Joel Hernández Santiago
La leyenda dice que hubo estruendos, fuego, bolas de ceniza, lava incandescente por todos lados, ruido, ruido, ruido… La tierra temblaba, los ríos se desbordaban, el viento enloquecía… No era para menos: ¡Los montes estaban de parto! Y así pasaron semanas y días. La fauna esperaba estupefacta. ¡Y llegó la hora!: los montes parían y si, de todo aquel marasmo y retiemble nació un ratón… un pequeño ratoncillo que saltó a tierra y todo quedó en paz…
Así estamos con esto de un destape que no fue destape y con un proceso “democrático” interno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que no fue democrático porque esta vez –como muchas veces antes en su historia—ni los delegados a sus asambleas ni los militantes decidieron a su candidato para la presidencia de la República… “No hubo sorpresa alguna”
Pero sí aplaudieron a rabiar en cuanto se dio el nombre de José Antonio Meade Kuribreña, un candidato sui generis porque no es militante del PRI, porque surgió en los brazos del Partido Acción Nacional (PAN) y porque su formación es más del tipo conservador.
Al contender, Meade Kuribreña tiene tras de sí a un aparato estatal que ya se pone a su disposición para hacerlo ganar, como ocurrió con Alfredo del Maso Maza en el Estado de México, no hace mucho.
Dice Meade que no tiene ‘hambre de poder’ pero quiere ser presidente de los mexicanos. Poco a poco, en esta guerra en la que se convierte el proceso electoral, se irán ‘filtrando’, vida, obra y milagros de lo que ha hecho a lo largo de sus 48 años. Estas filtraciones no necesariamente vendrán de sus opositores políticos, sí de priístas y funcionarios públicos desdeñados y hoy despechados que “saben cosas”.
Por otro lado se dice que al elegirlo, el presidente Peña Nieto, por influjo fuerte de Luis Videgaray, quiso matar dos pájaros de un tiro: por un lado tener a un hombre consecuente y que por seis años cubrirá la salida de Peña Nieto y su gente, de sus hechos, sus errores y sus abusos; pero también se busca sumar los votos de los panistas que ven en él a uno de ellos, tanto en formación como también irredento; que piensa como ellos y actúa como ellos…
Pero sobre todo es una carta marcada. Es la carta del Calderonismo que enfrenta a Ricardo Anaya, actual presidente del PAN y aspirante a la candidatura por su partido o desde el Frente Ciudadano por México (FCM). Con esto, la corriente del ex presidente Calderón se posiciona en la aspiración por la presidencia con Meade y es apoyada por los panistas con los que éste convivió durante su gestión hace más de seis años.
Eso es: panistas de renombre como Enrique Cordero, Javier Lozano, Roberto Gil Zuarth, Salvador Vega Casillas… encabezan a panistas que no se encuentran con Anaya y que ven a Meade como uno de los suyos en la presidencia de México.
La doble banda funcionará a regañadientes por el lado priista. Porque aunque aplaudan, aunque suenen las cornetas y matracas y los abrazos y los besos y los selfies y los apapachos: en el fondo hay un profundo descontento no sólo entre la militancia que se siente traicionada, también entre los jerarcas de larga data, quienes hacen como que sí, pero es no.
De tal forma Meade llega a una contienda con un partido dividido, con retacería del panismo y con un apoyo incondicional de los aparatos del Estado puestos a disposición de su triunfo. Lo que incluye a los funcionarios electorales que están ahí, dispuestos a dar la batalla por el partido que los puso en posición relevante para lo que serán las elecciones de 2018.
Por lo pronto Andrés Manuel López Obrador, que el 12 de diciembre anunciará su candidatura, redobló la dureza de su discurso: “Pelele, títere, señoritingo”… Alejandra Barrales no sabe cómo solucionar la elección de candidato del FCM y el PRD está a un tris de dejar la famosa coalición de partidos porque; Miguel Ángel Mancera dice que si no es él, entonces tiene que ser él sólo con el PRD…
En estas vamos: Panistas que hacen proselitismo por el PRI; priistas que apoyan a un panista de origen y no militante del PRI; Frentistas que no están al frente de la contienda que ya comenzó; perredistas que no tienen candidato frentista pero tendrían candidato como partido; el PAN enfrentado entre Anaya y el otro frente de Felipe Calderón: Margarita Zavala… Y así…
Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé…
Así que la leyenda dice que de todo ese estruendo de los montes, nació un ratón.
jhsantiago@prodigy.net.mx