CIUDAD DE MÉXICO, 20 de octubre (Almomento.MX).- ¨Qué mujer tan desagradable¨, dice Trump a Hillary Clinton en el último debate presidencial previo a las elecciones en E.U.
El tercer y último debate presidencial entre Hillary Clinton y Donald Trump tuvo un inicio suave, incluso dejaba ver a un Donald Trump bastante moderado, aunque no por mucho tiempo. Hacia el final, Donald Trump no pudo contenerse más y mostró su verdadero perfil: el racista, misógino e incompetente, que lo caracteriza.
¨Qué mujer tan desagradable¨, dijo claramente, casi en voz baja, mientras Hillary Clinton explicaba su plan de cotizaciones de Seguridad Nacional. Hillary insinuaba en su explicación que Donald Trump hallaría algún resquicio en la ley para evitar pagar sus contribuciones. Trump estaba a disgusto, así que lo único que pudo articular ante los argumentos de Hillary fue un displicente y misógino comentario: ¨Qué mujer tan desagradable¨. Claramente un comentario fuera de lugar en un debate presidencial.
El comentario de Trump plasmó perfectamente el verdadero Trump a lo largo de su campaña, el que culpa a Hillary por todo y por nada. Dijo que ella era la responsable de la violencia en los actos de su campaña, así como también la responsable de que diferentes mujeres lo culparan de acoso sexual. Cuando ella lo criticó por no pagar impuestos, Trump le respondió que ella hubiera cambiado la ley cuando era senadora para que los empresarios como él no pudieran evadir impuestos. Incluso dijo que John Podesta, el actual jefe de campaña de Hillary Clinton, había dicho en uno de los correos filtrados por Wikileaks que Hillary era una mujer de ¨terribles instintos¨. Trump parecía un bebé petulante convencido de que su mamá es la responsable de todas sus desgracias.
Hillary Clinton argumentó que Trump no podía disimular su verdadera imagen, su visión misógina del mundo, donde su sentido del derecho se centra en un desdén por las mujeres. ¿La respuesta de Trump? “Nadie como yo respeta más a las mujeres”. La audiencia no pudo aguantar una breve y solemne risa. El moderador Chris Wallace tuvo que intervenir: ¨por favor, silencio¨.
Clinton, mesuradamente, abordó una larga lista de los errores de Trump: burlarse de un reportero discapacitado, burlarse de la familia de un general musulmán fallecido en Irak, atacar a un juez de ascendencia mexicana, y así continuó. Como es su costumbre, Trump interrumpía intermitentemente a Clinton con un pausado y sutil ¨incorrecto¨.
El tiempo del debate avanzaba y Donald Trump no podía explicar su plan de deportación; se atoró explicando por qué habría que expulsar a Japón y Corea del Sur de los países con capacidad nuclear. Tampoco pudo defender las cifras de su plan de gastos e impuestos.
La parte final del debate fue la debacle de Trump, y la forma en la que se manifestaba su coraje indicaba que él lo sabía. Él sabía que ésta era su última oportunidad para remontar en las encuestas, que lo muestran perdiendo por un margen considerable. En lugar de mantenerse comportado durante los últimos minutos del debate, Trump perdió la mesura, perdió el debate y en consecuencia seguirá perdiendo en la elección.
AM.MX/am
Powered by WPeMatico