Por Aurelio Contreras Moreno
En el tianguis en el que se ha convertido el escenario político-electoral en México y Veracruz, la congruencia es un valor en franco desuso que se ha convertido en una mercancía más. Igual que la memoria.
Con el único objetivo de hacerse del poder, los partidos políticos están cachando a quien sea y lo que sea que creen que les puede ayudar a impulsar sus intereses y ambiciones, sin preocuparse por sus antecedentes, su capacidad y sus lealtades.
Un caso emblemático de estos días fue el “chaquetazo” que dio el senador poblano Javier Lozano Alarcón, quien abandonó las filas de Acción Nacional echando pestes en contra del precandidato presidencial Ricardo Anaya –aunque en realidad, enfurecido porque su ex jefe Rafael Moreno Valle lo hizo a un lado de la sucesión en Puebla-, para incorporarse a la campaña del “no-priista” José Antonio Meade Kuribreña, su ex compañero de gabinete en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
La principal pregunta que se hacen los priistas –que sí los hay en la campaña de Meade- es qué les puede aportar alguien con el desprestigio que de por sí arrastra Javier Lozano. Más aún, desde el cargo de “vicecoordinador de mensaje”, cuando es conocido el carácter arrogante y déspota con que se conduce públicamente este personaje.
Pero no es el único que ha estado dispuesto a dar saltos mortales en este sui generis proceso electoral. En Morena, donde la congruencia tampoco es su fuerte, coquetearon con la postulación como alcalde de Morelia del ex gobernador michoacano Fausto Vallejo, hasta que sus conocidos vínculos con el cártel de los “Caballeros Templarios” brotaron en los medios y obligaron al dueño del negocio, Andrés Manuel López Obrador, a cerrarle las puertas.
Sin embargo, los que van derecho a ser postulados como candidatos del lopezobradorismo son la conductora televisiva Lily Téllez –la misma que en sus tiempos de “gloria” en TV Azteca era una furibunda ofensora de la izquierda y del mismo López Obrador.
La misma que al inicio de este sexenio, en una entrevista conjunta con otros periodistas con Enrique Peña Nieto, se dedicó a alabar hasta la ignominia al presidente- y el actor y stripper Sergio Mayer, “estrella” del show “Sólo para mujeres” y ex integrante del grupito de playback noventero Garibaldi. La primera sería postulada para el Senado en Sonora. El segundo, para una diputación federal en la Ciudad de México. Se ignora si alguno sabe algo sobre cómo legislar.
En Veracruz no estamos muy lejos de esos desfiguros. Siguiendo con Morena, el ex cacique magisterial de Misantla, Gustavo Moreno Ramos, quien ha transitado por el PRI, Nueva Alianza y el PVEM, será candidato a una diputación por este partido, donde además están encontrando acomodo varios otros personeros, “jilgueros” y textoservidores del fidelismo.
El trueque de la dignidad por el interés está encarnado a plenitud por Movimiento Ciudadano, cuyo dirigente nacional, el ex gobernador sustituto de Veracruz Dante Delgado Rannauro, decidió apoyar como candidato a la gubernatura al hijo de Miguel Ángel Yunes Linares –quien hace 20 años operó su encarcelamiento y se ensañó con él-, tragándose los agravios recibidos con tal de mantener su negocio, que está en caída libre en la entidad.
Y ya que hablamos del precandidato del PAN-PRD-MC a la gubernatura de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Márquez, este mismo miércoles “destapó” como virtual candidato de esa alianza a una diputación federal a Eduardo Sánchez Macías, dueño de una cadena de periódicos beneficiada ampliamente durante el sexenio de Javier Duarte de Ochoa. No porque tuvieran gran tiraje ni penetración, sino porque es primo de la esposa del ex mandatario preso, Karime Macías Tubilla, a quien los Yunes dicen que quieren meter a la cárcel.
La partidocracia está de oferta: pepena y redención al dos por uno.
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