MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
De la mano del Partido de la Revolución Democrática y de Movimiento Ciudadano, el Partido Acción Nacional metió en un atolladero a la Cámara de Diputados, con un simplismo legislativo que sirvió de pretexto para que Ricardo Anaya cantara victoria en una batalla que más fue un pleito de barriada que un auténtico diferendo político.
¿Por qué? Por la sencilla razón de que el factor Fiscal General estaba resuelto desde el año pasado, cuando el presidente Enrique Peña Nieto envió al Senado una iniciativa de reforma que acotaba el famoso pase automático del procurador General de la República a Fiscal General.
Empero, decía en una entrega anterior de entresemana, diputados y senadores de oposición olvidaron la existencia de dicha propuesta presidencial y usaron el tema como un pretexto dizque para paralizar al Poder Legislativo y obligar al Ejecutivo Federal a pronunciarse contra el llamado pase automático.
Por supuesto y como una lección básica del procedimiento legislativo y la máxima en materia de división de los tres Poderes de la Unión, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no cayó en la celada que le tendieron desde la Cámara de Diputados los coordinadores del PRD, el PAN y Movimiento Ciudadano, apoyados por la presidenta cameral en turno, la panista Guadalupe Murguía.
¿Crisis en el Congreso de la Unión? ¿Parálisis legislativa?, pregunté en la víspera de que se cumpliera el plazo para tomar protesta a la nueva mesa directiva de la Cámara baja, a cuyo frente estaría, como está, el legislador yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín.
El agua nunca se salió de su en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Y no se salió por la sencilla razón de que nadie rompió el status legal ni abandonó espacios y mucho menos renunció a su derecho a disentir y sentarse a la mesa de negociaciones.
Diríase, valga la analogía del refranero popular, que no hay borracho… ni legislador que coman lumbre. Y, en efecto, más allá de la bravuconada del coordinador de los diputados de Movimiento Ciudadano y evidente desconocedor de la Constitución General de la República, Clemente Castañeda Hoeflich, lo que se avistaba era un acuerdo porque existía el motivo de éste.
¡Ah!, pero todavía este lunes hubo resistencia de los coordinadores del PAN, PRD y MC, porque pretendieron diferir la discusión de la iniciativa presentada por el coordinador de la diputación federal priista, César Camacho, que en esencia es la misma presentada en noviembre del año pasado por el Ejecutivo Federal para desactivar aquel famoso pase automático.
César Camacho informó que la Junta de Coordinación Política (Jucopo) aprobó incluir en el orden del día de la sesión de este martes, como un asunto de urgente resolución, la discusión y votación de la iniciativa de su bancada que frena el pase automático del procurador General de la República a la nueva Fiscalía General.
¿Habrá agarrón? ¿Otro desencuentro? ¿Un capítulo más de las huestes de Ricardo Anaya? Ya le platicaré cómo prosperó la sesión, pero sin duda no pasará más allá de descalificaciones personales. Y punto.
Lo evidente, empero, es que se trató de una discusión que, al final, llevó al PRI a negociar algo que hace meses la oposición no quiso negociar.
Incluso, César Camacho dijo que “hubo una rara reacción, en términos negativos, del PRD, PAN y de MC, quienes pretendían que esta discusión se difiriera para el miércoles, jueves o cualquier día posterior”.
¡Para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo!, voy populi dixit. Y, en efecto, votada esa enmienda que cierra al abogado Raúl Cervantes la conversión a Fiscal General de la República, no hay punto de discusión y, en consecuencia, Ricardo Anaya tendrá que buscar otro factor para aparecer en los medios de comunicación como víctima del sistema.
En fin, el caso es que el nuevo presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, el panista Marko Cortés Mendoza, casualmente convocó a todos los grupos parlamentarios a conducirse con respeto en la búsqueda de acuerdos, pese a las naturales diferencias entre los partidos políticos.
“Podemos tener disposición para llegar a acuerdos con respeto, diálogo y altura de miras, y al mismo tiempo defender nuestras posturas partidistas”, dijo el moreliano y le dio la vuelta a la hoja. Lo dicho, en la paráfrasis: entre políticos podrán hacerse pedazos pero nunca se harán daño. Conste.
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