Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
A Graciela Pacheco Ibarra.
Dice el lugar más que común que la forma es fondo y se lo atribuyen a un político autoritario como era el pensador Jesús Reyes Heroles. En todo caso la relación entre ambos conceptos, forma y contenido, no es lineal, mecánica, sino contradictoria, dialéctica dirían algunos filósofos.
El hecho es que el presunto o real desdén de la ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña Hernández, al no ponerse de pie, como lo hicieron todos los asistentes al acto por el 106 aniversario de la Constitución Política, en Querétaro capital, para recibir al presidente Andrés Manuel, tal y como lo marcan los protocolos institucionales, ocupó un primerísimo lugar mediático en demerito del rico contenido de los discursos pronunciados por los cinco oradores en el Teatro de la República. Salvo quizá el de Santiago Creel que actúa como precandidato presidencial panista, olvidando que preside la plural y diversa Cámara de Diputados y en la que Acción Nacional es minoritario. Así de elemental la confusión del legislador que lleva meses con mareos de banqueta.
No son pocos los partidarios de la Cuarta Transformación que perciben como una grosería, una falta de respeto de Norma Lucía Piña el no ponerse de pie cuando López Obrador arribó al icónico teatro. Incluso ejemplifican que en ceremonias oficiales “la bandera saluda, mediante una ligera inclinación, al (titular del) Ejecutivo, para corresponder al saludo de éste. Se trata, dicen, de la investidura presidencial y si la bandera saluda al presidente, ¿por qué la ministra ni siquiera se puso de pie?” A mi juicio la Bandera Nacional no debe ser inclinada ante nadie, por la sencilla razón de que es la que nos representa a los mexicanos de todos los confines de la aldea global.
Por fortuna el tabasqueño de Tepetitán (Macuspana) tiene mucho más sentido común que no pocos de sus correligionarios, pues interpretó el gesto de Piña Hernández como una muestra del cambio y la transformación. Sin pregunta de por medio informó: “Me dio mucho gusto porque se notó, yo creo que porque estaba cansada o no quiso pararse la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia, pero me dio mucho gusto, me dio muchísimo gusto, porque eso no se veía antes, los ministros de la Corte eran empleados del presidente”. Así de claro y de simple.
Abundó que desde los tiempos del dictador Porfirio Díaz se hablaba de la división de poderes, pero en realidad era el Ejecutivo el que se convirtió en el poder de los poderes. ¿Cuándo se había visto que se quedara sentado el presidente de la Corte en un acto así? Eso me llena de orgullo, porque significa que estamos llevando a cabo cambios, es una transformación. Ya no es el presidente el que da órdenes a ministros y también es un desmentido cuando de manera exagerada se habla de una dictadura, de una tiranía, remató López Obrador.
Lo importante es que en la retórica de la ministra presidenta reivindicó la independencia del Poder Judicial respecto del Ejecutivo y el Legislativo, sin hacer la menor mención ni siquiera eufemística, de los vigorosos poderes fácticos, el económico, mediático, criminal, religioso e intelectual. Y algunas de sus primeras decisiones como presidenta de la SCJN no avalan la legítima aspiración de autonomía que debiera ser consustancial, ya que su secretario es cuñado de Isabel Miranda Torres (Wallace), operadora de Genaro García Luna, el jefe policiaco premiado en USA y ahora bajo juicio en Nueva York por lavado de dinero y proteger a la organización criminal de Joaquín Guzmán Loera.
Acuse de recibo
En la última mañanera de 2022, el presidente Andrés Manuel recordó el destacado papel desempeñado por Gonzalo Martínez Corbalá, embajador de México en Chile durante el golpe de Estado de la Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet Ugarte. El próximo 11 de septiembre, aniversario 50 del infausto suceso, será muy propicio para revindicar a Martínez Corbalá por el que cientos de luchadores chilenos salvaron la vida… De Pedro Echeverría V.: “Investigador serio que quiera tener en su casa, a la mano, 2 200 revistas Proceso, desde la revista número 1 de 1976 hasta la última del año 2019. La política y la cultura crítica mexicana durante 43 años. Abarca de 7 a 7.50 metros lineales en el librero. Dejé entonces de comprarla; hoy cuesta 60 pesos ejemplar. Precio único a cambio, muy bajo. Tráete 50 billetes de mil pesos o 100 de 500. Creo que sí cabe en un coche regular. Mérida, Teléfono: 999-4 93 82 03. Pedro”… Lectura recomendada por Elba Pérez Villalba: “En Historia Mexicana. El Colegio de México. Vol.72, Núm. 3 (287), enero-marzo 2023 (si no lo pueden abrir, en Google está el texto): Edgar Woog, alias Stirner, y el Partido Comunista de México, 1919-1929. Victor Jeifets e Irving Reynoso Jaime”…
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