LATITUD MEGALÓPOLIS
PERFIL DE MÉXICO
Armando Ríos Ruiz
Esta semana, el ex Presidente Zedillo y la Presidenta Sheinbaum han tenido varios enfrentamientos. el primero la acusó de ser cómplice de su maestro en el asesinato de la democracia mexicana y de haber convertido al país en un estado policial. La señora le recordó pasajes durante su gobierno, como la matanza de Acteal, en Chiapas, con civiles asesinados por el Ejército, el escándalo del Fobaproa y otros pasajes de aquellos tiempos.
Zedillo no fue santo de mi devoción. Pero la observación de lo que ahora ocurre me induce forzosamente a pensar en mi país y a reconocer que frente a Sheinbaum, el ex mandatario tiene una ventaja descomunal por múltiples razones. Ejemplo, la señora es demasiado limitada en todo. Inclusive en lo que asegura haber estudiado, que la hace sentir con derecho a presumir un título de científica que jamás podría demostrar. Ha presentado severas limitaciones con una gran carga de deficiencias que la tornan severamente vulnerable en la pelea.
A fuerza de presentarse diariamente en la insultante supuesta conferencia matutina, en la cual instaló una especie de caballete para auto retratarse, ha acabado por rebelarse tal cual es, aunque trate de negarlo. Su evidente falta de inteligencia y de ingenio la ha llevado a responder auténticos disparates, inclusive a preguntas sembradas. Quienes la observan han elucidado y aceptado la congruente versión de que llegó a la Primera Magistratura gracias a un fraude.
Han vislumbrado que no puede con el paquete y que fue elegida entre el elenco de posibles sucesores, porque es la que mejor podía responder al maestro en hacer exactamente lo que le ordena. Que es sólo la encargada del despacho, mientras el que tiene aún el poder, aunque ya no tenga el nombramiento, permanece oculto por miedo a sus propios delitos y a su captura. Son sus limitaciones las credenciales que mejor ayudaron en su elección.
La señora no podría competir siquiera con Peña Nieto, señalado por su falta de materia gris. La señora lo supera. Sus dislates en las redes sociales la pintan de cuerpo entero. Cuando habló de disminuir el cobro de la luz expuso: “¿Cómo lo vamos a lograr? Preguntó y contestó: “pues ahorrando luz”.
En el enfrentamiento semeja a un peso mosca que quiere pelear con un peso completo. Pero, además, sin tener conocimiento siquiera de cómo se calzan los guantes. El ridículo ha sido un sello permanente desde que asumió la Presidencia. Su incapacidad también la limita a concebir que, en un terreno parejo, cualquiera la aventaja en materia de razonamientos.
Proteger a los criminales torna al anterior y al presente régimen en una fuente de bajeza ilimitada. Habló de asesinatos cometidos durante el sexenio de Zedillo. Pero no hizo una mirada introspectiva para evitar morderse la lengua. Jamás en la historia hubo un gobierno que alentara y hasta aplaudiera la violencia y a quienes la provocan, con más muertos que cualquier país en guerra.
La realidad pinta al gobierno anterior y a este como los peores de toda la historia mexicana, aunque sus representantes se empeñen en decir todos los días a su pueblo bueno y sabio, que ellos son los salvadores y aunque los destinatarios de tales argucias lo crean, porque son similares en entendimiento.
Insisto. Lo que hasta hoy han hecho en sólo seis años de gobierno conjunto, ha destruido más que toda la vida de hegemonía priista, cuyo predomino se extendió muchas décadas. La señora pretende pelear como una paloma que intenta someter a un tigre. Así es la diferencia. Pero para que ella se dé cuenta, necesita algunas palas más de raciocinio.
Cualquier argumento sobre el pasado, empequeñece frente a la ola de destrucción emprendida por su mentor y continuada por ella, en una complicidad enfermiza para conducir a México a la dictadura, con la mentira de trabajar para los pobres y de combatir la corrupción. Pero se trata de edificar sobre estas ruinas, un país miserable, con un nuevo Poder Judicial infestado de criminales.
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