En opinión de Héctor Calderón Hallal
Por enésima ocasión sale el Presidente de México como cada mañana a hacer frente a un ejercicio del cual ya no nos queda claro si le sigue resultando útil o, quizá, un verdadero lastre.
Este miércoles 9 de marzo, salió más orondo y pundonoroso que de costumbre, como pretendiendo minimizar la afrenta por las críticas a su ‘apanicada’ defensa ‘de su domicilio’, de las protestas femeniles de la tarde anterior.
O tal vez para dispersar cualquier interés de los reporteros asistentes a su conferencia ´mañanera’, convertida ya en la instancia de despacho de los asuntos públicos, la falta de inversión en en el plano de la prevención para la seguridad sobre el aterrador ‘fusilamiento’ de por lo menos diecisiete individuos, vídeograbados por los mismos vecinos en el lugar donde se celebraba un funeral en el estado de Michoacán y a donde la fuerza pública no llegó sino varias hioras despupés, una vez que se habrían borrado evidencias, indicios y pruebas de la comisión delictuosa de los hechos.
O probablemente, por los cuestionamientos sobre los audios filtrados a la opinión pública que revelan probable corrupción o ejercicio indebido de la función pública, de parte de su Fiscal General ‘Autónomo’.
O por la presión ciudadana sobre los deplorabes hechos del Estadio ‘La Corregidora’ de Querétaro, el sábado;…
O inclusive quizá, sobre el aun ‘no aclarado ni desmentido’ asunto del probable conflicto de interés en el expediente de ‘La Casa Gris’ de Houston, que involucra a su primogénito…
El caso es que sus muy álgidos asesores, ya lo convencieron de que lo único que debe de importarle en la esencia de sus mensajes en adelante, debe ser la defensa de su proyecto y el manejo de una línea discursiva que solo reconozca a sus correligionarios políticos y a quienes defiendan su proyecto, buscando repetir los triunfos del 2018 y perpetuarse en el poder como opción electoral.
Una nueva etapa de dominio pleno del poder y de consolidación como la nueva oligarquía política y financiera de este país, repitiendo el esquema de lo que precisamente tanto “combatieron y señalaron del pasado reciente”.
En su lógica entonces, lo único que estuvo mal de la época del ‘prianismo’ y toda estirpe de gente aparecida súbitamente, en todos esos años de injusticia social y ‘neoliberalismo’ fue que hayan sido los prianistas y no ellos los privilegiados.
Orondo y con mucho ‘pundonor’, el casi septuagenario mandatario salió a redondear su faena discursiva de la mañana con un par de consignas, sólo dignas de diana musical con la banda del poblado en la plazuela: “¡Prohibido prohibir!”… “¡Hay que seguir moralizando!”.
“¡Prohibido prohibir!”… menudo eslogan publicitario de campaña para reelegirse como Presidente de la sociedad de alumnos de la Secundaria General Diurna número 3 y no propio de un Presidente de la República… semejante aberración lingüística, donde una libertad empieza a partir de una… “¿prohibición?”.
Burda réplica o mala adaptación de la filosofía de fines de los años sesentas, hace más de 50 años, de la que él pudo haber abrevado algo, pero que representó –por la época y por la propia semiótica de la historia- una cosa muy distinta a lo que él, como Presidente de México en 2022 representa formal y legalmente en la actualidad.
Frase manoseada y hasta prostituída en los afanes comerciales, a partir de la llamada ‘Primavera de Praga’ o el ‘Mayo de París’ en el año de 1968, que fue determinante también para los lamentables hechos del otoño aquel de ese mismo año en nuestro país, en los albores de la celebración olímpica; mediante el cual sintetizaban con un esnobismo aquellos jóvenes inconformes el rechazo a la autoridad y, particularmente, a la vocación represora del Estado; y ahí es donde radica el equívoco del actual Presidente de México, porque su responsabilidad no es reprimir, sino velar porque se cumplan ahora efectivamente aquellas prohibiciones que están contenidas o implícitas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y que son por demás, muy numerosas.
Verbigracia:
En México, está prohibido esclavizar y discriminar y la redacción constitucional es bastante clara al respecto: Artículo Primero, párrafo Cuarto: “está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos”; y en su párrafo quinto, dice: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias…”, por ejemplo.
También están prohibidas la práctica de la tortura: El artículo 17 de nuestro texto constitucional establece que están prohibidas las costas judiciales. Asimismo, en el Apartado B del Artículo 20, se establece la prohibición de la tortura, incomunicación o intimidación de las personas imputadas de la comisión de delitos; y de igual forma, en el artículo 22 se establece que “quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualquiera otras penas inusitadas y trascendentales”; mientras que en el artículo 23 se prohíbe de la práctica de “absolver de la instancia” en los procesos judiciales; también como ejemplo.
También se prohibe el trabajo infantil: En el artículo 123 se establece la prohibición de los trabajos insalubres, o peligrosas, el trabajo industrial nocturno y todo otro trabajo, después de las 22 horas, para menores de 16 años; y en la fracción II se establece la prohibición del trabajo de menores de 15 años.
Igualmente la existencia de los latifundios, los monopolios comerciales o de servicio; el uso de recuroso públicos para recolectar firmas en una consulta para la revocación de mandato; y hasta la militancia forzada en un partido político por parte de agrupaciones gremiales: “El artículo 27 establece la prohibición de los latifundios; en el artículo 28 se prohíben los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos, las condonaciones y exenciones de impuestos. En el artículo 35, en lo relativo al tema de la revocación de mandato, dice: “Queda prohibido el uso de recursos públicos para la recolección de firmas”; y en el artículo 41 se establece la prohibición de la participación de agrupaciones gremiales para forzar a personas a militar en partidos políticos; así como la contratación de mensajes políticos, en el territorio nacional, contratados en el extranjero…”, también como claros ejemplos.
Y desde luego, también está prohibida la comisión de conductas calificadas como típicas en un código, denominado Penal Único para todo el país desde hace algunos años; tales son: el homicidio, en cualquiera de sus formalidades por razón de la intencionalidad, participación y culpabilidad. El robo, igualmente en sus diferentes modalidades y grados de participación.
Definitivamente, hay prohibiciones que a su ausencia, los derechos humanos podrían violentarse gravemente; y otras, a su inexistencia, la vida misma estaría en juego.
El Estado moderno no podría prescindir de la figura restrictiva legal en nuestyros días.
De tal forma que, el grito de guerra dado por Andrés Manuel ayer miércoles y en febrero 10 en que sacó a relucir la frase por primerao segunda vez, está muy mal calculado:
Es más que una provocación.
Es una excitativa al pueblo ignorante y bronco que aun queda en este país y en porcentajes que como se ve, le disputan mayoría al pueblo que sí está sujeto a la normatividad y a la obligación fiscal, para que haga y deshaga.
Es un permiso a la turbamulta y a la desobediencia, materialmente. Que no se queje nadie del Gobierno después de esta irresponsabilidad verborréica del presidente, porque aunada a la inaccción y a la ineficiencia que han mostrado como gobierno en estos más de 3 años, la única señala que le mandan a ese ‘pueblo bueno y sabio’ que dicen controlar es la de : “Hagan lo que les venga en gana, finalmente no hay ley ni ordenamiento suficientemente obligatorio para que el Gobierno los someta”.
Y es que en México, quizá a propósito de esa actitud del gobierno de ignorar la legalidad, la norma como tal está vigente, de subestimar el derecho en términos generales, es que la violencia extrema se nos ha vuelto paisaje común.
La semana pasada de ‘fusilamiento’ a por lo menos 17 personas en Michoacán, el sacrificio del sexto o séptimo periodista en lo que va del año; se encontró el cuerpo de un legisladro local (“El Mijis”) calcinado –sin conocerse aun las causas- y ahora los lamentables hechos en el partido de Querétaro.
Se puede decir entonces, que los mexicanos somos presa ya de las violencias -en plural- que penetran en todos los espacios: en la casa, la calle, la escuela, el transporte, el trabajo, el estadio…de modo que parece que a los mexicanos no nos queda ya un lugar seguro para refugiarnos.
¿Es esa la verdadera transformación prometida, Señor Presidente?
¿Y a cuál moralización alude Usted a seguir en lo sucesivo?
¿La de la honradez en los negocios que poseen o practican los familiares directos de políticos y altos empresarios, vinculados por las ínfluencias y los privilegios’ como en el pasado reciente?
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Autor: Héctor Calderón Hallal
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