Joel Hernández Santiago
Si, la vida es hacer las cosas con pasión, con emoción, con intensidades y hasta con un poquito de locura, sin locura: O todo junto, que se dice. Aunque también es cierto que todo esto debe estar bajo control, sin dañar a nadie y sin poner las manos al fuego, sin llegar a la locura o a la pérdida del sentido humano.
Hay una escena en la excelente película “Cabaret” (1972 – Bob Fosse, basada en la novela de Christopher Isherwood “Adiós a Berlín” de 1939) en la que la personaje femenina, Sally Bowles (Liza Minelli) sale de su trabajo como cantante en un cabaret alemán de la preguerra. En el lugar se percibe una altísima tensión entre los asistentes, vientos del nazismo están ahí.
Ella canta, pero percibe la situación y esta extremadamente tensa. Para solucionar su intensidad emocional, al salir corre hacia las vías del tren, espera que éste pase frente y ella comienza a gritar-gritar-gritar con toda su fuerza interna, con todo su coraje, con toda su emoción guardada en tanto que el ruido del tren la acompaña en su desahogo. Después de su ritual emite un gran suspiro de descanso, exhausta… Ya puede seguir la vida. Sin violencia ni temores.
El país mexicano vive momentos de gran nerviosismo, de alta tensión, de enojo, de miedo uno del otro y de gran violencia, no sólo la que es producto de eso que se niegan a reconocer como guerra interna en el país, la del crimen organizado en contra del crimen organizado, en tanto que los cuerpos de seguridad pública parecen inermes ante el cúmulo de hechos violentos…
A cada paso ahí fuera está la violencia, la agresión, el insulto, la descalificación simple y sencillamente ‘porque no me gusta lo que dices o lo que piensas y lo dices’; la mirada fiera de unos contra otros; el insulto por “quítame estas pajas”; el empujón; el manotazo; los golpes sin piedad de uno a otro; de una a otra; el disparo mortal.
La paciencia parece haber desaparecido en muchos casos y la intolerancia está en plena efervescencia. El saludo que antes era cordial y que decía uno al otro: “Que tengas un buen día”… hoy se ha trastocado por una advertencia precautoria, hoy se dice a diestra y siniestra: “Cuídate”.
Cuidarnos de todo lo que hay afuera. De todo o que pasa; de todo lo que se ve y se escucha. Hay canales de televisión en los que la prioridad es la nota roja, los hechos violentos, las agresiones, los accidentes fatales, las balaceras, las confrontaciones entre grupos delincuenciales, los feminicidios, las violaciones, las confrontaciones: de todo en canales de televisión sin piedad.
De un tiempo a esta parte ocurren hechos violentos entre políticos de uno a otro partido e incluso de políticos dentro de sus propios partidos.
De forma soterrada se insultan quienes son parte de Morena, al interior de Morena mismo. Ya se oye el murmullo de legisladores morenistas que están “hasta la madre” de estar recibiendo órdenes de sus dirigentes:
Adán Augusto López Hernández, et. al. Y les quitan su derecho a pensar por sí mismos, según dicen los disidentes que guardan silencio aunque se aprestan a una rebelión como la que estuvo a punto de ocurrir al tener que votar la reelección de la señora Piedra Ibarra en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos repudiada aun por morenistas…
Apenas el 5 de diciembre pasado se expuso a la vista de todo el país –y del mundo—cómo el mismísimo Adán Augusto López Hernández encabezó una trasgresión a la cordura que debe ser muestra de grandeza política y democrática; no; no puede haberla en quien ha manipulado a los legisladores para que hagan lo que él mismo recibe como orden desde Palenque, Chiapas…
Esta vez el conflicto lo detonó el diputado panista Mario Vázquez cuando fijó su posición sobre las leyes secundarias al Poder Judicial e hizo referencia a Miguel Ángel Yunes Márquez:
“De verdad que me resulta cinismo sin medida el que pretendan hacer notar a (Javier) Corral como alguien independiente y resulta de un cinismo inconcebible que digan que el senador (Miguel Ángel) Yunes es un ejemplo de suma generosa a la causa de ustedes (Morena) cuando todo mundo sabe perfectamente que le han eliminado las órdenes de aprehensión que tenían, previamente a que ustedes lo cooptaran y lo amenazaran y él concediera y se diera y las diera…”,
Minutos después, Adán Augusto López y Yunes Márquez se acercaron a los escaños panistas. Ahí, el líder de la mayoría de Morena exigió a gritos que Vázquez que se disculpara con el veracruzano. No hubo tal disculpa. López Hernández intentó golpear al panista; comenzaron los jaloneos, los empujones, las mentadas de madre y el “te voy a partir la madre” aquí o fuera.
Otros legisladores intervinieron en la reyerta, en favor o en contra, para detener la golpiza y para evitar que todo subiera a mayores.
Nadie escuchaba al presidente de la Cámara, Fernández Noroña. Mentadas de madre por doquier. Violencia fuera de control. Ejemplo visible de lo que ocurre en el país; hora ahí, en las Cámaras: tensión, indignación, violencia en donde debiera predominar el diálogo y la negociación política. Nada. Es México, diciembre de 2024.
El mismo día, en el Congreso de Chiapas ocurría algo similar entre un ex funcionario y un legislador. Golpes-golpes-golpes.
¿En qué va a terminar todo esto? ¿Toda esta violencia? ¿Esta indignación nacional? ¿Y este miedo y terror en el que se vive en Culiacán, o Chiapas, o Zacatecas, o Guanajuato, o Michoacán… o…?
¿No es el gobierno federal y estatal y municipal el que tiene que marcar las pautas de la paz social y garantizar la seguridad pública? ¿Y entonces?… El “Aquí o pasa nada” o “No exageren” o “Es cosa de los medios de comunicación” ya son hasta insultos a la inteligencia de los mexicanos.