NO PASA NADA
Por:Jesús Solano Lira
Vaya que ha sido muy prolongada la cuesta de enero, que se refleja ya en mayo por el considerable aumento que han tenido diversos productos agropecuarios, entre los que destaca el precio del pollo que de golpe y porrazo incremento su precio entre 15 y 20 pesos el kilogramo.
Y neta que aquí no aplica “peso sobre peso, la canción del compositor y cronista urbano Chava Flores, ándele esa que dice así:
Mira Bartola
Ahí te dejo esos dos pesos
Paga la renta, el teléfono y la luz
De lo que sobre
Coge de ahí para tu gasto
Guárdame el resto, Pa’ comprarme mi ali-pus.
Pero vamos por partes, la cuesta de enero es de estirar la liga hasta que se rompa, debido a que es un mes caracterizado por una presión financiera por los gastos hechos durante diciembre, Día de Reyes, pago de servicios, así como el aumento de precios en diversos productos y alimentos, uffff mejor ahí le paro.
De enero a mayo, por ejemplo, ha habido un considerable aumento en el precio de pollo, y la escala de precios no para, aunque desde las estructuras del poder digan lo contrario y aseguren que todo es bien bonito que somos muy felices y que No Pasa Nada.
Y ahí le va, de acuerdo con la Unión Nacional de Avicultores, de febrero hasta la casi primera quincena de mayo el precio del pollo entero en los mercados públicos de la CDMX, así como de varios estados paso en promedio de 74 pesos a casi cien pesos, y la pechuga ni se diga. Paso de 80 ó 90 pesos a 115 y hasta 130 pesos el kilogramo.
La situación no para ahí, y agárrese, porque así como vamos, seguirá el aumento del precio del pollo por diversos factores, entre ellos: la inflación, el tipo de cambio, el histórico déficit en la producción del ave, y por si fuera poco, por la crisis sanitaria en Estados Unidos por un brote de influenza aviar H5N1 que ha causado la más grave crisis avícola en la historia de ese país.
Y no es por asustarlo, peroooooo de acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), México continúa siendo deficitario en el rubro pecuario/cárnico de consumo – producción, al solo alcanzar una generación de 8.9 millones de toneladas y tener una necesidad de abastecimiento de 10.9 millones, en cárnicos de pollo, res, cerdo, ovino, pavo, caprino y carnes frías. No pues está cabrera, consumimos más de lo que producimos.
A esas cifras, se suma un análisis de Monex que destaca que México tiene un déficit de 20% en producción de carne de pollo, por lo cual tiene que recurrir a importaciones desde Estados Unidos, principalmente. Sin embargo, la gripe aviar y el sacrificio de aves ya disparó el precio de la carne de pollo 12.39% en México, a tasa anual, un máximo no visto desde noviembre de 2022.
Nada más para que tenga una idea de la grave crisis de la gripe aviar en Estados Unidos, van algunos datos: por la crisis sanitaria en ese país se han sacrificado más de 160 millones de gallinas de granja, lo que ha provocado un desbalance en el mercado mexicano.
Según Mones, cuando un producto presenta escasez, el efecto de sustitución se hace presente. Los consumidores buscan otras fuentes de proteína y, ante el aumento del precio del pollo, la carne de res y la de cerdo son las opciones más recurridas.
Ahhhh, pero el mayor consumo de estas dos fuentes elevó su precio, pero no es el único factor, ya que los recientes casos de gusano barrenador en el ganado de Chiapas también llevó a la implementación de estrictos protocolos sanitarios, incluyendo la restricción en la movilización de ganado, cuarentenas e inspecciones.
Y para colmo, las mayores entidades productoras de carne de res dejaron de surtir a otros estados, dando lugar a desabasto en algunas regiones, apunta Monex, lo que es lo mismo, estamos jodidos y hay que estirar más la liga, porque “el peso sobre peso” no alcanza para satisfacer las necesidades de las familias mexicanas, que siguen a la espera de la tan cacaraqueada autosuficiencia alimentaria.