ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
La política se ha subordinado a la religión desde que Enrique IV, temeroso de la furia papal fue a la helada Canossa para meter los pies en el hielo y bajarse los pantalones frente al Pontífice Gregorio VII. Era la única forma de evitar su ira, conservar el poder y apartar de la gula eclesiástica los territorios europeos.
Aquí en México, Enrique Peña Nieto se arrodilló y besó el anillo del Obispo de Tlanepantla, Carlos Aguiar Retes –hoy Arzobispo Primado de México–, para suplicarle, durante una comida en Los Pinos con otros dignatarios, que apoyara en el púlpito la campaña política de Alfredititito III para que los delincuentes priístas de Atracomulco el Bajo pudieran conservar el gobierno del Estado de México con la bendición de Dios, claro está.
Hoy da pena comparar lo que le está pasando al gobiernito actual con algún episodio de la Guerra Cristera o con algún embate a los libros de texto gratuitos, empujados por Adolfo López Mateos, que se enfrentaron a las consignas de “Cristianismo sí, Comunismo no”, que hoy podría presentarse como “panismo sí, 4T no”, pues refleja nuestra polarización política y resume una postura de apoyo al Partido Acción Nacional y de rechazo al régimen de Cuarta…
Menos puede compararse, con la decisión que tomó Álvaro Obregón, cuando, ante la oposición eclesiástica a algunas medidas revolucionarias, desnudó a los “jerarcas angelicales” de la Metrópoli, para que mostraran ante el pueblo sus carnes pudendas, laceradas por horrendas marcas de enfermedades venéreas. El pueblo, congregado en el Zócalo se mofó de los ensotanados y lanzó estentóreos vivas a la Revolución.
Pero ésos eran otros López. A los de hoy no hay quien los vitoree, ni quien siquiera tenga un gramo de seso, ni de credibilidad para defenderlos o para intentar meter la mano al fuego solapando o encubriendo con eficiencia mínima sus desatinos y exabruptos, que rayan en la demencia, que insultan cualquier nivel de razón.
Los mandarines de la Iglesia católica mexicana, ancestrales enemigos conjurados de la razón y de cualquier manifestación de progreso, han mostrado su músculo cuando quien sea se enfrente con sus creencias, dogmas, artículos de fe, ortodoxias, fervorines y dicterios. Es peor cuando sus aliados y protegidos faltan a la palabra empeñada en las sacristías y en los negocios.
Por eso el PAN, ahora a través del llamado Cártel Inmobiliario encabezado por Jorge Romero, “relanzó” a su partido volviendo la mirada a sus orígenes católicos para con ellos apartar de la gula del régimen de Cuarta… Transformación los territorios estatales y legislativos e, incluso, demonizando al PRI y estableciendo una alianza con la Iglesia que, por allá de los 90’s, dijo Fernando Gutiérrez Barrios ¡sí existe!
AMLO los usó y, como siempre, traicionó
Eso no es nuevo. Secularmente han estado de lado de los dictadores militares y de derecha, los conculcadores de la soberanía, los extranjeros invasores, los enemigos del pueblo, saqueadores, caciques, hambreadores y gente de la peor ralea. Obvio, han existido excepciones, pero son tan pequeñas y reducidas que pueden pasarse por alto. Y entre esas excepciones, por supuesto, no se encuentran los gobiernitos de Vicente Fox ni el espurio de Felipe Calderón, quien por cierto ahora avisa que volverá por sus fueros. ¡Aguas!
La Iglesia mexicana, aprovechada de la inconsciencia religiosa, la poca reflexión de sus feligreses obcecados, la ira popular provocada por decisiones insensatas y hasta estúpidas de los dizque gobernantes, siempre ha sido oportuna y precisa para poner el dedo en la llaga, de una manera inclemente, demoledora.
Y ha reencontrado en el “relanzado” PAN al instrumento que la saque de su marasmo y pérdida de seguidores. Más que encuentro, valdría decir, es un reencuentro que tanto a la clerecía que a ambos conviene.
Porque el sistemita del régimen de Cuarta… Transformación, exasperantemente fallido en todo, cometió el error de enfrentarse a las iglesias católica y evangélica –presbiterianos, adventistas, mormones, etc.– cuando El Innombrable 2.0, en búsqueda de reflectores publicitarios y de canicas para jugar por tercera ocasión la candidatura presidencial…
… sólo los usó y, además, tuvo la ocurrencia de faltar al trato contraído con quienes dicen representar a Dios en la Tierra, y no llevar al texto de la Constitución Política el tema de la libertad religiosa.
Jamás se imaginaron los cuatroteros el tamaño del rebote a ese desdén. La Iglesia Católica hizo sentir su presencia en Chihuahua derrotando a los candidatos de Morena y aliados, y acrecentó su presencia en Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro donde ya dominaba. Empleó, claro, el brazo panista que ahí no está debilitado, como sí lo está en el resto del país.
Y de ahí para adelante. Hoy, el partido hegemónico –ya que lo encabece su fundador o que sea la señora Claudia Sheinbaum quien aparentemente dé las órdenes– es el payaso de las cachetadas de la grey religiosa. No pasa domingo sin que sea criticado por las publicaciones confesionales, ni que sea destruido desde los púlpitos de casi todas las iglesias, parroquias y capillas importantes del país. Ni quien lo defienda de sus contlapaches guinda, verde o rojo, ni quien vaya a creer en alguna refutación. Está más solo que la una.

Y tras las sacristías les va aún peor
Peor todavía, las imágenes de AMLO, sus familiares y allegados es objeto del escarnio eclesiástico, como el de todo mexicano con uso de razón. Han sido presa, todos los miembros del equipito, de epítetos e invectivas, desafortunadamente ciertas, que los tildan de rateros, represores, ignorantes, ramplones y todas las lindezas que se puedan imaginar, desde tribunas religiosas que para muchísimos mexicanos son infalibles.
Y aunque muchísimos prelados, obispos y purpurados tienen la cola demasiado sucia para clavar la pica en Flandes, han logrado su objetivo, toda vez que sus enemigos escogidos están más descobijados que un teporocho tirado en vía primaria. Con una credibilidad destrozada, amén de una imaginación obsesionada, poseída por el espíritu del dinero fácil.
Con esa Iglesia y ya no con el PRI se da ahora la alianza del PAN.
Indicios
¿Está la señora Sheinbaum detrás del nacimiento de un nuevo partido de corte evangélico que lleva como siglas las iniciales de su nombre? El CSP, o Construyendo Sociedad y Paz que así lo bautizó el reincidente Hugo Eric Flores es, entre aquellas organizaciones que buscan su registro condicionado ante lo que queda del INE, la que más adelantada va en la consecución de los requisitos. Lleva 205 asambleas distritales frente a Somos México –la ex Marea Rosa que, entre otros, promueven Guadalupe Acosta Naranjo y Fernando Belaunzarán— que apenas alcanza 131, de las 200 necesarias. El primero dice llevar ya afiliados a 119 mil ciudadanos, en tanto que los segundos reportan 85 mil de los 256 mil 030 que le requiere la ley. El avance de los evangélicos puede explicarse porque Flores, quien fundó y desapareció al PES por falta de votantes, es diputado federal de Morena y, claro, por los apoyos de Palacio Nacional que así busca fragmentar el sufragio opositor. Ambas asociaciones tienen hasta el próximo febrero para presentar las pruebas de lo conseguido.* * * Por hoy es todo. Mi reconocimiento a usted que hizo el favor de leer estas líneas y, como siempre, mis sinceros deseos de que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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