El fenómeno del poder del narcotráfico, de la narcopolítica y del mando que han adquirido desde el neoliberalismo y la Cuarta Transformación de la Nación, debe de ser extinguido por esta gobernanza, es difícil imaginarse que el futuro de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo siga sometido a él; ya sea que lo siga apoyando con la fuerza de las instituciones del Estado o con el consenso de los partidos políticos que la llevaron a ocupar el elevado sitial en que se encuentra.
El poder delincuencial se ha traducido en la concentración de una fuerza de corrupción y de falta de virilidad jurídica al no haber sido combatido en sus inicios, es decir, ese poderío se ha convertido en una realidad de dominio sobre las leyes, de imperio o facultad para mandar y obtener impunidad. Mandar es una consecuencia del poder que se le otorgó, que se le permitió: la narco-delincuencia o narco-política impone su voluntad para obtener, hasta estos días su libertinaje, a contrario sensu de lo expresado en las normas imperativas insertas en nuestra Constitución Política.
Por el dicho de muchos togados, la Primera Magistrada de la Nación tiene el poder y no manda; pues resulta ser el caso que las posibilidades de iniciar acciones de índole político no las realiza por la simple circunstancia de que el narco-político más importante de la historia jurídica nacional hasta el día de hoy se encuentra impune.
Para la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., normal y jurídicamente los conceptos de “poder” y “mando” son correlativos: se tiene poder para mandar, ordenar y exigir.
Para el conocimiento de los asesores jurídicos de la Presidenta Constitucional, el mando es asumir autoridad y poder del gobernante, lo cual se traduce en obligar que la delincuencia del poder se someta a la autoridad.
Al respecto dijo Maurice Druon, distinguido político francés en su obra: “De cómo un rey perdió Francia” y lo repitió en “La Ley de los Varones”: voto y elección son los aspectos más del consentimiento. Pero el abandono, la aceptación, el silencio pueden ser también formas de evadir el poder y mando.
La Dra. Claudia Sheinbaum Pardo tiene el poder y asumió el mando al juramentar sobre el Pacto Federal, el cual la obliga a hacer cumplir las leyes. Lo propio en su gobernanza, sería el manejar con energía política y jurídica dicho poder y mando para demostrar que no existe la impunidad para ese político delincuente que creó la primera alianza con el narcotráfico, con ello se arribaría a finiquitar el ejercicio ilegítimo del poder de la narco-política.
Poder y mando son conceptos que implican un mismo contenido.
Es cuanto.
Lic Alberto Woolrich Ortiz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..