Joel Hernández Santiago
“¡Cuándo se había visto esto!”, o esto otro o lo otro… De distinta forma, la gente comenta sorprendida por estos días de “Pase usted…” – “No, cómo cree, pase usted primero, hágame el favor”. Esto es: Vivimos un periodo político novedoso en México aún en la transición administrativa.
Por lo menos esto ocurre en el caso de la presidencia del país. Desde que se conocieron los resultados el primero de julio se han reunido en tres ocasiones el presidente de México, Enrique Peña Nieto y el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador…
Y en las tres reuniones, a modo de pax de deux de ballet, los dos personajes han danzado a buen ritmo, sin contratiempos, sin agravios, sin malos modos, así como niños que sí fueron a la escuela y tuvieron clase de civismo –cuando la había-. La amabilidad ahí rechina de limpia…
El presidente Peña Nieto –que concluye su mandato el 30 de noviembre—asegura que él es el artífice de este tipo de reuniones en tono republicano…
Pero también hay la suspicacia de que una vez terminada su gestión, la nueva administración Morenista pudiera levantar el dedo acusatorio y haya persecuciones de todo nivel, luego de que al gobierno saliente se le ha tachado de corrupto en todos sus niveles y de impunidad a diestra y siniestra. Posiblemente ambos hayan hablado del tema. Ya se verá qué sigue luego en esto…
Mientras tanto, a modo de control de daños, el presidente Peña Nieto se ha dejado entrevistar por las televisoras y puesto en horarios estelares a modo de mensaje presidencial. Ha tocado “puntos sensibles de su gobierno” como es el caso de la famosa “Casa Blanca” en donde el único error que reconoce es haber involucrado a su señora esposa…
O temas como el de la inseguridad en donde dice que hubo buenas intenciones pero que no se consiguió la meta de erradicar el estado de crimen y violencia en el país día a día.
Y así el mensaje en el que justifica las razones de su gobierno, intenta acallar críticas y quiere una salida airosa… Aunque no la habrá porque perdió prácticamente en todo el país: él mismo.
Andrés Manuel López Obrador ya actúa como presidente, aunque tomará posesión el primero de diciembre próximo. Y no hay día que no de nota: y cada día avisa de nuevas medidas de gobierno, de lo que habrá de ser, aunque mucho de lo que habrá de ser comienza a ser ya, pues para muchos ya está en funciones de gobierno…
Y como novedad, poco a poco ha dado a conocer a su gabinete presidencial, sus cercanos, sus medio cercanos y los de lejecitos. Está bien. Mejor así. Por supuesto, algunas de sus decisiones han sido cuestionadas con seriedad, pero él atiende al llamado de su conciencia más que al llamado de quienes opinan distinto a él y ese será el tono y modo de su gobierno…
[Ha dado muestras de ser extremadamente susceptible a la crítica y muestra enojo en contra de quienes critican sus decisiones. Muy directamente se ha referido al periódico Reforma como prensa “fi-fí”. Ya en campaña se encargó de regañar públicamente a Jesús Silva Herzog Márquez porque publicó un texto crítico a su campaña y a “su fuente” le contesta pero evade… Y así.]
Ya se sabe que es un hombre bien intencionado y que tiene el ideal de un país justo, igualitario, sin corrupción ni impunidad: todo para todos, sería la consigna íntima. Pero esto no significa que todo lo que diga o el modo de hacerlo sean correctos o no tenga consecuencias dañinas.
De hecho ha ido cambiando de opinión respecto de algunos temas de campaña y que ahora ha matizado cuando se encuentra frente a posibles consecuencias negativas a su gobierno, como es lo del Aeropuerto Internacional de la CdMx. Pasó del rechazo total a su construcción en Texcoco y propuso enfático que se haría en Santa Lucía. Luego de diferentes cambios de tono, en este momento ha dicho que tiene estudios de pro y contra en la mano, para los dos casos, pero que esto se decidirá mediante ‘consulta popular’. Y así.
También importa qué ocurrirá en los estados que habrán de cambiar de gobierno pronto, como es el caso de Tabasco al que llega Adán Augusto López Hernández por la Coalición Juntos haremos Historia, con 732,480 votos, resultado ‘tsunami morenista’ que ya referimos, pero también porque el gobierno de Arturo Núñez Jiménez –PRD- fue un gobierno fallido a ojos vista…
En fin. Vivimos días novedosos, sí: y es bueno. Hay un ánimo participativo popular y hay ganas de que las cosas cambien. Ojalá: millones de mexicanos están a la expectativa. Millones de mexicanos serán los que decidan lo que sigue, aun sin consulta popular.
jhsantiago@prodigy.net.mx