Manuel Zepeda Ramos
Juan, César, Arturo y Francisco, fueron primos hermanos de mis Padres: Lara por parte de mi papá – mi abuela Lola era hermana del tío abuelo José- y Ramos por la de mi mamá – mi abuelo Arturo fue hermano de la tía abuela Sara-.
El parentesco pues, atado con firmeza en toda la dimensión y capacidad posibles.
En el cariño hacia ellos nos educaron a todos los hermanos Zepeda Ramos.
Arturo y César siempre fueron, en la casa de mis mayores, papá Arturo y papá César. De ese tamaño.
De los hijos del tío Juan – tío Juancho-, con Gertrudis González, siempre tuve a dos preferidos: Enrique y Olga.
Madre de Gertrudis y José Juan Burguete, Olga fue hermana mayor en la casa paterna.
Siempre consideré a Enrique como a un hombre inteligente y generoso, gran abogado que el destino quiso que su paso por el mundo fuera breve. Su desaparición coincide con la candidatura de Luis Echeverría, su amigo generacional, compañero de carrera. Los astros no se le alinearon en su futuro político chiapaneco.
Así como aprendí a quererlo, el cariño por los hijos que tuvo con Amelia Coello, su queridísima esposa, se hizo extensivo.
Su primogénito, hoy cumple años.
Al igual que Enrique, es realmente querido por muchos tuxtlecos, de todas las edades y de todos los estratos sociales.
Deportista eterno de muchos deportes, hoy practica el golf como un adolescente, con singular habilidad.
El viaje -de los muchos que hicimos-, ahora citado y realizado con el siempre recordado Ramiro Ordóñez Gibson de Tuxtla a Xalapa, de noche, lo tengo muy presente. Nadie durmió porque lo que allí se platicó no podía desperdiciarse con el sueño. La música y el cine estuvieron presentes por más de diez horas de travesía.
Mi queridísimo Francisco José Lara Coello, Panchito para todos los tuxtlecos, me llena de alegría poder felicitarte en este tu día.
Quiero decirte que haz hecho una familia maravillosa al lado de Lita. Tus hijos te respetan y te admiran.
Que vivas muchos años más, hermanito Panchito!