenote y en 2008 accedió devolver otras 50 piezas de jade. Sin embargo, la mayor parte de la colección sigue en Estados Unidos.
Allí no termina la historia, ya que hubo otro personaje: Fernando Barbachano Peón, considerado el precursor del turismo en México, ya que en 1924 fundó Mayaland Tours y en 1935 compró los terrenos de Chichen Itzá a los herederos de Thompson, para construir en la periferia los hoteles Hacienda Chichen Resort y Mayaland.
Los terrenos estuvieron en litigio por años, hasta que en 2004 la Suprema Corte de Justicia de la Nación ratificó que era una propiedad privada y confirmó los derechos a Hans Jurgen Thies Barbachano, sobre una zona de 83 hectáreas, que incluía los principales edificios de la zona arqueológica, declarada por la Unesco, desde 1988, patrimonio de la humanidad.
Finalmente, el 29 de marzo de 2010, el gobierno de Yucatán, a cargo de Ivonne Ortega, logró un “acuerdo histórico” a través del Patronato Cultur, dirigido por Jorge Esma Bazán, para comprar en 220 millones de pesos la zona arqueológica de Chichen Itzá. RDM