Aunque le recomendaron quitarse de preocupaciones, la señora Rosario Robles sí debería inquietarse ante la denuncia que ayer presentaran ante la Procuraduría General de la República los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática. Van por su cabeza y el pretexto es el presunto desvío de recursos de la Secretaría de Desarrollo Social a programas electorales para favorecer a los candidatos y las campañas electorales del PRI en todo el país, aunque únicamente haya saltado hasta el momento el caso de Veracruz.
Van por su cabeza, sí. Van por la revancha, también.
Y es que a los perredistas, todo indica, no se les ha olvidado que Robles se les adelantó por una cuantas horas y, en marzo de 2004, renunció antes de que anunciaran su expulsión de las filas de la sol azteca, luego de que ya le habían suspendido provisionalmente sus derechos y prerrogativas, para investigar si había usado o no su cargo como dirigente nacional, para favorecer al empresario Carlos Ahumada, con quien por aquellas épocas mantenía una relación sentimental.
Tampoco han dejado de lado, al parecer, su renuncia al cargo de dirigente nacional poco menos de un año antes, en agosto de 2003, tras de que –con el ruido de los llamados “video-escándalos” de por medio– un Consejo Nacional perredista evaluara su desempeño y, sobre todo, los resultados de los comicios del 6 de julio de ese año –para renovar la Cámara de Diputados–, tras de que ella misma había dicho que, si no alcanzaba el 20% del total de los sufragios emitidos, dejaría el cargo.
En mala hora para ella, el PRD sólo había obtenido el 17.61% de los votos, una constante en relación a los comicios del 2000. No obstante ello, duplicaron en ese entonces de 52 a 95 el número de sus diputados federales.
Pero el costo económico fue enorme. Dejó endeudado, más allá de toda lógica, al partido del sol azteca.
Y Rosario Robles se fue. Dejó el PRD y a los perredistas “colgados de la brocha” del desprestigio –y el endeudamiento– por su unión con el empresario de origen argentino que, durante un buen rato, fue el prototipo de la corrupción.
AHUMADA- SALINAS
Aquellos “video-escándalos” en los que aparecía Ahumada entregando recursos a colaboradores del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, entre ellos, a su secretario particular, René Bejarano, no fueron tan obscenos, empero, como la posterior confesión de Robles de haber acudido hasta Londres, de la mano de Ahumada, para entrevistarse con Carlos Salinas y pedir a éste que le ayudara económicamente para pagar las deudas de aquellos a quienes, apenas unos años antes, les decía: “ni los veo ni los oigo”. ¡Vaya papelón!
Y ya fuera del PRD, además, no fueron pocas las ocasiones en las que la polémica Robles apoyó a candidatos competidores del PRD, a través de la empresa Sostén, en la que también participaban María de las Heras (qepd), Ana Vázquez Colmenares y, entre otras, Margarita Jiménez Urraca.
Lo peor, empero, lo que más debe haber molestado a los perredistas –ahí sí, sin diferencia de “tribu”– fue su asociación con Manuel Espino, el ex dirigente panista, para formar una agrupación denominada Concertación Mexicana, principalmente para apoyar al entonces precandidato a la Presidencia Enrique Peña Nieto.
Muchos, pues, los agravios que de parte de Rosario Robles deben sentir los perredistas.
Y por tal fue que ayer se lanzaron todavía más lejos que el PAN, partido que inicialmente denunció el uso de los recursos de los contribuyentes, aplicados a programas asistencialistas, para favorecer al PRI en las elecciones: presentaron una denuncia penal en contra de Robles ante la PGR que, esperan, tenga respuesta en un par de semanas.
¿“No te preocupes, Rosario?” ¿De veras? ¿No estarán cargados los dados para que se vaya? ¿Por eso la docilidad del PRD ante Los Pinos?
Índice Flamígero: En Ensenada, este domingo, el dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática Jesús Zambrano y Luis Felipe Bravo Mena ex dirigente nacional panista, calificaron de “genético y desesperado”, el posible desvío de recursos por parte del Congreso de Baja California a favor del candidato del PRI a la gubernatura de Baja California, Fernando Castro Trenti, y pidieron se aplique en la entidad el adenda del Pacto por México. Esto después de haber escuchado una grabación a su arribo a Tijuana, donde se oyen las voces de Enrique Acosta Fregoso, un político priísta cachanilla, y José Ramón Martell López Portillo, ex diputado federal y hasta hace poco miembro del gabinete ampliado peñanietista.
— pues si dn Paco, puritito “odio jarocho”. fichas de cambio me imagino; el PAN demandando en defensa del estado laico, habrase visto!!! con tanta mugre q ocultar, digo me cayera el dinero aunq me enmugrara!!! fichas de cambio.