ESCUCHE PRESIDENTE
Por Guillermo C. Zetina
Es notorio que los operadores políticos de Amlo están pagando caro el aprendizaje de ser gobierno. El propio presidente se ve en veces brioso, en veces pasmado. Me queda claro que el tamaño de eso que es gobernar a México no lo calculó y ahora no le queda más que aguantar los reparos.
Se nota a un Andrés Manuel voluntarioso, queriendo respetar sus palabras y promesas de campaña; pero también se nota que sus muchísimos enemigos políticos le quieren agarrar la medida porque lo del presidente no es precisamente la eficacia, el estudio, la reflexión. Le gana lo temperamental del trópico húmedo y ojalá pronto se dé cuenta que más le vale, como él aconseja, serenarse. En dos meses de presidencia salta a la vista la incertidumbre, la zozobra; a veces parece que el país está en un hilo muy delgado.
Donde el presidente se ve mas blandengue sin duda es en el rumbo energético. Ni en Rocío Nahle ni en Octavio Romero puede presumir de dos colaboradores de excelencia. Los dos son primerizos, sin tablas, medrosos y les cuesta dar una explicación coherente al público, ya no digamos sonreír. Son ya incontables las ocasiones que Amlo les tiene que enmendar los errores. La pregunta es cuánto tiempo más los soportará López Obrador que, aunque los ame como amigos, son un par de funcionarios abajito de la medianía.
En cualquier país respetable, los errores de la tragedia de Tlahuelilpan y el desabasto ya hubieran causado la caída de los responsables. Ya sabemos que así no operan las cosas aquí. No son sólo las pérdidas multimillonarias; es la desazón social y la temblorina que sienten, por los yerros oficiales, los empresarios, industriales, maquiladores, banqueros y gran parte del ala productiva del país. Ni Nahle ni Romero han demostrado credenciales suficientes para ser siquiera un buen soporte de su jefe. Si usted me pregunta por qué siguen en sus puestos en Sener y Pemex, le contestaría simplemente: porque son cuates del tabasqueño.
En medio de este aquelarre surge ooooooootro problemón más: el de los maestros de Michoacán, que se dicen chamaqueados tanto por Amlo como por esa broma disfrazada de gobernador que para colmo fue bautizado como Silvano. La impericia del gobierno federal (Moctezuma, Sánchez Cordero y otros) ha hecho otro boquete más al presidente, a sus dos meses de que agarró esa chamba. Como ocurrió con Tlalhuelilpan, el régimen desestimó los alcances de Michoacán y la CNTE y ya vemos como anda el horno. No se me olvida la frase de un alto funcionario de Amlo que confesó que en Tlalhuelipan no pensaron el primer día que fuese algo relevante; hoy hablamos de 120 muertos. Y en Michoacán lo mismo: todos dejaron crecer el monstruo y ahora no saben qué hacer. Y lo peor es que ya comenzó el gobierno federal a soltar los miles de millones de pesos que le exigen los disidentes para liberar las vías y dejar que los ferrocarriles rueden y se normalice la cosa. Del erario, pues…
Elba Esther Gordillo Morales es una mujer polémica. Luces y sombras. Pero hoy nadie le puede escatimar su perseverancia y aplomo. Ser la cabeza natural del sindicato más grande de AL (el SNTE) y soportar la persecución de Salinas y Peña no es poca cosa. Pues lo logró y aunque estuvo 5 años como presa política, ya está afuera. De entrada, el facineroso Juan Díaz prefirió emprender la graciosa huida del SNTE en un reconocimiento tácito de que los maestros están mejor con la chiapaneca. Y no puede hablarse hoy de que el sindicato esté alebrestado o ande a la deriva. El SNTE espera a su motor principal.
Y quién puede dudar que este tipo de operadores, de animales de la política, son los que urgen al tepetiteco. No me queda la menor duda que en el SNTE Elba Esther reordena el changarro y se dará el lujo de remolcar al titular de la SEP, que anda mosqueado, como pensando aun en el Juguetón.. Por eso digo sí a Elba Esther. Ojalá el presidente se apoye más en ella para salir un poco de sus tribulaciones. López Obrador, sí, es tozudo, irreflexivo, incendiario. Pero no es tonto.
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