Joel Hernández Santiago
Ricardo Anaya es inteligente, pero también es ladino. Dice el presidente del conservador Partido Acción Nacional que este instituto político vive “uno de sus mejores momentos en su historia”, y que dentro del partido no hay crisis ni división: que lo que hoy se ve es parte de su vida democrática interna que es –dice- intensa y madura…
Pues sí. Si hablamos de triunfos electorales sí, el PAN ha ganado gubernaturas antes impensables; acumula espacios geográficos y le ha comido el mandado al PRI en varios estados de la República. También ha visto cómo el que fuera segunda fuerza política del país, el PRD-izquierda, ahora está en la lona recibiendo oxígeno para poder sobrevivir.
Pero Ricardo Anaya con todo y sus blasones académicos y políticos es ave de tempestades; dicen que los panistas de Querétaro, su lugar de origen (1979) le dicen “El cerillo”, que porque ‘todo lo que tiene cerca lo quema.’ Incluso quien fuera su jefe, el ex gobernador de Querétaro, Francisco Garrido Patrón (2003-2009) así le decía. Anaya fue su secretario particular.
En 2009 hubo elecciones intermedias en su entidad. Ricardo Anaya coordinó la campaña de Manuel González Valles, pero perdió. Un año después el PAN estatal fue multado por el Instituto Electoral de allá porque se excedieron topes de campaña por 6.2 millones de pesos al tiempo que se supo que hubo donadores de campaña ‘falsos-de-toda-falsedad’.
En todo caso los panistas queretanos lo han descrito como ‘una persona hábil, sagaz, con buena retórica, pero que no es confiable; alguien que se sabe vender muy bien…’.
En todo caso Ricardo Anaya quiere ser candidato del PAN a la presidencia de la República Mexicana en 2018. Sabe que lleva un gran impulso por los logros obtenidos en elecciones pasadas y porque se ha colocado como una fuerza política con piernas de jinete para poder ganar 2018.
Pero se le olvida al señor Anaya que los triunfos conseguidos en las elecciones pasadas fueron motivadas por dos grandes monumentos a la decadencia política: en primer lugar a que el PRD le cedió votos, el mismo PRD que ha vivido en conflictos internos permanentes, de división, ambición de poder, luchas feroces por botín político –que es económico- y gobiernos fracaso. Esto los llevó a un tercer lugar lejano en las preferencias electorales recientes.
Pero más que eso: los triunfos del PAN tienen que ver con el mal gobierno priísta; con la sacudida en la conciencia nacional y priísta, de que se cometió un error al elegir al señor Enrique Peña Nieto y porque su gobierno ha ido de tumbo en tumbo hasta encontrarse al borde del fracaso, como ya ocurrió al perder gubernaturas y como se ve en la persecución de gobernadores priístas a los que se acusa de corrupción y de uso indebido de recursos públicos…
Pero sobre todo porque quien está entregando el poder a la oposición es el mismo presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, quien sin experiencia de gobierno –que sí política- ha hecho composiciones de gabinete a golpe de amistad y compromisos. Los resultados han sido fatales y sus reformas estructurales cayeron al piso desintegradas… Su índice de popularidad es de menos del 20 por ciento y él mismo no hace nada por entenderse con México y los mexicanos…
Pues todo eso lo saben los panistas y de ahí la rebatiña en la cúpula por ser el candidato panista para ser presidente de México.
La señora Margarita Zavala se sentía segura. Iba la cabeza de las preferencias. La esposa del ex presidente cruel aún confía en su carisma y en su historia panista fundacional aunque ciertamente no expone ni programa de gobierno, ni doctrina que lo avale y mucho menos proyecto de nación.
También está Rafael Moreno Valle Rosas, gobernador panista de Puebla, quien ha hecho circo-maroma-teatro para estar dentro de las grandes posibilidades de su partido. Su estrategia es la del trabajo eficiente de gobierno y el diálogo. ¿Le alcanzará?
Aun así, no hace mucho 18 panistas-cúpula enviaron una carta a Ricardo Anaya para que se defina: o la está jugando para ser candidato presidencial panista o preside el PAN. No puede –dicen- jugar a dos bandas porque es ‘jugar sucio y no hay piso parejo para todos’.
Anaya, en su interminable retórica barroca contesta que nada le impide hacer las promociones mediáticas con su imagen y ha invitado a sus contrincantes panistas a que se incorporen a esos spots, como si esto fuera todo.
En tanto él se ha servido con la cuchara grande: ha consumido ni más ni menos que 674,188 mensajes en medios electrónicos en apenas unos meses. El TEPJF dice que está en orden y que no hay problema.
De cualquier manera si problemas en el PAN. Ya es evidente una seria división interna. Falta todavía la prueba de las elecciones de 2017 y un año y siete meses para las elecciones de 2018.
El gallo todavía no canta y los partidos políticos y sus operarios velan armas… ¿cómo será la guerra electoral y política para entonces si ya hoy se están haciendo añicos dentro de cada partido?