SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez
México a lo largo de la historia ha enfrentado desafíos significativos en términos de desarrollo social y económico, por lo cual el gobierno mexicano ha implementado una serie de programas sociales destinados a mejorar las condiciones de vida de la población, especialmente a los sectores más vulnerables.
Estos programas abarcan la salud, la educación, la alimentación y la vivienda, con la intención de reducir la desigualdad y promover el bienestar.
Los programas sociales no nacieron en este siglo, ni son creación de este gobierno, tienen sus orígenes en 1943, cuando el presidente Manuel Ávila Camacho creó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y posteriormente en 1959 el presidente Adolfo López Mateos creó el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que vinieron a resolver el grave problema de salud se los trabajadores tanto de la iniciativa privada como del gobierno.
Posteriormente en 1972, el presidente Luis Echeverría Álvarez fundó el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT) para darle solución al problema de la vivienda en el país.
En 1988 el presidente Carlos Salinas de Gortari creó el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) que fue concebido para atender la mayor cantidad de problemas sociales como son la salud, la educación, la educación, la vivienda, equipamiento urbano (agua, drenaje, pavimento, electricidad y acceso al empleo).
También durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se creó el Programa de Apoyos Directos al Campo (PROCAMPO), que se mantuvo por 25 años durante los gobiernos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y hasta Enrique Peña, que tenía como finalidad complementar el ingreso económico de los productores del campo, ya sea para autoconsumo o abastecimiento, contribuyendo a su crecimiento individual, lo mismo que para incentivar la producción de cultivos, especialmente el maíz.
En 1997 el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León creó el Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA), que representó una nueva manera de hacer política social, que sirvió como ejemplo a otros países en el mundo.
En 2002 el presidente Vicente Fox Quesada transformó el programa PROGRESA creado por Zedillo y lo convirtió en Oportunidades, con el fin de proporcionar transferencias monetarias condicionadas a familias en situación de pobreza.
Posteriormente en 2014 el presidente Enrique Peña Nieto lo transformaría en el Programa de Inclusión Social (PROSPERA), cuyo objetivo fue articular y coordinar la oferta institucional de programas y acciones de política social, incluyendo la relacionadas con el fomento productivo.
Durante el sexenio de Vicente Fox se puso en marcha el programa de pensión para adultos mayores llamado 70 y Más, aun cuando posteriormente se ha ido reduciendo la edad que actualmente es de 65 y más.
De manera que los programas sociales no son una novedad implementada por el actual gobierno, que, si bien ha transformado las reglas y ha hecho cambio de nombres, sigue con la política de aumentar la cobertura, por lo que actualmente se operan los siguientes programas:
Becas para el Bienestar Benito Juárez que pretenden apoyar a estudiantes de bajos recursos para que no abandonen los estudios.
Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, que proporciona una pensión a los mayores de 65 años.
Jóvenes Construyendo el Futuro, que se destina a jóvenes que no estudian ni trabajan, por lo que se les ofrece capacitación en empresas e instituciones.
Sembrando Vida que está enfocado a revitalizar el campo sembrando árboles frutales y maderables.
LOS PROGRAMAS SOCIALES NO PUEDEN DESAPARECER
Aun cuando ha corrido el rumor en este proceso electoral de que con el cambio de partido en el gobierno desaparecerán los programas sociales, esto carece de fundamento, toda vez que por ley no podrían desaparecer, si acaso les cambiarán de nombre o reducirán la edad para los adultos mayores, pero seguirán vigentes gane quien gane la elección.
A lo largo de la historia, desde el siglo pasado, los programas sociales en México han tenido un impacto significativo en la reducción de la pobreza y en el acceso a los servicios de salud y educación, aun cuando la calidad de los servicios haya sido ineficiente y se requiere reforzar los recursos y presupuesto para ofrecer a la población una mejor atención y que realmente logren alcanzar el bienestar.
Durante mucho tiempo los programas sociales han representado un esfuerzo de todos los gobiernos, sean del partido que sea, destinado a promover el bienestar y la equidad en el territorio nacional, por lo que es importante que sigan actualizando dichos programas, fortaleciendo sus planes con eficacia y transparencia.
Todos los candidatos que participan en esta elección presidencial han afirmado que continuarán apoyando los programas sociales, porque así lo marca la constitución y porque es un derecho que se han ganado todos los mexicanos. La lucha contra la pobreza y la desigualdad no debe parar, es un compromiso de todos, la sociedad mexicana así lo exige y los candidatos así lo entienden.