Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“El valor genera, en la mente mezquina envidia, y la emulación en las grandes almas”. – Henry Fielding.
En medio del dolor y la emergencia que atraviesan cientos de familias en la región de Poza Rica tras las severas inundaciones, ha surgido un espectáculo político tan repugnante como irresponsable. Desde los escombros de la tragedia, Movimiento Ciudadano (MC) y una reducida corte de pseudo periodistas han intentado capitalizar el sufrimiento de la población con una actitud deleznable, disfrazando su sed de revancha bajo un falso discurso de indignación ciudadana.
Lejos de la empatía y la solidaridad que caracterizan al pueblo veracruzano, estos personajes han optado por la confrontación rabiosa, la ofensa gratuita y la descalificación sistemática hacia todo esfuerzo gubernamental —ya sea estatal, federal o incluso del recientemente electo ayuntamiento—. Su propósito es claro: dinamitar la credibilidad institucional y mantener encendida una narrativa de odio que poco tiene que ver con la realidad que enfrentan las comunidades afectadas.
El episodio resulta aún más grotesco cuando se observan los rostros detrás de esta campaña: el derrotado candidato de MC a la alcaldía de Poza Rica, Emilio Olvera, y su tutor político, el senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara. Ambos, incapaces de asumir con dignidad la derrota electoral, han preferido seguir azuzando el enojo social, alentando la polarización que ellos mismos construyeron. Su estrategia es evidente: convertir la tragedia en un campo de batalla política, utilizando la desesperación de los damnificados como combustible de una narrativa oportunista y mezquina.
El colmo del cinismo se materializó cuando, desde Nuevo León, el gobernador Samuel García anunció en redes sociales el supuesto envío de apoyos a Poza Rica. El gesto, en apariencia solidario, esconde una maniobra política calculada: posicionar a su partido en un territorio donde la definición del gobierno municipal aún depende de la última instancia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
No es casualidad.
Detrás de esa aparente generosidad se esconde el mismo grupo que, apenas unos días antes, presumía su capacidad de “cabildear” con los magistrados, encabezado por José Manuel del Río Virgen, viejo operador político señalado por haber infiltrado en Veracruz a personajes de la delincuencia organizada bajo las siglas de MC.
Todo encaja en un libreto perverso: sembrar duda, propagar desconfianza y alimentar el encono social para debilitar al gobierno estatal y a la gobernadora Rocío Nahle García. Desde oficinas disfrazadas de “Movimiento Ciudadano” se coordinan ataques en redes sociales, se fabrican videos editados, se difunden mensajes falsos y se multiplican críticas infundadas. Los mismos teléfonos, los mismos perfiles, las mismas manos detrás del teclado.
Sin embargo, la sociedad veracruzana no es ingenua. Ha visto a su gobernadora recorrer las zonas afectadas, acompañar a las familias, coordinar esfuerzos de limpieza y distribución de víveres junto a las fuerzas federales. Sabe distinguir entre quien se pone botas y quien solo se pone frente a una cámara para fingir preocupación.
Poza Rica no merece ser usada como botín de revancha política. Quienes verdaderamente conocen el temple de su gente saben que es una tierra solidaria, de brazos abiertos y espíritu de lucha. En cada emergencia, su población ha respondido con unidad, con la fuerza que da el saberse parte de una comunidad que no se quiebra ante la adversidad.
Por eso indigna —y debe indignar— que algunos pretendan transformar el dolor en ganancia política. Porque cuando la tragedia se usa como herramienta de propaganda, se pierde toda noción de ética y humanidad. Veracruz ha sido históricamente una tierra generosa, y su gente no olvida ni perdona la mezquindad.
El oportunismo político es la forma más baja de traición a la sociedad. Aprovechar una inundación, una pérdida o el sufrimiento ajeno para buscar reflectores revela el tamaño moral de quienes lo practican. En Veracruz, el pueblo tiene memoria y sabrá reconocer, una vez más, quién trabaja con el corazón y quién opera con el resentimiento.
Poza Rica se levanta, como siempre. Pero lo hará pese a los carroñeros políticos que intentan lucrar con su dolor. Porque en esta tierra, la solidaridad es más fuerte que la mentira, y la esperanza más poderosa que la venganza.
Al tiempo.
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