Visiones y perversiones
Carlos Ferreyra
Los payasos de mi infancia eran gratos, divertidos, no podía haber circo sin los hombres de gran nariz roja, redonda, rostro pintado con exageración, ropa suelta y enormes zapatones.
En mi adolescencia cambiaron los payasos, pocos circos pero un amplio escenario. Sin zapatones el rostro huidizo y ropa a la medida, aparecieron con éxito en la política.
La televisión francesa quiso documentar esta para ellos novedosa especie humana y escogió al gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa Figueroa, quien se entusiasmó en complacerlos.
Recibió al grupo visitante mientras nadaba y cantaba a grito pelado La Marsellesa barbotando las estrofas en algo que suponía era el idioma galo.
En el reportaje transmitido por los canales de TV France, está primera toma les facilita a los periodistas hacer un juego de palabras comparando al mandatario guerrerense con un cachalote o algún animal marino parecido.
Figueroa se cubre con un bello sarape blanco que lleva entretejido su nombre. Van en el autobús personal, donde les presu una reluciente escuadra que, explica, siempre lo acompaña.
Se solaza en platicar que su progenitora, a la que siempre se refiere como “mi santa madrecita le dio apenas adolescente, su primera arma. Las Armas son para usarlas, le dijo la señora y en este punto deja asomar la sospecha de que ya lleva varias muescas. Pero no abunda.
Durante un desayuno,Figueroa con su chipiturco blanco, a una pregunta incómoda alza el tono de voz, advierte que a él no se le falta al respeto y ostentosamente coloca su artillería sobre la mesa
Las caras de los visitantes reflejan el miedo cuando escuchan al gobernante ordenar al jefe de Policía que detenga a tal o cual y que los encierren pero después de una sesión de disciplina. Entiéndase tortura.
El sujeto con más aspecto de pistolero que de autoridad, hace como que va a aprehender a los periodistas que se miran desconcertados y mudos.
Carcajada colectiva, palmoteo de espaldas a los presuntos y todo termina en jolgorio, intercambio de recuerdos y la promesa que serían muy cuidadosos en la presentación del reportaje.
La competencia por el payaso nacional más característico, fue de tal magnitud que resulta imposible detallarlos. Así avanzamos y en rápido corte, citaremos que los gringos decidieron hacer de cada payaso un asesino serial
Los niños comenzaron a asustarse hasta con los que regalaban animalitos hechos con globos en los desayunos dominicales.
Y de nuevo se impuso la política y sus personeros actuales, ridículos, falsarios, mentirosos, vanidosos y enamorados perdidamente de sí mismos.
Estamos en la etapa de los payasos funestos, el cúlmen de la perversidad…