Luego de la salida de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, el capo sinaloense de lo que fuera la cárcel de máxima seguridad del Altiplano, queda claro que directamente en la persona y puesto del presidente Enrique Peña Nieto recaen en esta administración, todos los equívocos y errores de sus hombres del gabinete gubernamental.
Durante todo el fin de semana fue fácil advertir cómo en lugar de una estrategia de control de daños para parar en seco al menos el tema informativo del escape carcelario de El Chapo, lo que se alimentó fue precisamente a través de Monte Alejandro Rubido, comisionado nacional de Seguridad; la forma en que el delincuente se burló del Estado, independientemente de cómo se haya fugado y quiénes le ayudaron en esta empresa.
Si Rubido fue escogido por sus jefes para ser el pararrayos de todas las críticas por lo imperdonable de la huida de El Chapo, mal se escogió al ejecutor de control de daños; porque el comisionado nacional de Seguridad más que atemperar la cólera, lo que ha hecho con sus múltiples tours a los medios de comunicación, es acrecentar el enojo en contra de quienes ni siquiera pudieron como lo prometieron, mantener en su encierro carcelario a un delincuente recapturado.
Peña Nieto en el caso de la fuga Guzmán Loera, como en otros tantas crisis de su administración es el directamente afectado porque no se querido establecer una línea de responsabilidad indirecta para lo que al final se cuenta con un gabinete de gobierno.
Si algo grave pasa en el frente de seguridad y violencia habría quienes deban asumir directamente la responsabilidad para proteger a su jefe. Si algo en la economía va fallando como el desliz del peso frente al dólar ya de forma imparable, o la tasa de crecimiento anual que no despeja, también hay quien es claramente responsable.
Pero el estilo de Peña Nieto es asumir de manera frontal los costos, como si fuera él quien realizara todo el trabajo o como si al final nadie más tuviera compromiso. Pareciera que también se quiere vender la idea de que todo se tratara de un destino prospectivo de la historia nacional.
El presidente no ha entendido tal vez, que remover a varios de sus hombres de sus puestos de gobierno y administración, responsables de que ya haya acabado en términos de gobernabilidad su sexenio, le daría oxígeno a él mismo. ¿Qué caso tiene cargar con muertos en el clóset y asumir toda la responsabilidad?
Peña Nieto se incendia y nadie de sus hombres alrededor le acerca el extinguidor.
Acta Pública… El presiente Enrique Peña Nieto asume la responsabilidad en la fuga de “El Chapo”.
Para advertir… Los pararrayos políticos son para usarse y no de puro adorno o en el peor de los casos, de estorbo.
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tienes razon, este pdte es como aquel de Y YO POR Q? les gusta solo el pa$tel pero la tajada es tan grande q se les cae.