Eduardo Sadot
En el más reciente Consejo Político del PRI fueron expulsados quince priístas: Claudia Ruiz Massieu Salinas, Nuvia Magdalena Mayorga Delgado, Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila Villegas, Omar Fayad Meneses, Cinthya Valenzuela Lagarrica, Concepción Zazueta Castro, Ricardo Madrid Pérez, Marco Antonio Mena Rodríguez, Mariana Benítez Tiburcio, Jorge Carlos Ramírez Marín, Eruviel Pérez Magaña, Pedro Armentía López, Noel Juárez Castellanos y Diana Consuelo Campos Mena.
No es la primera vez que el instituto político expulsa a políticos destacados y otros como Genaro Borrego ex gobernador de Zacatecas que se retiró de su partido. Durante del periodo de la presidencia de Fernando Ortiz Arana se expulsó a Raúl Salinas entre los años 94 y 95 y al Diputado Muñoz Rocha, presuntamente implicado en el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu.
Pero por qué se dan las expulsiones de los quince miembros destacados.
El tema en el fondo es que operaron en contra de su partido de entonces, el PRI. En diferentes épocas se ha dado el caso de personajes que operen en contra de su partido, a veces ni siquiera fueron mencionados ni expulsados solos se han salido, como es el caso de algunos que han declarado que salieron desde antes, pero nunca quedó el antecedente y se daba el caso de que en muchas ocasiones pasaban inadvertidos, no importaba su deslealtad y hasta podían regresar sin pena ni gloria.
La decisión del consejo en esta ocasión tiene un imperativo categórico de gran relevancia, que no vayan a regresar así nomás como si nada hubiera pasado, como ha habido algunos.
Cada uno de los casos es diferente, por diversas ocasiones a veces disimuladamente otras, con el más absoluto descaro jugaron en contra del partido que los formó y los encumbró unos como en el caso del exgobernador de Tlaxcala, hizo honor a sus antecedentes históricos más oscuros de tlaxcalteca, como traidor, operó en su contra, también hay algunos tlaxcaltecas, como Héctor Ortiz, que se pasara a las filas del PAN por no haber sido postulado por el PRI y ganó la gubernatura con el apoyo de destacados liderazgos priístas muy identificados, que desde sus posiciones lo apoyaron, y que hubo un caso de una persona que además lo hiciera habiendo ocupado la presidencia del PRI y que continua en ése partido.
Traicionar a su partido y sus ideales es una cosa y perseguir intereses mezquinos bastardos e individuales es otra, como ha sido el caso de Marco Antonio Mena Rodríguez exgobernador de Tlaxcala que siempre fue apoyado por su partido, no así es el caso de otros de ahí mismo como Héctor Ortiz que se justificó al ser ignorado por el PRI Mena siempre contó con el apoyo del PRI y ahora hasta es funcionario de MORENA en gratitud a sus buenos oficios para entregar la gubernatura a obrador, no obstante haber podido apoyar la candidatura de su partido de entonces – el PRI – del que solo recibió atenciones y que por cierto nunca apoyó a priístas de ninguna forma.
Los mismos expulsados, la misma Claudia Ruíz Massieu, cuya carrera se debe a las relaciones de su tío el presidente Salinas, más allá de sus méritos propios – si lo fueran – que ser sobrina de Salinas.
La traición es imperdonable – así lo ha documentado Dante – que no Delgado Renauro – en su “Divina comedia” otros han traicionado la confianza del presidente del PRI porque los apoyó el presidente Alejandro Moreno, pero le traicionaron y les ganó la arrogancia.
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