Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
Con la conseja popular, hay que recordar que, de que la perra es brava, hasta los de casa muerde. Para el caso Donald Trump, los de casa son sus compañeros de sector y de partido George H. W. Bush y su hijo George W.; ambos ex inquilinos de la Casa Blanca.
Como en el mercado sale más barato por docena, Trump se lleva entre las espuelas al ex primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, y de una buena vez a los Estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
La Tormenta del Desierto y el ataque al Talibán
La narrativa tiene dos tiempos y dos escenarios, a saber: 1) En enero de 1991, Bush padre desencadenó la operación militar denominada Tormenta del desierto para derrocar al iraquí Sadam Hussein, quien seis meses antes había invadido Kuwait.
Con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, que emitió la resolución 678, desde la flota estadunidense estacionada en el Golfo Pérsico y el Mar Rojo se iniciaron los bombardeos sobre el territorio de Irak: 28 años hace que empezó el drama de Medio Oriente en la pugna occidental por el control de la producción y comercialización petroleras.
Esta semana se cumplieron 18 años de que, 20 días después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, Bush hijo decidió el asalto armado a Afganistán con la idea de reducir la capacidad militar del Talibán, según se alegó, anfitrión del saudí Osama bin Laden, imputado maliciosamente por Washington de la autoría de aquel atentado.
La consigna: Combatir el terrorismo ahí donde los Estados Unidos sospechen que existe. En esta aventura catastrófica Bush hijo contó con la complicidad del británico Tony Blair.
Son los referentes que, según reporte de la agencia de noticias RT, explican reciente incursión mediática del anaranjado bipolar.
Trump: Armas de destrucción masiva, una soberana falsedad
En su cuenta de Twitter, Trump sostuvo que la acción “antigua administración” de ir al Medio Oriente fue la peor decisión que se tomó en la historia de nuestro país.
Por mera casualidad, los ex presidentes Bush tienen el fierro del mismo partido, el Republicano, que en 2016 llevó al Salón Oval al desquiciado magnate.
Las fuerzas estadunidenses, acusó el mandatario, fueron desplegadas a Medio Oriente bajo una premisa falsa, ahora refutada: Armas de destrucción masiva. Allá no se ha encontrado ninguna.
El juicio de la Historia establece que los pretextos de Washington para desencadenar la conflagración fueron deleznables de origen. La ONU no ha llevado a La Haya esas acciones de genocidio.
Lo podría hacer Trump en uso de sus poderes excepcionales, pero éste ve -en la búsqueda de su reelección- que en El Capitolio le están mojando la pólvora con la amenaza de juicio político y se lanza abruptamente a dar palos de ciego para recuperar las intenciones de voto que, según encuestas, están en caída libre, para desencanto y cólera del maniático bipolar.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.