- El Presidente de la República no ve ni oye
Pendiente el Proigualdad, ¿qué hace el Inmujeres?
Por Sara Lovera
SemMéxico. 27 de enero 2020.- El Programa Nacional de Igualdad entre Hombres y Mujeres (Proigualdad) sigue pendiente. Éste sería la brújula fundamental para desplegar las políticas de género del Gobierno de la República, a esa ausencia, que no es menor, se suma la violencia creciente, que para la mitad de la población significan al menos 10 asesinatos diarios, más las enormes cifras de toda la gama de la violencia feminicida.
La inoperancia de la nueva administración es tan evidente que duele. La impunidad nos acosa. El sólo hecho de que han transcurrido 239 días desde que sucedió el asesinato de Ma. del Sol Cruz Jarquín, en Juchitán, sin proceso ni justicia es la muestra de lo que sucede en miles de hogares que buscan justicia a asesinadas, asesinados, desapariciones, carpetas de investigación archivadas, fuerzas de seguridad inoperantes y escasa, casi nula justicia. El asunto es grave, se reclama a la 4T porque ofreció algo diferente.
¿Qué tenemos? Una respuesta autoritaria. Un discurso cotidiano lleno de mentiras. ¿Qué ha cambiado? Nada. Lo más grave es que este gobierno funciona de la mano de un solo hombre. El presidente Andrés Manuel López Obrador camina hacia un proceso de concentración de acciones y recursos en todo. Ahora se anuncian cambios al sistema de Justicia, trascendió que también quitará funciones a los estados de la República, no obstante el pacto federal.
En cambio los datos son contundentes: 2019 el año de la más tremenda cifra de homicidios, violaciones, acoso callejero, universidades colapsadas por la violencia contra las mujeres y cuerpos hallados en centenas en fosas clandestinas. La respuesta a ello, es que quienes administraron, organizaciones sociales que ayudaron, e instituciones autónomas, están corruptas.
¿Qué tenemos? Sólo discursos que acusan a las administraciones anteriores. Si no hay justicia, el gobierno no se hace cargo, es que le dejaron muy mal todo. Si no hay medicamentos, el Presidente de la República dice que hay que investigar a los Secretarios de Salud del pasado y a los directores de los hospitales; si no hay crecimiento económico, es por los regímenes neoliberales, si hay impunidad, eso, asegura va a cambiar. Si el patriarcado funciona, para López Obrador, es porque las mamás son responsables de mal educar a sus hijos y la causa es simplemente y nada más la pobreza. Si grupos de derecha impiden foros y diálogos, él se calla.
Por eso el PROIGUALDAD, no será más que un buen discurso, si acaso nos lo presentan un día de estos. Programa, además según todos los indicios, limitado a pensar nada más en las mujeres de los sectores más pobres. Para la 4T las mujeres con empleo, de las disminuidas clases medias no sufren; para la 4T las trabajadoras informales no necesitan estancias infantiles y alguna vez se atrevió a sugerir que con una beca podría limitarse la violencia familiar y sus expresiones de cara a las mujeres, tienen que ver con las ideas del siglo XIX: las reinas del hogar, las mujeres creativas, como las trabajadoras del último piso en la industria de la construcción, hablando de aquellas que trabajan en las obras de caminos rurales o las hermosas y trabajadoras reporteras a quienes más de una vez, el Presidente de la República les toca la cara con caricias paternales, lo que me recordó la excelente novela de La Fiesta del Chivo, escrita por el Premio Nobel, Mario Vargas Llosa y la última sobre los dictadores centroamericanos de los años 50.
Andrés Manuel López Obrador constituye, en la más nítida definición feminista, a un patriarca, que igual ha implementado un sistema nacional caritativo, con anuncios -no con suficientes hechos- de reparto de dinero a quienes un ejército opaco, no formal de los llamados “servidores de la nación”, son los responsables de los padrones de beneficiarios, recortando a muchísimas personas, de adultos mayores –conozco al menos 50 casos- que no han recibido, lo que antes recibían, recortados del padrón, sin explicación sustantiva, no suficiente.
Los reclamos de la población, hasta ahora, son débiles y poco visibles. A quienes toman las calles, aparecen en los medios o critican agentes de los medios muy profesionales y relevan esos reclamos, es tremendo el desprecio presidencial. Para el Presidente de la República y su gabinete, cada reclamo que pone en duda el accionar de su gobierno es producto de la manipulación urdida por sus enemigos. Las muertes no existen, él tiene otros datos o simplemente se trata de grupos y personas “manipuladas”.
Mientras crece la incredulidad. Crece el encono y la polarización. Él o sus seguidores fieles y acríticos, lo propician todos los días. Acusa sin ver. Por ejemplo afirma que las críticas provienen de sus enemigos, no importa el testimonio de los y las agraviadas. Me recuerda muchísimo al viejo Partido de estado, desde la no acción hasta la represión.
Un ejemplo es la demagogia de género de las autoridades. No es casual la inexistencia del Proigualdad; tampoco es extraño que se hayan limitado los recursos. El Inmujeres, como afirmé hace más de un año, opera como una oficina de administración, y por supuesto que sus Consejos y otras instancias están calladas y no dan información.
No tengo la menor idea, aunque lo sabremos, qué va a informar México en la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe que comenzó hoy y trabajará hasta el 31 de enero en Chile. Por lo pronto un informe de las Asociaciones Civiles ya ha señalado los asuntos pendientes, el de la violencia el principal. (Ver https://www.semmexico.mx/?p=16060).
Mientras todo ello sucede, en las conferencias mañaneras que da el Presidente por cadena nacional, éste hostiga y divide. No escucha y, lo más increíble, como si estuviera en permanente campaña electoral, desprecia a quienes todos los días denuncian irregularidades de todo tipo: falta de medicamentos para niños y niñas con cáncer; asesinatos múltiples de hombres y mujeres; impunidad, mal trato y violación a derechos humanos en la frontera sur, el reclutamiento de migrantes, miles de mujeres y niños y niñas. Veremos.
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