Francisco Rodríguez
Durante prácticamente todo el sexenio de Miguel de la Madrid en Los Pinos, todos los viernes por las tardes Emilio Gamboa Patrón mandaba a alguno de sus auxiliares a que llevara una caja a su vehículo y la metiera a la cajuela del mismo. Generalmente esa caja era de botellas de champagne, pero el contenido no eran ni Dom Perignon ni Moët & Chandon, sino fajos de billetes birlados a la partida secreta a la que entonces tenía derecho el Presidente de la República. Los oficiales del Estado Mayor Presidencial y aún el propio titular del Ejecutivo ingenuamente pensaban que el yucateco se llevaba de la residencia oficial “unos pomos” para sus fiestas, saraos y pachangas finsemaneras.
Con Carlos Salinas de Gortari en la Primera Magistratura, robada a Cuauhtémoc Cárdenas mediante un fraude descomunal, la partida secreta creció exponencialmente. Del millón de pesos diarios que el Banco de México llevaba a diario a Los Pinos durante la época de su antecesor –y de la cual Gamboa Patrón extraía recursos con los que iniciaría la que hoy es sin duda una de las más grandes fortunas creadas al amparo de la politiquería– ésta partida para uso confidencial y sin necesidad de presentar comprobantes de gasto alguno llegó a sumar hasta 190 millones de dólares.
Muchos recordamos que, de acuerdo a Luis Téllez Kunzler, quien en el salinato fuese subsecretario de Agricultura y con Zedillo jefe de la Oficina de la Presidencia, “Salinas se robó la mitad de la partida secreta”. Y aunque luego se retractó temerosamente de su dicho –grabado accidentalmente, mientras tenía una conversación con un grupo de amigos–, la versión cobró visos de veracidad, toda vez que en una grabación ilegal filtrada por Liébano Sáenz a Televisa, la madre de Claudia Ruiz Massieu, actual presidenta del CEN del PRI, Adriana Salinas de Gortari pelea con su hermano Raúl, entonces preso en Almoloya. Durante la plática, Raúl Salinas califica a Carlos como traidor y comenta que va a responder a las declaraciones del ex Presidente espurio, advirtiéndole: “todo voy a aclarar, de dónde salieron los fondos, quién era el intermediario, para qué eran, de dónde salieron y dónde fueron (…) Y voy a decir qué fondos salieron del erario públicopara que se devuelvan, yo creo que con eso la sociedad sí quedará contenta”.
Y remató: “El dinero es de Carlos”.
¿Acaso la mitad de la partida secreta que, dijo Téllez, se robó durante su mandato?
Murió en abril de 2019. La revivieron en julio de 2019
La partida secreta fue creada desde 1917 y fue una especie de caja negra que se financiaba con los recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación –que se constituye con los recursos que “abuelita de Batman” aportamos los pagaimpuestos– y que se asignaba a la Presidencia de la República, pero podría ser ejercida por otras dependencias, como las secretarías de Defensa, Marina y Gobernación, así como por el Instituto Nacional de Migración, entre otros. A través del Artículo 74 de la Constitución se le otorgaba el derecho al Presidente en turno de contar con una partida secreta que podía ejercer sin control alguno, y con ello se podía incrementar el gasto o crear nuevas erogaciones no previstas.
Codo como se sabía que era, Ernesto Zedillo –“no traigo cash“– usó esta partida muy discretamente. El encargado de manejarla, Liébano Sáenz, se contagió de la pichicatería del primer mandatario egresado del IPN.
Pueblerinos, Martha Sahagún y Vicente Fox, en ese orden, la usaron para satisfacer caprichos de nuevos ricos. Remodelación del rancho materno, que luego se quedó Chente y, como se recordará, hasta compra de toallas que costaban, cada una, cuatro mil de aquellos pesos.
Mojigatos, los Calderón – Zavala también la usaron a discreción, pero como en el reciente caso de la solicitud de escoltas a AMLO, simularon vivir no en la “sana medianía” juarista, sino de plano en la “pobreza franciscana”.
Con Enrique Peña Nieto, como en el caso de su mentor Salinas de Gortari, el uso de esta partida discresional fue apoteósico… para uso personalísimo. Y si el que se decía de Agualeguas “ser robó la mitad de la partida secreta”, Peña debió habérsela robado toda.
Por tantos abusos, hace apenas un par de meses, el 25 de abril, la partida secreta fue desaparecida de los presupuestos de egresos de la federación. A iniciativa del morenista Pablo Gómez, la iniciativa para su eliminación fue aprobada por 437 votos en la Cámara de Diputados.
Pero ayer en la mañana “revivió”. Los legisladores le dan ahora a AMLO la facultad de destinarla a los programas previstos en el Plan Nacional de Desarrollo o a lo que determine el titular del Ejecutivo Federal.
Esperemos que en su uso discrecional no haya abusos ni robos como en el pasado reciente, ¿no cree usted?
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