Redacción MX Político.-
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, alertó sobre la pérdida de 305 millones de empleos en el primer semestre de este año, como resultado de las medidas para mitigar la transmisión del covid-19, una crisis laboral que, dijo, “está echando leña al fuego del descontento y la angustia”.
En la presentación del informe sobre la atención de la pandemia y el mundo laboral, lamentó que las medidas de mitigación hayan puesto “patas arriba” los mercados de trabajo, lo que ha generado desestabilización social.
“El desempleo y la pérdida de ingresos a gran escala a causa del covid-19 están erosionando aún más la cohesión social y desestabilizando países y regiones, desde el punto de vista social, político y económico”, apuntó Guterres.
La pandemia –añadió– “ha puesto de manifiesto enormes deficiencias, fragilidad y fisuras” en el mundo laboral, por lo que “no puede ni debe ser igual que antes de la crisis”, y aunque se hable de “una nueva normalidad”, recalcó, el mundo “ya estaba lejos de ser normal antes de la pandemia”.
El secretario general de la ONU recordó que antes de la crisis sanitaria “el mundo era testigo de desigualdades cada vez más pronunciadas, discriminación de género sistemática, falta de oportunidades para la juventud, estancamiento de salarios y cambio climático fuera de control”.
Y ante los efectos negativos de la pandemia en el campo laboral, exhortó “a tomar medidas orquestadas a nivel global, regional y nacional, para encaminar el mundo de trabajo por un camino más justo y resiliente, y propuso como una posible providencia gravar las emisiones de carbono en vez de los salarios”.
El documento presentado por António Guterres considera que además de la pérdida de los 305 millones de empleos, la crisis sanitaria obligó al 38% de la fuerza laboral mundial –alrededor de mil 250 millones de personas– a realizar labores de alto riesgo.
Tras advertir que los efectos de la crisis dependerán de “los niveles de desigualdad y las respuestas de los gobiernos”, el estudio señala que en los grupos más vulnerables de la población se corre el riesgo de que “se incremente su fragilidad”, en tanto que los países y comunidades pobres “podrían quedar todavía más rezagados”.
La globalización debe redefinirse hacia un mundo más sostenible e inclusivo, toda vez que uno de los efectos de la pandemia fue advertir el “alto grado de interdependencia de las economías y los mercados de trabajo”, apunta.
De igual manera, el informe propone la “protección inmediata” para evitar los cierres de empresas, la pérdida de trabajos y reducción de recursos; “prestar atención tanto a la salud como a la actividad económica”, de tal manera que se garantice que los lugares sean seguros y se respeten los derechos de las mujeres y las poblaciones en riesgo, una vez que se flexibilice el confinamiento, así como “echar a andar una recuperación inclusiva, ecológica, sostenible y centrada en el ser humano”, en la que se aprovechen las nuevas tecnologías y “genere empleos decentes para todos”.
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