Claudia Rodríguez
No hay incongruencia en el compromiso amplio de campaña y una vez que tomó posesión, el ya presidente de México Andrés Manuel López Obrador, sobre para quienes gobernaría en principio, y para quienes gobernará de acuerdo a sus líneas de acción, apenas enunciadas en cien puntos, durante su toma de posesión en el Congreso mexicano.
“Primero los pobres” antes y ahora ha dicho López Obrador, pero hasta ahora, pero se ha olvidó el sábado primero de diciembre del presente, en concretar sus enfoques puntuales hacia la clase media cada vez más pauperizada y en quien el fisco tiene su mayor base recaudadora de impuestos. Los “clase medieros”, si acaso de manera indirecta tendrán el beneficio de no al aumento de los impuestos y los combustibles más allá de la inflación, como sentenció Andrés Manuel.
No obstante, no se habría de soslayar, que la mayoría de los 30 millones de votos para él sufragados el pasado primero de julio, provinieron de ciudadanos con mayor grado de instrucción y a la vez ingresos dentro la atrapada clase media.
Los profesionistas, y quienes aspiran serlo, así como quienes tienen pequeñas empresas o trabajan de manera independiente, hoy en un gran porcentaje, decidieron jugársela por Andrés Manuel López Obrador, y aún falta el eco hacia ellos del presente Gobierno.
Por supuesto que se comparte, que en un país en donde casi 70 millones de mexicanos –de todas las edades y sexo–, que se encuentran sumidos en la pobreza, deben ser atendidos de manera inmediata. Pensar lo contrario, además de hostil, sería equivocado.
Más si algo hizo ruido desde la sociedad al anterior Gobierno, fue el activismo en las redes sociales y otros foros, de quienes están más allá de las clases desposeídas de nuestro México.
Esto debe ser un pastel en donde todos seamos importantes para quienes tienen el poder político y en razón de la Administración Pública, también económico.
Pero si algo hay que corregir para quienes más tributan, es la famosa Reforma Fiscal, que como se ha enunciado en este espacio, hace pagar más impuestos a los que menos ganan, en tanto, quienes más ganancias obtienen, en proporción tributan en menor rango.
Quizá los voraces impuestos, fue uno de los factores que resto puntos a Enrique Peña Nieto. Irrita que un gran porcentaje de lo recaudado haya terminado en los bolsillos de unos cuantos y no en más educación, salud y oportunidades de empleo decorosamente remunerados.
Todavía hay tiempo, presidente López Obrador.
Acta Divina… En épocas de campaña electoral, el ahora presidente de México, delineó en varias ocasiones el decálogo de acciones de Gobierno para la clase media.
Para advertir… Menos pobres, más clase media.
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