Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
La guerra arancelaria que Donald John Trump emprendió contra la República Popular China, como continuidad de las batallas económicas y comerciales de su odiado antecesor, Joseph Biden, llegaron a un punto sumamente delicado, de acuerdo con la dictadura mediática global, con la cancelación por parte de Pekín de la compra de la soya estadunidense debido a los impuestos decretados por DJT. El impacto fue tan fuerte que de bote pronto el monarca que jura “no soy rey”, pero actúa como si lo fuera después de que más de 7 millones de ciudadanos lo repudiaron, impuso la tasa arancelaria más alta a las importaciones de China y dispuso cancelar su encuentro con Xi Jinping en el marco de APEC 2025 (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico), en Corea del Sur; pero como es habitual reculó el magnate en menos de 24 horas y dialogarán.
Por supuesto que el asunto de la soya es significativo, pero notablemente menor en comparación con las recientes y nuevas disposiciones del gobierno del Partido Comunista Chino en materia de lo que son conocidas como tierras raras.
Las nuevas regulaciones chinas establecen que “cualquier producto extranjero que contenga al menos un 0.1 % de tierras raras pesadas de origen chino estará sujeto a licencia de exportación”. Y lo más importante: “China no autorizará exportaciones para fines militares o de doble uso”.
De acuerdo con la visión china, enriquecida el 9 de octubre, los artículos relacionados con las tierras raras tienen características de doble uso, tanto civiles como militares. La aplicación de controles a la exportación de este tipo de artículos es una práctica internacional común”. Y para Pekín es un asunto de seguridad nacional; lo que significa, según varios expertos, que Washington ya no puede garantizar el reabastecimiento ilimitado de su arsenal con insumos provenientes de China.
Para ilustrar la magnitud del problema para el complejo militar industrial estadunidense y su geopolítica de reconquistar el poderío y la fuerza del imperio de las barras y las estrellas en los añorados términos de la caída del Muro de Berlín (la desintegración de la Unión Soviética y del campo socialista en Europa): China controla 70% de la extracción, 90% del procesamiento y 93% de la producción de imanes de tierras raras del planeta. Y tales minerales son esenciales para fabricar: aviones de combate F-35, submarinos nucleares clase Virginia y Columbia, misiles Tomahawk (por los que implora Volodímir Zelenski), sistemas de radar, drones Predator, bombas inteligentes JDAM.
Para algunos especialistas se trata de un movimiento que sacudió los cimientos mismos de la estrategia de defensa de Estados Unidos. La República Popular China impuso nuevas reglas para el régimen de control sobre la exportación de tierras raras y tecnologías asociadas, materiales fundamentales para la producción de armamento de alta gama. Lejos de ser una simple “guerra comercial”, como la presenta la dictadura mediática global, es una gran maniobra geoestratégica directa contra la capacidad bélica del imperio de las barras y las estrellas y la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Durante los últimos tres años, EU vació gran parte de su arsenal para sostener una guerra contra Rusia en Ucrania, y financiar la maquinaria de guerra israelí en su ofensiva genocida contra Gaza. Se proyectaban nuevas intervenciones militares contra Irán, Venezuela, Colombia y otros países. Mas esa estrategia choca ahora con un muro: la capacidad de producción de armamento de USA está al límite, y China decidió apretar la cuerda.
Acuse de recibo
“Venezuela no está colapsando, está resurgiendo y lo está haciendo con una fuerza que podría cambiar el equilibrio global para siempre”, pronosticó el reconocido economista estadunidense y voz muy influyente Jeffrey Sachs… Van los últimos mensajes, del mes anterior, por la desaparición de Síntesis Periodística que durante casi 20 años editó Carmen Lila Romero. Cuauhtémoc Villamar: “Lamento la desaparición de esta publicación, pero espero que estés en mejores condiciones personales muy pronto”… “Lástima se suspenda. ¡Mucha suerte y mejor salud! Gracias por la información durante todos estos años. Faustino Alonso”… Marcela Roel: “Agradecida de haber recibido los envíos. Buena suerte y buen camino”… Lo anterior y mucho más merece el trabajo de Carmen Lila… Cuatro citas en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza y nada hubo porque el tomógrafo “está descompuesto” y al final dijeron “ya tronó”… Un paciente aseguró que “No hay dinero”. Aclaré: “Dinero sí hay, si acaso está mal distribuido”… La antropóloga Elisa Godínez hizo trizas el jueves pasado al Fonden, pero oh sorpresa ni siquiera sabía el nombre del fideicomiso Fondo de Desastres Naturales y lo que es todavía peor, mandó a corte cuando el programa concluía y en los dos casos le valió mami. Un poquito de respeto a las audiencias de Canal Once no le haría mal a la barroca panelista de Masiosare.
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