* ¿Qué hacer frente al cesarismo industrial? ¿Cómo reconstruir el tejido social si carecemos de recursos económicos mínimos para cuidar de la salud y proveer de la educación que evitarían ese mal humor que tanto molesta a los que gobiernan?
Gregorio Ortega Molina
Toda transformación socio política y administrativa del calado que desean imponer en México, requiere de una estructura narrativa creada para disuadir confrontaciones de orden ideológico, histórico y fundacional, porque lo que aspiran a escribir de manera distinta y a contrapelo de la aspiración de la Revolución, siempre pospuesta, es el resultado fallido de lo que fue un proyecto de nación que consumió un millón de vidas.
Si la Constitución del 17 fue modélica en muchos sentidos, pero sobre todo en su sentido social, hoy el proyecto económico va en sentido contrario; lo grave es que tuercen el mandato constitucional quienes juraron defender su contenido, su sentido y esa idea de patria que yace en el fango de la codicia y el afán de servir intereses extranacionales.
A reserva de que mañana ampliemos el análisis de las contradicciones y contrasentidos que padecemos los que tenemos dos dedos de frente, quisiera saber cómo van a presentar la explicación necesaria y urgente para justificar el desmantelamiento de Pemex, si no hace ni cien años iniciamos juntos el recorrido de la gesta heroica de la expropiación, y hace menos de 20 la figura de Lázaro Cárdenas del Río dignificaba el quehacer político.
Se informó el viernes 13 de mayo, por voz de Juan Pablo Newman, director de Finanza de lo que queda de Pemex, que la empresa está dispuesta a quedarse con una participación minoritaria en sus refinerías, “si logra concretar alianzas con socios que no sólo inviertan recursos, sino que operen las plantas.
“Ese directivo sostiene que la petrolera estatal quiere vender activos no estratégicos como parte de un amplio plan de ajustes y recortes de gastos e inversiones, para enfrentar la dramática caída de los precios internacionales del crudo, que llevó al gobierno a inyectarle ingentes recursos para enfrentar deudas y compromisos.
“Pemex tiene seis refinerías con capacidad para procesar mil 580 millones de barriles por día. Tres han sido modernizadas, pero otras tres requerirán de fuertes inversiones”.
¿Qué hacer frente al cesarismo industrial? ¿Cómo reconstruir el tejido social si carecemos de recursos económicos mínimos para cuidar de la salud y proveer de la educación que evitarían ese mal humor que tanto molesta a los que gobiernan?
Se puede coincidir y aceptar que los cambios son necesarios; es más, digamos que son urgentes, pero ¿con qué van a sustituir lo que fue un proyecto que dio los frutos que han permitido crear familias de millonarios y ceder el ejercicio del poder a esos grupos que ven a los mexicanos de a pie con lástima, nada más con lastima?