Por Francisco A. Servin de Alba
Cualquiera que lea el encabezado del texto, dudaría que hubiese otro fraude de la magnitud del que cargaremos los mexicanos durante los próximos 70 años. Pero, desafortunadamente, hay que admitirlo y decirlo con todas las letras: sí existe algo parecido a ese lastre y, nuevamente, las autoridades dan su aval para que acontezca.
Festejando están, las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES), los primeros diez años de existencia. Ellos sí, tienen porqué celebrar, pues, la manera como han manejado el dinero de los futuros pensionados del país, les ha permitido embolsarse una cantidad de dinero tal, que en otra parte del mundo sería evidencia suficiente para un merecido castigo. No en el territorio en donde se premia el delito con rescates, y menos, si se ha contado con ayuda en el momento electoral preciso.
El tiempo transcurrido, es fiel testigo de lo que ocurrirá en pocos años. La crisis de solvencia arrastrará a la nación entera y el gobierno federal, volverá a confirmar su afinidad con los grupos del poder económico, aumentando la carga a quien se ha acostumbrado a pagar los excesos de los mismos de siempre.
Diez años perdidos en el horizonte del trabajador, porque sus aportaciones a un sistema abusador y deshonesto, han servido exclusivamente para engrosar, más, las carteras de los hombres más ricos del país. En este periodo de tiempo, el crecimiento en las aportaciones de más de 37 millones de trabajadores se congeló; en cambio, las finanzas de los grupos involucrados en el manejo de las esperanzas de muchos, han subido como el bicarbonato cuando se le agrega limón.
Ellos, han alcanzado la nada despreciable cifra de 27,910 millones de pesos en utilidades netas, lo que significa, que los retiros jugosos, no serán para los trabajadores, sino como siempre, para los que menos necesitan. Echemos una mirada a los principales indicadores en los balances de estas sociedades y veamos como han crecido sus negocios.
Todas las cifras son expresadas en millones de pesos y se redondean para una mejor lectura (por eso mismo, quizás, algunas sumas no sean exactas) En todos los años, los datos se dan al fin del mes de diciembre, excepto el año en curso. Los datos fueron sacados de la página Web de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR)
Como podemos observar, han triplicado sus activos totales; eso demuestra la bondad del sistema, ya que tienen cercado a los trabajadores y su dinero es secuestrado por una organización que les escamotea las utilidades que genera. Se lo voy a demostrar con un ejemplo lo más sencillo posible.
Veamos la siguiente gráfica que elaboré también con datos extraídos de la pagina Web de la CONSAR.
Fondos acumulados de los trabajadores en las AFORES
(Millones de pesos)
El concepto RCV (retiro, cesantía y vejez), incluye los recursos correspondientes a las aportaciones voluntarias. Todas las cifras se dan al fin del mes de diciembre de año correspondiente, excepto el año actual. Las cifras parciales pueden no coincidir con el total por razones de redondeo.
La columna señalada con los símbolos de pesos, es el monto de dinero que administran las AFORES. Los recursos de vivienda son registrados por las AFORES, pero, administrados por el INFONAVIT, por eso no las consideré para los cálculos que veremos más adelante.
Voy a intentar ser lo más claro posible y para ello me valdré de ejemplos sencillos, redondeando los números para una mejor comprensión. Le suplico vea la columna marcada con $$$ como referencia a los siguientes casos.
Las afores iniciaron en 1998 y para diciembre de ese año, ya había un total acumulado de 105 mil millones de pesos, pero de ahí correspondían 51 mil para vivienda que administra directamente el INFONAVIT, por lo cual para invertir en SIEFORES, quedaban 54 mil.
Pensemos que esos 54 mil, que se juntaron el primer año, no ganaron nada. Y vamos a suponer que los señores que manejan las AFORES, no saben mucho de finanzas. Por lo cual metieron el dinero a una cuenta de ahorro con un rédito anual del 4%. Entonces, tenemos que los 54 mil millones de pesos que había el 31 de diciembre de 1998 reunidos, estuvieron generando réditos desde el primero de enero de 1999 al 30 de septiembre de 2007. O sea, 8 años nueve meses al 4% anual. Sin complicarnos la vida, hacemos una operación sencilla. Ocho años al 4%, nos da un rendimiento del 32% y nueve meses del año 2007, al 4% anual, es un tres por ciento adicional. Por lo que tenemos lo siguiente:
54,000 x 32%= 17,280
54,000 x 3% = 1,620
Total = 18,900
Esto significa que, sin quebrarse la cabeza, esos 54 mil millones reunidos en el primer año, hubiesen dejado rendimientos, en todo este tiempo transcurrido, de 18,900 millones de pesos.
En el año de 1999, ya se habían acumulado, 104 mil en ese mismo renglón ($$$). A los cuales les restamos los 54 mil originales del año 1998 y tendremos que, había 50 mil millones nuevos. Volvemos a imaginar que mientras se juntaron en un año, esos 50 mil millones no ganaron ni un centavo de intereses. Sin embargo, han estado desde el primero de enero de 2000 al 30 de septiembre de 2007. O sea 7 años nueve meses. Por lo cual hacemos la misma operación anterior, pero con un año menos. Siete años al 4% nos da 28% de rendimiento y los nueve meses al 4% anual, es un tres por ciento adicional. Por lo que tenemos lo siguiente:
50,000 x 28%= 14,000
50,000 x 3% = 1,500
Total = 15,500
Y así, nos seguimos todos los años, haciendo lo mismo, tomando el monto acumulado durante el año correspondiente y dándole un año menos de rendimientos cada vez, por razones obvias. Los resultados serían los siguientes:
Si hacemos la suma de todos los posibles rendimientos obtenidos, debiera haber una utilidad acumulada en el sistema de 114 mil, 130 millones de pesos a favor de los trabajadores (en un ejemplo de lo más conservador) Pero, analizando el renglón de aportaciones acumuladas por los trabajadores en 10 años ($$$), vemos que la cifra es un total de 802,551.90 millones de pesos, hasta el 30 de septiembre de este año. Por favor, guarde esta cifra.
Las administradoras, reciben las aportaciones y las invierten a través de unas sociedades de inversión mejor conocidas como SIEFORES. Existen dos clases de SIEFORES, la básica 1 y la básica 2. En la uno, se invierte el dinero de personas mayores de 56 años y en la dos, el de las personas menores de esa edad. Ambas, tienen limitantes para invertir en valores internacionales y la básica uno, no podrá nunca adquirir valores de renta variable. Se entiende esto último, pues, los que entran a ese esquema de inversión, ya son cercanos a jubilarse y no hay porqué tomar un riesgo innecesario. Los otros, los de la básica dos, se supone que tienen mayor tiempo para poder tener un promedio aceptable.
Esa es la teoría, pero la verdad es muy distinta. Le invito a que pasemos a ver en dónde está su dinero y cómo le ha ido hasta el momento.
Para saber cuál es el monto que tienen los trabajadores invertido en las SIEFORES, nada más hay que mirar las carteras de valores de ambas organizaciones. Al 30 de septiembre del año que corre, el total invertido por las dos clases de SIEFORES existentes es de 808,462.30 millones de pesos.
Ahora sí, traiga la cifra que le pedí guardara. Debe usted advertir que solamente existe una diferencia de 5,910.40 millones de pesos. Lo que significa que, su dinero ha ganado prácticamente, nada en diez años. ¡El 0.74% en diez años! En otras palabras, si usted logró reunir en todo este tiempo con sus aportaciones la cantidad de 50,000 pesos, su saldo debe andar rondando los 50,370 pesos en promedio generalizado. Gano el equivalente a siete días, de salario mínimo, en diez largos años. Así de simple.
¿Adónde fueron a parar esas carretadas de dinero? ¿Por qué permitimos que los de siempre se sigan haciendo más ricos a través de hurtar el bienestar de la mayoría? Ahí le va la respuesta. Veamos el siguiente cuadro:
Aquí están las utilidades que deberían estar en su cuenta respectiva. Los señores de las AFORES, se han metido a la bolsa, de sus finos pantalones, la extraordinaria cantidad de 105,086 millones de pesos, por concepto de las comisiones que a usted le han descontado en estos diez años que ahora celebran. Estas empresas, han sangrado la economía de millones durante esta década.
Parafraseando al gran creador plástico, Gilberto Aceves Navarro, les pregunto a las autoridades, si de verdad hay algo que celebrar. Los dueños de los negocios de la usura, han hecho del futuro de millones de mexicanos, un pingüe negocio de unos cuantos. El pastel, en todos los sentidos, es sólo para ellos, pues los trabajadores que han ido depositando una parte de su salario, jamás podrán tener una rebanada del mismo.
Lo grave del asunto, es que, los trabajadores confían en que su dinero está produciendo lo adecuado para tener una vejez tranquila. Nada más fuera de la realidad, aunque le digan lo contrario, pues, cada vez es menor el poder adquisitivo de nuestra moneda.
¿Ahora se explica, el por qué lo clasifico como peor que el FOBAPROA? Porque en este caso, no se trata de ningún pasivo, al contrario son activos que debieran generar ingresos suficientes para garantizar su buen funcionamiento, sin embargo, los números son fatalmente realistas.
Con cifras proporcionadas por la CONSAR, nos damos cuenta que, mediante complejos informes, elaborados con toda la mala intención para que nadie los entienda, se ha mantenido una mentira que ya no puede seguir ocultándose. Este fraude legalmente establecido, muestra claramente que el futuro del país, no será lleno de colores vivos. Más bien, tiene desde ahora, la tonalidad de la esperanza muerta.