Héctor Calderón Hallal
Algo pasó en este país llamado México de un tiempo a la fecha, en que un género de narrativa que está más allá de la ficción y del surrealismo al que nos habían confinado André Bretón o el mismísimo Salvador Dalí, se apoderó de sus calles y sus poblados… y del interior de muchas instituciones otrora imperturbables como las escuelas y muchos de sus hogares, incluso.
Desde que llegó esa forma de gobierno hace casi siete años, repitiéndonos aturdidoramente algunas analogías del libro del Apocalipsis, con un nuevo gobernante que se autoproclamaba ya desde entonces, en modo de blasfemia, como una especie de mesías que “habría vuelto con la consumación de los tiempos” a castigar al rico, al injusto, al impío, al impuro de corazón… y a todo aquel que no accediera a la destrucción de las instituciones y del ‘orden declarado’, para dar lugar a ese nuevo ‘orden implicado’, donde por fin la gran pirámide social se invertiría rotundamente y, el lumpen proletariado como el lumpen campesinado, estarían en la cúspide, dominando el sistema económico por fin y hasta quemarían en la hoguera de la justicia ‘verdadera’… a todos los ricos, influyentes, criollos, aspiracionistas, ambiciosos vulgares, blancos, clasemedieros, fifís, privilegiados, burgueses, aristócratas, prianistas, clasistas, racistas y neoliberales… desde entonces, se puede afirmar, que la sociedad, definida antes por los estudiosos más prolíficos como todo aquel “orden normativo moral, religioso y jurídico, constituido por un conjunto de normas”… no es más tal y por el contrario, se ha trastocado en un conjunto de premisas histórico-políticas que nunca se comprueban ni se materializan, aunque son defendidas rabiosamente por el gobierno en turno, para sostener dos aterradoras pero indefectibles razones: la vendetta social contra la clase media y la revancha política.
Sí… ya nos quedó claro a muchos… así es.
Los únicos beneficiarios de toda esta distopía actualizada y ‘remasterizada’ que vive nuestro país en todos los órdenes, son los actores políticos que se empoderaron gracias a la demagogia y al aprovechamiento de la circunstancia de hartazgo y confusión política que se presentó en el electorado mexicano en aquel proceso de julio de 2018.
Para su situación patrimonial y social ha sido la “transformación y el cambio verdadero”.
En muchos Estados del país, como Sinaloa, ya no es sostenible la situación de violencia e inseguridad pública que prevalece hoy día; la autoridad no puede estar a merced de las acciones perfectamente planificadas -al parecer- del crimen organizado; este no debe de marcar los tiempos ni las formas de la autoridad, en ninguna de las entidades federativas.
La tarde de este martes 23 de septiembre, ocurrió en Culiacán, Sinaloa, un caso que no solo ilustra todo el argumento del presente trabajo… sino que constituye ‘el colmo’ de la tolerancia y la complacencia de la sociedad mexicana… y que de paso nos confirma que, en esos lugares como Sinaloa, algo debe de hacerse de manera urgente desde el Gobierno Federal, para evitar una catástrofe política y social de dimensiones mayúsculas… para no solo hacer declarativa la voluntad de hacer prevalecer la paz pública y el orden en las calles… sino para materializarla… para demostrarla con hechos, con acciones.
Porque en Sinaloa, “el movimiento se demuestra andando”.
Un guardia de la Policía Estatal de Sinaloa, asignado a la seguridad personal de la familia del gobernador Rubén Rocha Moya, fue atacado a balazos mientras circulaba por una concurrida vialidad a la salida sur de la capital de Sinaloa, conduciendo una camioneta marca Jeep de modelo reciente. El agente identificado como José -N-, fue trasladado de urgencia a recibir atención médica a un hospital cercano dada la gravedad de las lesiones, habiéndose reportado su estado de salud hasta el momento de capturar esta entrega, como crítico.
Cabe destacar que, en ese mismo vehículo, viajaba una nieta del gobernador Rocha Moya; una pequeña del rango de edad materno-infantil que afortunadamente resultó ilesa… mientras que otro de los agentes, de sexo femenino, solo tuvo alteraciones nerviosas y ya fue dada de alta de la atención médica.
El susto no fue menor… ni para la familia del mandatario… ni para ningún ciudadano bien nacido de ese Estado ni del país. A nadie puede deseársele una tragedia como la que afortunadamente no se consumó esa tarde en Culiacán, en la humanidad de la pequeña descendiente del también exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa… ni de ninguno de sus escoltas… ni de ningún tercero o transeúnte… que quede claro.
Pero definitivamente, no puede minimizarse ni tratarse de evadir con cortinas declarativas o mediáticas, como lo pretendió hacer el propio mandatario, tratando de negar que tiene realmente un problema en su Estado… un Estado que definitivamente no gobierna…
A escasos minutos de verificado el atentado, el gobernador sinaloense, respaldado por su equipo de comunicación social y toda su administración, salió a declarar -y a defender con uñas y dientes- su verdad ‘histórica’… su propia teoría del caso: “Se trató de un intento de despojo de vehículo” … ¡Guau!… ¡Más original y más elaborada no pudo haber sido la respuesta!…
Cualquier estudiante de primer año de criminalística hubiera interpuesto su “duda razonable” ante tal declaración.
Un despojo de vehículo no se intenta por lo regular ni estando en movimiento… y mucho menos cuando se distinguen a bordo dos o tres elementos de seguridad armados, con aspecto de militares o profesionales… y mucho menos se le efectúan tantos disparos a su carrocería…. Porque después… ¿cómo revende el automóvil el malandrín?… no corresponden pues los hechos reportados a la mecánica habitual durante la comisión de ese tipo.
La realidad es que fue, dada su investidura, señor gobernador… un ataque directo a la integridad de los tripulantes de ese vehículo propiedad de su hija o suyo… o de Gobierno del Estado… no ha quedado claro.
Ya por la noche se supo que fue encontrado el cuerpo sin vida de un individuo de aspecto joven, sexo masculino, al parecer que formaba parte del vehículo en que viajaban los atacantes y que habría efectuado disparos, solo que alcanzó a bajarse de la unidad y a correr no obstante, iba lesionado por una bala de alguno de los escoltas de la nieta del gobernador, quienes también dispararon para repeler el ataque; este habría logrado esconderse sin ser hallado, en un matorral en el borde de un canal hidroagrícola que está por la zona. Pero falleció después de algunas horas sin recibir atención médica.
Aquí, como es evidente, toda la fuerza pública se empleó hasta dar con el paradero y ejercer contra su humanidad, la acción fulminante eficaz, para castigar ese delito… ese crimen… en grado de tentativa, afortunadamente.
Para este caso sí hubo voluntad política y eficiencia
Pero no se tratare de un ciudadano humilde, sin cargo público o que no estuviese de acuerdo con la política del actual Gobierno de Sinaloa o de México… no se tratare de un crítico o de un periodista incómodo… no se tratase de un político opositor como el caso del doctor Héctor Melesio Cuén Ojeda, porque entonces los días… y los meses… y los años, se vinieran encima inmisericordemente sin tener siquiera un seguimiento puntual del asunto… sin haber tenido el decoro o la vergüenza de parte de los actuales responsables de la Fiscalía Estatal de Justicia, de corregir la vergonzosa hipótesis que se atrevieron a difundir en cadena nacional el mismo día de perpetrado el homicidio: Que había sido “un intento de despojo de la camioneta en que viajaba el diputado Héctor Melesio Cuén”, cuando el tímido (o torpe) actor ejecutante, aparenta en un vídeo montaje difundido por la propia Fiscalía local, haber empezado por amagar al copiloto en la gasolinera -supuestamente el doctor Cuén Ojeda- y haberle efectuado en cuestión de segundos un par de disparos fulminantes.
Volviendo a la mecánica de los hechos… un vehículo se despoja atacando en primera instancia al conductor (inhabilitándolo y sacándolo de la cabina) … y si hay otros tripulantes, se ejecuta por dos o más asaltantes (armados) que intervienen al mismo tiempo para inhabilitar y evacuar el vehículo.
¿A quién pretenden engañar?
Para la nieta y la hija del gobernador Rocha esta vez, sí hubo una respuesta eficaz del gobierno sinaloense y la Fiscalía de Justicia local; esta vez que hallaron “liquidado” al presunto -o uno de los presuntos- atacante de la consanguínea del mandatario, poco tiempo después de sucedidos los hechos…
Para ellos sí hay justicia pronta y expedita… pero ¿para los deudos de esas cerca de mil novecientas personas asesinadas?… ¿para los familiares de esos mil 800 individuos, mujeres y hombres, desaparecidos de manera forzosa?… ¿y para las casi 8 mil víctimas afectadas del despojo de su vehículo automotor, a quienes les hacen dar vueltas inmisericorde y absurdamente a trámites y diligencias en las agencias del Ministerio Público “competentes y especializadas” para ese delito, sin darles un avance mínimo de la investigación, ni coadyuvar con el afectado para el esclarecimiento de su situación legal, a fin de que realicen la cobranza de la póliza del seguro correspondiente?… ¿y para los casi 35 mil sinaloenses que han perdido su empleo gracias a esa situación de inseguridad?… ¿y para los que han tenido pérdidas económicas que en conjunto suman según cálculos oficiales, 36 mil millones de pesos?…
Definitivamente…. En los tiempos estelares de la ‘Cuarta Transformación’…. Para ellos… para la ‘clase política morenista’… para los que ostentan… y también detentan el poder… para ellos sí hay una justicia pronta y expedita.
Para el pueblo simple y llanamente… sólo la ley a secas.
Autor: Héctor Calderón Hallal
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