Columna del 2 de septiembre del 2019
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Si bien es cierto que el deterioro de Veracruz tiene muchos culpables con nombres y apellidos, nunca tantos y tan seguidos, han sido los que han desmoronado el derecho, el dinero y su paz social, destaca la quinteta del mal: Fidel Herrera, Javier Duarte, Flavino Ríos, Miguel Yunes y Cuitláhuac García, un desfile de perversión que han competido por hacerle a los pobladores de Veracruz, un mayor mal que el otro; por cierto sus víctimas son aguantadores, agachones, pues.
Un gran pecado, su pasividad, que no han podido expiar los veracruzanos, los tiene en un callejón sin salida. Pero no se rebelan, son raza de bronce.
Abandonados a su suerte, a nadie le importan. Ellos mismos hacen como que no pasa nada.
En Veracruz no hay leyes que se respeten, no hay experiencia, ni conocimientos que valgan. Ni siquiera hay un idioma que se respete, porque a ese Cuitláhuac no se le entiende lo que dice y menos lo que quiso decir, no sabe hablar castellano. Hay que adivinarle su ilógica y berrinchuda forma de balbucear. Porque además se enoja el fatuo. ¡Increíble!
Veracruz a la deriva, abandonado de sus Presidentes, ha tenido que vérsela con el gobierno real de los cárteles durante casi 20 años y faltan cuatro años más; y lo que siga, que será peor. Porque si al ignorante y frívolo de Cuitláhuac, el Presidente López Obrador lo apoya como alguien de bien, ¿qué falta?
No solo recibe espaldarazo del Ejecutivo federal, sino de la Suprema Corte de Justicia, que ante el desacato flagrante que ha hecho el gobernador García, al desobedecer la orden de pagos municipales: se hacen patos, en la pauta de ningunear a las leyes y a sus propias resoluciones ¡El colmo!
Mire, amigo lector, el pleito que tiene Cuitláhuac con el fiscal estatal es de risa patética, por el lado que se vea. Es todo un monumento a la irracionalidad y al vacío de autoridad, que hace tiempo se padece en la otrora feraz entidad .
Vayamos por partes.
En primera, queda demostrado que la falacia esa, de un “fiscal autónomo” es una fiasco, primero porque jurídicamente le resta responsabilidad al Ejecutivo, en el tema central de gobierno, que es el de la procuración de justicia. Un tema fundamental que se queda en el limbo, de una supuesta autonomía que además es totalmente falsa.
Los gobernantes que promueven una fiscalía dizque autónoma, aspiran a realizar acciones como regalar dinero o bienes del erario, como forma de hacer política, dicen. Y evitan entrarle al crimen, porque a los señoritingos los desgasta combatir a los maleantes, porque además con tanto “pueblo bueno y sabio”, no hay maleantes; y en esa tónica filosófica, lo que hay son traviesos, que se van a portar bien, tal vez después de mandar al infierno unas tres docenas de competidores en los negocios que la mala suerte social, les asigna.
Así, hay fiscales del tipo de Jorge Winkcler, que es el de Veracruz, que le hace al falsamente autónomo y sigue las órdenes de Miguel Yunes, quien lo puso en ese cargo; o en su caso, de no ser autónomos, encargados de la Procuraduría General como Alberto Elías, el mas persistente de los extorsionadores –según el propio Javier Duarte-, un oportunista que lo mismo descalificó a Anaya sin pruebas suficientes, o no integró las investigaciones contra Lozoya, cuando se lo ordenó Peña. Para el caso son lo mismo: inútiles para el pueblo real y supinos con sus jefes reales.
Pero con todo lo antipático e hinchado como son prácticamente todos los de su grupo de corte antipolítico e intratable, el grupo de Miguel Yunes; Jorge Winkcler, no detuvo, ni estuvo en el supuesto de detener obligadamente, al que dice Cuitláhuac, que fue el causante de la tragedia, porque el sujeto estaba en manos de otros arbitrarios, los federales. Y le mintió a López Obrador el improvisado gobernador, con un cuento chino, que ni siquiera se acerca a lo que sucedió.
Lo de Coatzacoalcos es una tragedia, sobre tragedia; porque de por sí, es un drama el entorno de esos antros soliviantados por el propio gobierno, que son centros de distribución de drogas y prostitución de famélicas mujeres, necesitadas de venderse con hampones, desprovistos de facultades humanas, que son los clientes habituales. Peor lo que les sucedió: fue como ir del infierno de la explotación, y en un mismo boleto, terminar en llamas en el otro infierno. Es patético.
Pero en las entrevistas que están en las redes se escucha un rabioso Cuitláhuac entre acobardado y apantallador, contradiciéndose de todo, señalando culpables sin bases, amenazando hasta a los comunicadores que no le dan la razón a sus irracionales señalamientos y a sus odios, producto de una impotencia en saberse incompetente y acompañado, además, de otros, que todavía son más incompetentes que él.
Así, el gobernador veracruzano que no tenía ninguna experiencia como funcionario, ni de cuarta; lejos de deteriorar al Fiscal heredado, se puso de pechito, lo que no le desagrada y acabó fortaleciendo al tal Winkcler, que le ganó la partida. Ya se volvieron hasta intensos colaboradores, según se anuncia.
El problema aparentemente lo enfrenta el Presidente, porque mediante sus apoyos, espera aventarse un año más; y evitar llegar a las elecciones, si se provoca la destitución del incapaz. Lo que me parece una osadía, aunque un Presidente tiene información de primera mano; y como dijo ayer, sabe que los opositores no existen, y además el pueblo veracruzano aguanta todavía mucho más. ¿Será?